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09-02-2011

Mar del Plata y sus jóvenes 137 años

Los límites de la ciudad se establecieron el 10 de febrero de 1874.

Aunque reiterada, siempre es oportuno repasar la historia de una fundación. Patricio Peralta Ramos tuvo por fin en sus manos la autorización del gobierno provincial para establecer los límites de la ciudad el 10 de febrero de 1874. Pero para ese entonces, lo que luego se llamaría Mar del Plata ya era un "pueblo formado". El área costera comprendía un inmenso terreno, que había sido subdividido en 1847 por su propietario, José Gregorio Lezama, en las estancias de "Laguna de los Padres", "San Julián de Vivoratá" y "La armonía de Cobo". Sin embargo, mucho antes de la conquista que originaría la existencia de dichas propiedades en las arcas de los grandes terratenientes, los aborígenes nombrados "Pampas" o "Serranos" por los españoles, habían conocido estas tierras como "Costa Galana", "Lobería Chica", "Región del Vulcán", o "Punta de los Lobos", entre otros rótulos.

Esta zona bahiense de la provincia de Buenos Aires había recibido a los primeros hombres blancos en 1541, en el marco de una expedición encabezada por Juan de Garay, primer fundador de Buenos Aires. Más adelante, en 1746, los jesuitas Falkner y Cardiel, enviados por la corona española con el propósito de establecer una corriente de intercambio con Brasil, habían fundado la "Reducción de Nuestra Señora del Pilar", a orillas de la "Laguna Cabrillas" (hoy "Laguna de los Padres"). Y a aquel lugar llegó mucho después José Coelho de Meyrelles, cuando en 1856 indujo a un consorcio portugués a fundar un saladero de carne vacuna. Luego de convencerlos, esa y otras instalaciones quedaron a su cargo. Pero la zona geográfica más adecuada para la realización de aquellas actividades era, según él, lo que hoy conforma el centro de la ciudad, por lo que se decidió trasladar el proyecto hacia allí.

En ese momento, Meyrelles creía que la desembocadura del arroyo "San Ignacio", luego "Las Chacras", conformaba el escenario más propicio para construir un saladero. El mismo se terminó por erigir entonces en lo que actualmente es la avenida Luro entre Santiago del Estero y Santa Fe. También se edificó un muelle de hierro frente a la actual Punta Iglesia. Además, en la zona aledaña, comprendida por las calles San Luis, San Martín, Santiago del Estero y Diagonal Alberdi, se construyó un gran corral de palo y pique. De esa manera, en los terrenos aledaños empezaban a establecerse algunas casas, y el lugar, de un inmenso porvenir, comenzaba a ser conocido como "Puerto Laguna de los Padres".

Sin embargo, para 1856 José Gregorio Lezama, que era muy amigo del derrocado Juan Manuel de Rosas, decidió vender aquellos terrenos dentro de los que se encontraba el saladero. Los mismos fueron comprados por una sociedad portuguesa en la que se encontraba Meyrelles, y un año después, quedarían solamente a su cargo.

La llegada de Patricio Peralta Ramos

Don Patricio Peralta Ramos era un típico hombre de mediados del siglo XIX. Metódico, positivista, visionario, y emprendedor, había nacido en Buenos Aires en 1814, y consagrado su vida íntegramente a las tareas rurales. En 1860, y luego de haber poblado varios terrenos en el partido de Rojas, desembarcó finalmente en la zona costera bonaerense. Comprendiendo el gran porvenir que le esperaba al área, adquirió en ese entonces una extensión de campo de 32 leguas y se asoció con Meyrelles en la explotación del saladero.

Para 1873, además de ordenar la construcción de la capilla "Santa Cecilia", nombre que recuerda a su esposa fallecida en 1861, doña Cecilia de Robles, Peralta Ramos había impulsado fuertemente el crecimiento de la zona, hasta llegar a lo que denominó "Cabo Corrientes", años después base del llamado Pueblo Peralta Ramos (hoy Punta Mogotes). Ya el caserío había crecido, y la población aumentaba progresivamente. Por eso, en noviembre de ese año se iniciaron las gestiones oficiales correspondientes ante la gobernación provincial para fundar finalmente la ciudad.

"Es un pueblo formado", fundamentaba don Patricio Peralta Ramos en el documento enviado al gobernador bonaerense de esa época, Mariano Acosta. En el mismo, le pedía que se reconociera la existencia de "Puerto Laguna de los Padres" con el nombre que él había elegido: Mar del Plata. Para esto, había convocado antes a un agrimensor francés, Carlos de Chapeaurouge, para que trazara los límites cuadriculados de la futura ciudad a partir de un punto de referencia: la capilla de Santa Cecilia. El decreto oficial se concretaría aquel citado 10 de febrero de 1874.

Pero el suceso decisivo para el desarrollo de lo que ya era entonces Mar del Plata fue la llegada de Pedro Luro, proveniente de la zona del Tuyú. Ocurrió en 1877, cuando este inmigrante vasco oriundo de los Bajos Pirineos, arribó a la incipiente localidad y le imprimió a la población su ritmo propulsor y vertiginoso, al mismo tiempo que amplió los rumbos de crecimiento. Luego, de la mano de sus hijos María, José y Pedro, llegarían las construcciones de la "Iglesia de San Pedro" (hoy "Catedral de los Santos Pedro y Cecilia"), la edificación del "Bristol Hotel", y la iniciativa del puerto.

Lo demás sí es conocido por todos. Hoy, a 137 años de la fundación oficial, Mar del Plata es una de las ciudades más importantes, lindas y amadas de la Argentina.