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10-12-2009

Claudio Montaldo es un conocido consignatario de hacienda de General Madariaga, quien por un error de cálculos cayó en las redes de una estafa millonaria y estuvo a punto de perderlo todo. Sin embargo, optó por no evadir sus responsabilidades financieras

e esta manera, tras hacerse cargo de una crisis que él mismo generó involuntariamente, en la actualidad cuenta con un presente de bienestar económico; al tiempo que su empresa multiplicó su crecimiento. Pero Montaldo no se conformó y escribió un nuevo capítulo de esta historia personal. Sucede que hace poco tiempo se le ocurrió relatar su experiencia con el objetivo de tenderles una mano a quienes

ue así que junto con la escritora y periodista Silvia Puente, recientemente publicó el libro ?Dar de nuevo? (editorial Planeta), que será presentado esta noche -a las 20- , en la Casa de la Cultura de General Madariaga.

Los hechos

En el negocio de la compra-venta de ganado los tratos suelen ser de palabra. Pero si un frigorífico no paga, el consignatario se hace cargo frente a sus proveedores. En 1996 a Claudio Montaldo le sucedió eso: un frigorífico dejó de pagarle por una cantidad enorme de cabezas y él se encontró como único responsable frente a los dueños de la hacienda. Al principio se sintió desesperar, aunque nunca pensó en matarse, tal como lo había hecho su padre por cuestiones similares. Eligió dar pelea. Con el apoyo de su mujer, amigos, empleados y algunos clientes fue honrando las deudas y logró recuperar la empresa. Previamente dio la cara ante cada uno de sus acreedores, vendió todo lo que poseía y redujo sus gastos a la mínima expresión. Se capacitó y superó la crisis.

Al respecto, el protagonista de esta historia comentó a LA CAPITAL que ?el motivo fundamental del libro fue que hace tres años en un diario nacional me hicieron una nota y surgieron grandes repercusiones a través de las cartas de lectores. Entonces me puse a pensar que algo debería hacer. Luego, lo que me terminó de convencer fue una señora de 9 de Julio que vino a decirme que gracias a esa nota había tomada fuerza para recuperar la casa en la que vivía junto a sus hijas?.

?Sin embargo -continuó- yo soy consignatario y nada tengo ver con el mundo de las letras; por esos me incomodaba tener las ganas de transmitir mi experiencia pero no podía escribirla. Así fue di con Silvia (Puente) quien fue quien lo redactó?.

En cuanto a lo sucedido, Montaldo señaló que ?a 15 años de haber vivido esta situación, uno puede mirar las cosas de manera diferente. Creo que la capacidad de trabajo y ser un buen vendedor no son sólo las necesarias para tener una empresa. Creo que hay que contar con más cosas porque en realidad la empresa me estaba manejando a mí. Por eso, sin capacitación suficiente el emprendimiento termina teniendo problemas. Y eso me ocurrió, me equivoqué y termine adjudicándole un crédito a quien no correspondía?.

Hacerse cargo

En cuanto a las responsabilidades y las consecuencias del accionar individual, el consignatario consideró que ?los argentinos siempre le echamos la culpa los gobiernos de turno, cuando toda la vida hemos vivido crisis. Entonces hay que hacerse argo que las crisis las provocamos nosotros mismos porque es el camino equivocado no reconocer nuestros propios errores. Fue esa la razón por la que tuve que enfrentarme ante mis clientes?.

Tras comentar que lo primero que tuvo que hacer fue desprenderse de todos sus bienes, Montaldo destacó que "el apoyo de Ana, mi mujer, fue fundamental, como también lo fue Carlos, mi mano derecha en la empresa. Ellos fueron muy importantes y a ellos se le sumó la energía positiva y la comprensión de mis clientes que entendieron que yo había cometido un error y fui estafado".

"Yo podría haberme borrado, pero el valor de la palabra y el compromiso que eso genera es irrenunciable. Por eso sabía que la parte económica y material se podía porque así lo había prometido", remarcó.

En el mismo sentido, el consignatario de hacienda sostuvo que su trabajo "depende de la palabra y estoy en un sector donde eso es el principal valor. Es lo que aprendí de mi familia y estaba nuestro nombre en juego, entonces no podía aflojar".

Cabe mencionar que cuando quedó en medio de esta situación, Montaldo comenzó a explicarles uno a uno lo que le había sucedido y a pedir plazos para poder saldar las deudas con los productores ganaderos.

Al modo de experiencia, reflexionó que "muchas veces les pedimos a las personas que den la cara, pero fue ahí que descubrí cuánto duele hacerlo. Cuando veía a cada cliente era durísimo. Dar la cara duele, encima yo vivo en una comunidad muy chica y eso había una exposición muy fuerte; no es como en las grandes ciudades donde la gente se puede borrar cambiando de domicilio y número telefónico".

Sin embargo aclaró que "nunca existió la duda de lo que tenía que hacer porque no tenemos otra manera de pensar. Mi trabajo con la hacienda se fundamenta en el compromiso, ese es mi capital".

Por otra parte, recordó aquellas noches de desvelo, pero "la depresión era un lujo muy caro que no me podía dar".

"Además -continuó- el suicidio de mi padre fue un ejemplo de lo que uno no debe hacer en la adversidad y eso me alertó que tenía que luchar".

"Tengo cuatro hijos y una esposa maravillosa. Cuento con amigos geniales y clientes que comprendieron que no me quedé con lo de ellos, sino que me habían estafado. Además los nuevos clientes vieron mi espíritu de lucha y se sumaron, lo que llevó a la empresa a multiplicar las ventas".

Por último, Claudio Montaldo indicó que "nuestra empresa creció mucho a partir de todos los que la integramos. Hoy la firma tiene 27 años y aprendí que se debe trabajar desde su nombre y no desde lo material".

"Por eso, ante lo peor de las quiebras aconsejo no suicidarse, sino hacer valer el nombre; porque empezar de nuevo se puede", concluyó.