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20-03-2010

En dos años, los balnearios del sur arrasados por el mar tendrán entre 50 y 70 metros de playa

Son los que están entre la zona de Los Acantilados y La Serena. En dos meses, empezarán las obras que se extenderán por un kilómetro. El objetivo es recuperar los balnearios que fueron devastados por el avance del agua y así devolverles a los barrios la actividad económica durante la temporada.

En 1997, el mar dio el primer aviso: en plena temporada, una sudestada arrasó con las carpas de dos balnearios. A partir de ahí, no paró: en más de una década, la erosión costera hizo desaparecer todas playas ubicadas entre Los Acantilados y La Serena, en el sur de la ciudad. Y no sólo perdieron los empresarios: por el avance del agua, ya no van turistas y a los vecinos les cuesta cada vez más alquilar sus casas durante el verano.

Ahora, después de trece años de protestas, los comerciantes, los vecinos y los turistas tienen una esperanza para que la zona renazca: la Municipalidad anunció que en aproximadamente dos meses comenzarán las obras que prometen recuperar entre 50 y 70 metros de playa en sólo dos años. "La temporada que viene recién se van a empezar a ver los primeros resultados", le adelantó a LA CAPITAL, Manuel Regidor, director del Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur).

Las obras se harán en las playas del sur de la ciudad y se extenderán por un kilómetro, en la zona ubicada entre Los Acantilados y La Serena, donde el mar arrasó con la arena y provocó la desaparición de las playas. "Por acá ya no vienen turistas", contó Esteban Galera, dueño del balneario Acantilados.

Según lo acordado, la obra costará 43 millones de pesos y se construirán siete rompeolas a 250 metros de la costa (ver gráfico). Es decir: a diferencia de las tradicionales escolleras en forma de T, los rompeolas de 70 metros de longitud estarán paralelos a la costa y no tendrán contacto con la playa. Su objetivo es que las olas pierdan potencia antes de llegar a la orilla y así el mar no avanzará tanto.

"Estas obras son neutras respecto a la deriva del litoral. Esto significa que no retienen arena, están proyectadas para que no interrumpan la deriva desde el sur hacia el norte. Así, la obra no provocará erosión en otros sectores", explicó Regidor.

En tanto, las playas se recuperarán transportando 250 mil toneladas de arena. Según los especialistas, esa cantidad servirá para que dentro de dos años -cuando terminen los trabajos-, las playas tengan entre 50 y 70 metros de arena.

"Los resultados se van a ver paulatinamente porque a medida que se vayan terminando los rompeolas se irá poniendo la arena. La idea es que se puedan notar los progresos mientras avanza la obra", detalló Regidor.

Los trabajos en la playa comenzará dentro de dos meses. Y se prevé que en principio le darán trabajo a 60 personas, aunque esa cantidad se duplicará cuando la arena empiece a ser transportada en camiones hasta la playa.

Cuando las obras estén terminadas, se recuperarán los balnearios y también el espacio destinado a la playa pública.

"Será muy importante porque se recuperará la actividad turística que le devolverá a ese sector la actividad económica que se fue perdiendo desde que no tienen la fuerte atracción de la playa", destacó Regidor. Y amplió: "También se recuperará el valor de todos los bienes que están en el sector sur de la ciudad. Las casas dejaron de alquilarse y con estas obras seguramente volverán los turistas".

Además de los siete rompeolas y el transporte de las más de 200 mil toneladas de arena, la obra contempla la construcción de un arrecife artificial.

La historia de la gestión

La gestión para que las obras se hicieran en las playas del sur de la ciudad comenzó en el 2004 cuando los vecinos y comerciantes empezaron a hacer sus primeras movilizaciones para quejarse por el avance de la erosión costera, que ya había hecho desaparecer varios balnearios y amenazaba con arrasar toda la zona.

Después de varias negociaciones, la Municipalidad y la provincia anunciaron la concreción del proyecto con fondos aportados por el Gobierno Nacional. Pero la licitación fracasó y el proyecto se demoró. Cuando asumió, el intendente Gustavo Pulti buscó reflotar la obra pero se encontró con que una organización de surfistas había presentado un recurso de amparo para que en lugar de rompeolas se hicieran arrecifes sumergidos. "Ninguna de las empresas oferentes ofreció esta posibilidad porque, entre distintas razones, no estaba garantizada la estabilidad estructural de estos arrecifes", explicó Regidor.

Posteriormente, esa organización llevó un reclamo a la Organización Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS) para objetar el proyecto y recién después llegó la aprobación de la OPDS al comprobar que no había riesgo de impacto ambiental negativo. "El dictamen de ese organismo indica que debemos proyectar y ejecutar uno de estos arrecifes, lo que va a permitir que ingrese una nueva tecnología y hacer una prueba con ese funcionamiento que hasta el momento no tenemos como experiencia en la Argentina", detalló Regidor.

En ese contexto, la aprobación del proyecto definitivo la dio Hidráulica de la Provincia. Con el respaldo conseguido, el intendente se reunió la semana pasada en la sede del Ministerio de Planificación Federal con el subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación Fabián López y la directora de Proyectos y Obras Hídricas, Iris Josch. En ese encuentro se firmó la resolución a través de la que ya están disponibles los 43 millones de pesos necesarios para llevar adelante las obras.

El convenio habilita a la contratación de los trabajos para que el Ministerio de Infraestructura financie las tareas de defensa costera. Regidor advirtió que esta obra incluye como obligación del contratista un proyecto ejecutivo que se ajuste al anteproyecto que ya fue aprobado por la Dirección de Hidráulica, por lo que "eso lleva un pequeño tiempo". Lo concreto es que la obra está en condiciones de hacerse y ya se notificó a la empresa como para que comience la presentación de todas las garantías para ir avanzando.

Una zona que no resiste más sudestadas

En Los Acantilados, los empresarios, los trabajadores y los vecinos ya no resisten más sudestadas. Es que por la furia del mar, los balnearios fueron desapareciendo y el barrio fue perdiendo actividad económica.

"Hablo con los turistas que antes alquilaban carpa en mi balneario y me cuentan que ya ni siquiera vienen a Mar del Plata. Además de afectar a esta parte de la costa, la erosión perjudica a la ciudad", le contó a LA CAPITAL, Esteban Galera, un empresario de la zona que perdió todas sus carpas por el avance del mar. No es el único perjudicado: al no haber playa, los turista ya no alquilan casas en esos barrios.

Los problemas con el mar comenzaron en 1997. La semana pasada fue el último: una sudestada rompió desde decks de madera hasta una escalera de hormigón que estaba en el lugar hace 25 años. "No quiero ser pesimista, pero creo que hay que esperar hasta que los primeros rompeolas estén terminados para ver si puede resistir la corriente submarina del mar, que en esta zona es tremenda", explicó Galera.