Mar del Plata también celebró al Señor y a la Virgen del Milagro
Se les atribuye la protección del pueblo de Esteco (Salta), quienes los veneraron a raíz de los terremotos de 1692. En la actualidad, la festividad es una de las más importantes de esa provincia.
La Parroquia Cristo Rey celebró ayer la festividad del Señor y la Virgen del Milagro, con una misa, posterior procesión y renovación del "pacto de fidelidad" tanto al Santo como a la Virgen.
Las actividades estuvieron encabezadas por el obispo diocesano, Juan Alberto Puiggari, en la parroquia a cargo del padre Walter Mario Ricardo Pereyra.
La ciudad concretó de esta manera -y luego de la novena pertinente- un homenaje a estas divinidades, que son veneradísimas en Salta, donde se les atribuye la protección del pueblo. Dicen que desde que el pueblo de Esteco comenzó a honrarlos no hubo más terremotos.
Fray Francisco de Victoria, quien había sido obispo de Tucumán, mandó desde España, en barco, dos cajones para América: uno con la imagen de la Virgen del Rosario para Córdoba, y otra con el Señor Crucificado para la Iglesia Matriz de Salta. No se sabe cómo, los dos cajones son avistados en el mar, cerca del Puerto El Callao (Perú). Nunca se supo del navío que las traía ni de su tripulación. Las imágenes fueron trasladadas a Lima en procesión. "Se dice que allí fueron veneradas por tres santos: Santa Rosa de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo y San Martín de Porres" contó el párroco Pereyra a LA CAPITAL.
Luego, las autoridades decidieron cumplir con la voluntad del obispo Fray Francisco de Victoria, haciendo llevar las imágenes a sus respectivos destinos: Salta y Córdoba.
En Salta, autoridades civiles, militares y eclesiásticas prepararon una improvisada bienvenida con un oficio religioso ubicaron la imagen del Cristo Crucificado en el Altar de las Animas. Corría el mes de septiembre de 1592.
La comitiva siguió con la Virgen -actualmente patrona de la ciudad- a Córdoba, dejándola en el Convento de los Padres Dominicanos.
En Salta, en tanto, la imagen del Señor del Milagro queda abandonado sin ningún recuerdo especial, por 100 años, recordó el párroco de Cristo Rey.
Cuenta la historia que una imagen de la Pura y Limpia Concepción, ya estaba en Salta y pertenecía a una familia que celebraba la fiesta de la Natividad de la Virgen María (8 de septiembre) llevando a la divinidad a la Iglesia Matriz. Allí estaban el Señor y la Virgen, cuando comenzaron los terremotos del 13 de septiembre de 1692, en Esteco, centro geográfico y comercial de la provincia. La ciudad quedó totalmente arruinada.
De todas formas, fueron rápidamente visibles los signos de la protección del Señor y la Virgen sobre la ciudad de Salta. La gente, desolada, se dirigió hacia la plaza y algunos entraron a la Iglesia Matriz para sacar el Santísimo Sacramento y se hizo luego una procesión alrededor de la plaza.
Quienes entraron, delante del Tabernáculo pudieron observar la imagen de la Pura y Limpia Concepción, caída pero intacta, en actitud suplicante. Su corona real, al pie del Sagrario como pidiendo perdón por el olvido en que había caído el señor de los milagros. Dicen que el rostro de la imagen cambiaba de colores.
Mientras se instalaba la Imagen de la Virgen en el Atrio se comenzó la Predicación de la Palabra, el llamado a Penitencia y se administraba la Confesión para la Santa Misa. Pero los temblores no cesaban.
Uno de los Padres de la Compañía de Jesús, el padre José Carrión, afligido por la situación "sintió una voz que le decía que había que sacar en procesión al Santo Cristo, abandonado", que de esa forma cesarían los terremotos.
El pueblo acudió al Templo, con antorchas encendidas, las campanas llamaron a penitencia, invitando a la primera procesión, a la cual acudió una multitud.
En 1902, a pedido del obispo de Salta, monseñor Matías Linares, el papa León XIII concede la Coronación Pontificia de la Virgen del Milagro, y el 13 de septiembre en presencia de los obispos argentinos se corona al Señor y la Virgen del Milagro.
Como testimonio de gratitud por los milagros realizados en los terremotos de septiembre de 1992 -cuenta la historia que cientos de pobladores se refugiaron en la iglesia y fueron protegidos por el Señor y la Virgen-, la festividad del Señor y la Virgen del Milagro se solemniza anualmente desde entonces.
