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24-07-2010

Ciudad de los muertos, espejo de los vivos

La historiadora dolorense Verónica Meo Laos propone revalorizar el cementerio como espacio de memoria. Un recorrido que da testimonios de culturas y élites.

por Gabriela Urrutibehety

DOLORES (Corresponsal).- La ciudad de los muertos reproduce la ciudad de los vivos: sus relaciones, sus jerarquías, sus órdenes sociales son equiparables para una mirada atenta. Desde esta premisa, la investigadora dolorense Verónica Meo Laos propone un recorrido diferente por el cementerio local para rescatar la memoria de una ciudad.

- ¿Por qué estudiar un cementerio?

- Es importantísimo porque la historia de un pueblo está en el cementerio. Allí están las tensiones sociales, las prácticas, los ritos, la diversidad cultural y las minorías.

Dolores es una ciudad bellísima y fue una utopía anterior a la construcción de La Plata. Los que encabezaron la utopía de fines del XIX y principios del XX creyeron que iba a ser una ciudad faro de la cultura y el cementerio preserva las huellas

- ¿Cuáles son los elementos de ese análisis?

- Me importa básicamente el retraimiento de las viejas élites anteriores al advenimiento de las masas posterior a la Segunda Guerra Mundial. Todas esas huellas están en el cementerio.

- ¿Por ejemplo?

- La calle de las élites es la calle principal, ahí están todos los que fueron héroes de Dolores: Quadri, Luro, Oyanart. También la plaza y allí está Negri, de la revuelta radical de 1893.

A mí me interesa la sectorización del cementerio como "ciudad de los muertos", que reproduce las tensiones sociales que están en la ciudad de los vivos, con barrios de élites frente al sector de los nichos, que es el de los estratos medios y populares. Este último, curiosamente -o no- es el más luminoso, el más colorido, porque es el que está más visitado. El de las viejas élites, desde lo arquitectónico, quizás es el más opulento, pero está solo. Visualmente, el más vivo, el que tiene más huellas de los vivos por las flores, es el de las clases medias y populares. Esto también es importantísimo para otro tipo de análisis, más antropológico, como es el de las prácticas funerarias y los ritos, o el de la iconografía.

- ¿Cuál fue el proyecto de esas viejas élites?

- Estas élites pensaron la utopía de Dolores como ciudad-faro al sudeste de la provincia de Buenos Aires. La pensaron como faro de la cultura: en el libro del centenario de Dolores de 1818, están todos esos prohombres que encaraban la modernización. Y son los que están en estas bóvedas lujosas, pero solas.

Todo esto da cuenta de élites similares a las que modernizaron la ciudad de Buenos Aires, pero que se retrajeron y, con el advenimiento de las nuevas élites, perdieron el poder básicamente político. Esa utopía desapareció, pero perdura en el cementerio.

- ¿Y cómo aparecen las nuevas alternativas?

- Las nuevas élites, sin embargo, también pretenden adueñarse de los viejos símbolos. Hay bóvedas nuevas en el sector de las bóvedas antiguas. Con otra estética, por supuesto. Hay una, de las nuevas, cuya fachada remeda un banco.

- Además de las bóvedas de las élites, ¿aparecen otras tumbas destacadas?

- Por ejemplo, la de los negros que fueron granaderos de San Martín y que murieron en Tordillo. También está Pieres y el cenotafio a los caídos en Malvinas. Ese sector es una especie de monumento a la heroicidad militar.