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18-10-2010

Cómo se vivieron las fiestas de carnaval en Mar del Plata

Los barrios siempre tuvieron un protagonismo preponderante. En los 60 y 70 se añadieron conductas violentas, producto de la época. Cómo incidirá la restitución de los feriados.

La posibilidad de recuperar los feriados de carnaval abre la expectativa para saber cómo podrá aprovechar la ciudad esta oportunidad desde un punto de vista turístico. Si bien nunca dejó de celebrarse esta fiesta, a lo largo del siglo XX fue mutando su fisonomía, y también el motivo y el interés observado desde la participación popular.

Hasta la década del 70 la fiesta estaba fuertemente arraigada en los barrios, donde se solía "jugar al carnaval", entre chicos y grandes, que se arrojaban entre sí las tradicionales ´bombuchas´ o baldes llenos de agua. También se apelaba a la espuma en aerosol (envasada en los reconocidos pomos). Por lo general esta celebración acontecía a la hora de la siesta, cuando hacía mucho calor.

La calle San Martín, antes de ser peatonalizada, en su tramo entre San Luis y la costa, era epicentro de los festejos. Turistas y marplatenses paseaban por ahí y, según crónicas de la época, hasta los 50´ se usaban los conocidos "lanza perfumes", serpentinas y papel picado para ser parte del carnaval.

Epoca de violencia

El decreto 2.446 (de 1956) que establecía feriados de carnaval al lunes y martes previo al Miércoles de Cenizas que antecede a la Cuaresma Católica, fue derogado el 9 de junio de 1976.

En la medida que el país se sumía en la intolerancia y la violencia política -entre los 60 y los 70- los carnavales comenzaban como un juego y se transformaban en situaciones donde terminaba dominando la violencia.

Bombuchas de agua arrojadas de vereda a vereda o desde los balcones de los edificios ubicados en el "teatro de operaciones", pero también baldosas, piedras, ladrillos, sachets de leche, frutas y cajones de madera, eran elementos que servían como excusa para canalizar la conducta agresiva de la población.

Estas batallas provocaban contusos, heridos -en ocasiones, de gravedad- y decenas de detenidos, tras la inevitable y rápida intervención policial y militar -en época de dictadura-.

Las playas del centro y La Perla, Punta Iglesia y el sur, el Boulevard Marítimo en cercanías del Hotel Provincial y el Casino y la avenida Colón entre Tucumán y Güemes eran el "teatro de operaciones" de esta "guerra" que en algunos casos se desarrollaba "cuerpo a cuerpo".

La canalización psicosocial de una comunidad oprimida eran "las batallas del carnaval"; en esas circunstancias, la única vía de escape ante tanta expresión de descontento no manifestada.

Pedradas de los participantes, gases lacrimógenos como respuesta de la fuerza de seguridad resaltaban el clima de violencia que imperaba en un acto pretendidamente festivo.

Con la recuperación de la democracia siguieron aconteciendo los incidentes.

Las autoridades siempre recordaron la vigencia de la ley, en particular, la 8.031 de la provincia de Buenos Aires y del Código de Faltas, que establecían multas en pesos y arresto de 10 a 30 días "a quien practica el juego y molesta sin consentimiento".

Bailes

Los bailes siempre formaron parte de la celebración. Entre las décadas del 30´ y la del 70´ había multitudinarias convocatorias para concurrir durante la noche a clubes de barrio. Por lo general, actuaban orquestas en vivo (la "típica", que era de tango, y las de jazz). Y actuaban los cantantes de moda. Había bailes (y clubes) para todas las clases sociales y los principales lugares eran el viejo Club Mar del Plata (que fue destruido por un incendio), donde concurría gente adinerada) y los más populares como Unión, Kimberley, el Centro Asturiano, Nación y River Plate, entre otros.

Durante el furor de Constitución como la "avenida del ruido" los boliches también fueron sitios de celebración. Incluso en los hoteles de más categoría había fiestas, cenas y bailes de carnaval; cuestión que se está empezando a analizar nuevamente de cara al 2011.

Lo que puede resultar llamativo es que -a contramano de lo que ocurre en la actualidad- mientras los carnavales existieron, febrero fue siempre el mes que más gente traía a Mar del Plata. Curiosamente, tras la desaparición de ese festejo se fue revirtiendo la tendencia y enero se convirtió en el mes más concurrido. La semana de carnaval se saturaba de turistas. Era muy común que la gente se alojara en casas de familia ante la falta de plazas hoteleras libres.

Desde los barrios

En Mar del Plata, los carnavales también incluían otras celebraciones similares que formaban parte de esta fiesta. Una era el Corso Vecinal del Sur, organizado por un conjunto de una decena de sociedades de fomento de esa zona de la ciudad. Participaban varios barrios y se desarrollaba sobre la avenida Jacinto Peralta Ramos, por donde transitaban carrozas, comparsas y murgas.

La calle 9 de Julio, entre avenida Jara y San Juan, también era epicentro de otro corso reconocido.

De todos modos, aún con cierta pérdida de protagonismo sufrida por los barrios, siguieron desarrollándose. Batán, que siempre se mantuvo apegada a la tradición, llegó a juntar más de 20 mil personas en las celebraciones de 2004.

De manera paralela, cada tanto aparecía algún proyecto o pedido de restitución de los feriados. Por caso, en abril de 1999 hubo una solicitud en tal sentido de tres comunas, coincidentemente administradas por intendentes radicales. Ellos fueron Elio Aprile (General Pueyrredon), Luis Baldo (Villa Gesell) y Enrique Honores (General Alvarado). El pedido no prosperó. Recién poco más de una década después la situación parece aclararse. Y Mar del Plata se encuentra ante la oportunidad de recuperar el interés y el furor popular de una fiesta que supo convocar a miles de turistas.