El seibo, flor nacional y símbolo de fecundidad
Se trata de uno de los ejemplares más bellos de la biodiversidad presente en el territorio bonaerense, específicamente en toda la zona de la ribera del río de la Plata.
por Mario Alfredo Galetti y Carlos Alberto Esparrach (*)
La flora forestal autóctona de la provincia de Buenos Aires se jerarquiza con la presencia de especies de gran valor ornamental que contribuyen a que la naturaleza de la región, éste llena de panoramas y motivaciones tan distintas y atrayentes. El resultado final de esta biodiversidad es un maravilloso equilibrio que es preciso conocer, para luego amarlo y protegerlo como algo muy preciado de nuestra tierra.
El nombre científico del seibo es: Erythrina crista galli. Se llama así porque sus hermosas flores forman largos racimos terminales, que llaman la atención por su color rojo carmín que se asemejan a la cresta de un gallo, razón por la cual el naturalista Carlos Linneo le dio ese nombre específico. Su nombre genérico Erythrina es de origen griego de la voz "erythros" que significa rojo.
¿Seibo o ceibo?
Según la Academia Argentina de Letras que se ocupo del tema, dice: "Puede afirmarse que las dos grafías, seibo y ceibo, son correctas, pero es preferible la primera porque permite distinguir la Erythina Crista galli de la Bombax Ceiba u otros similares, lo que da mayor precisión al lenguaje y porque concuerda con el uso predominante entre nuestros naturalistas del estuario". Por lo tanto, es preferible "seibo".
La flor de seibo fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo de la Nación Nº 138.474 del 2 de diciembre de 1942. La resolución del Gobierno aprobó lo actuado por una comisión especial designada al efecto, la que en un intenso e interesante informe, aconsejó la adopción en forma oficial de la flor mencionada.
Ubicación geográfica y hábitat
Su área natural de dispersión es muy amplia, en nuestro país le hallamos desde la frontera norte hasta el N.E. de la provincia de Buenos Aires. Es una especie característica de la formación denominada Bosques en Galería la cual se extiende a lo largo de los ríos Paraná, Uruguay, Paraguay y sus afluentes, siendo su representación más austral, la selva de Punta Lara, en las cercanías de la ciudad de La Plata, así lo encontramos en forma natural en la provincia de Buenos Aires desde San Nicolás hasta Magdalena en forma continua en la ribera del Río de la Plata.
El seibo es un elemento muy importante en el levantamiento y consolidación de las islas del Paraná. La mayor utilidad que presta es la de ser una planta ornamental por sus hermosas flores.
La leyenda de la flor del seibo
Según cuenta la leyenda la flor del seibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera, después de un cruento combate entre su tribu y los conquistadores españoles. Por haber matado un soldado la juzgaron con severidad, debía morir en la hoguera. Y la sentencia se cumplió. Durante la ejecución, Anahí comenzó de pronto a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir. Su voz dulcísima estremeció la noche. La luz del nuevo día pareció responder a su llamado. El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña, pero bellas como su alma apasionadamente enamorada de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido. Así nació el seibo y su flor encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe. Su color rojo escarlata representa el símbolo de la fecundidad de nuestro país.
(*): Ingenieros forestal y agrónomo, respectivamente. Especial para LA CAPITAL.
