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27-03-2011

Mar del Plata, un emblema de la movilidad social

En "La conquista de las vacaciones", la escritora Elisa Pastoriza se refiere a la historia del turismo en la Argentina, erigiéndose Mar del Plata como modelo.

En el libro "La conquista de las vacaciones", la investigadora Elisa Pastoriza desgrana una breve pero concisa historia del turismo en la Argentina, en la que la ciudad bonaerense de Mar del Plata se erige como modelo y adquiere un rol protagónico desde fines del siglo XIX a los años 60. El libro recién publicado por Edhasa traza el itinerario de las vacaciones en el país, con sus marchas y retrocesos, un patrimonio primero de las clases altas que no tardó en abarcar a la clase media y por último en convertirse en una conquista de los trabajadores.

"He trabajado mucho sobre Mar del Plata y la historia de la ciudad me llevó al turismo, siempre desde un sentido social y cultural cruzado con la historia política -allí dejaron su impronta socialistas y conservadores-, y las situaciones de cambio acelerado de esta ciudad", afirma Pastoriza.

En un primer momento, la autora describe la irrupción de Mar del Plata como escenario ideal en el que se va a asentar este proceso, desde la visión de Pedro Luro -uno de los pioneros-, seguido por la instalación de los primeros balnearios en la costa del sudeste bonaerense y el desarrollo de algunos centros serranos y termales.

Luego viene un período, centrado en la Mar del Plata de los años 30 cuando comienza un proceso de democratización con la incorporación al ocio de nuevos actores sociales. Así como aparecen nuevos lugares para el turismo: los lagos del sur y de Bariloche.

"Para los trabajadores se trató de una reivindicación muy importante, hay un proceso de conquista de las vacaciones como un bien anhelado por la sociedad al igual que la adquisición de la casa propia", apunta. Esta democratización no significó, como marca Pastoriza, que las clases sociales se igualaran, la discriminación encubierta "se vio ya desde los años 20 cuando la clase alta dejó la Bristol, por otras playas ubicadas más al sur en la búsqueda de una exclusividad perdida".

"Siempre la gente fue hacia el sur"

En Mar del Plata siempre la gente fue hacia el sur, "en una marcha que aún hoy continúa, cuando no hay lugar para nadie más", sentenció la licenciada y magister artis en Historia.

Elisa Pastoriza es autora también de "Los trabajadores de Mar del Plata en vísperas del peronismo" (1993); coautora, junto a Mónica Bartolucci, de "Recuerdos en común. Italianos en la Argentina, 1886-1960" (2005) y directora de "Un mar de memoria. Historias e imágenes en Mar del Plata" (2009).

Desde el punto de vista histórico, "los centros turísticos estuvieron orientados en un principio a la salud, a lo terapéutico, pero rápidamente se convierten en centros de figuración, de feria de las vanidades", considera.

La autora analiza en el libro lo ocurrido con el uso del tiempo libre en Europa, donde el proceso se fue dando naturalmente: "Para cuando empezaron las vacaciones en la Argentina, los balnearios europeos tenían un siglo y el ferrocarril actuó como un elemento democratizador. Y los americanos son propiamente los inventores del ocio, de la cultura de masas".

En cambio, subraya, "para nosotros todo es más complejo y lo terapéutico se superpone a lo hedonista".

"Los centros turísticos estaban orientados en un principio a la salud, aunque rápidamente se convierten en centros de figuración, de feria de las vanidades", considera.

"Mar del Plata se erige como un modelo y un contramodelo -sostiene Pastoriza-. Enseguida proponen hacer algo parecido en Miramar, Necochea y después esa necesidad se diluye, esa imagen tan fuerte se va desdibujando".

La clase alta busca lugares exclusivos: "Pinamar o Cariló, este último un balneario que en la época de la dictadura solo se podía entrar a caballo, asentado en los fondos de la estancia de la familia Guerrero".

Pese a todo, "Mar del Plata es una ciudad bastante paradigmática, que sigue siendo una ciudad turística y una de las más importantes del país con 600.000 habitantes. Hay actividades como la pesca que siempre estuvieron diferenciadas del turismo", llama la atención Pastoriza.

Al contrario de otros sitios turísticos, "Mar del Plata está situada en una barranca, con rocas, y desde cualquier lugar uno puede ver el mar -en esto se parece a Biarritz-. Al principio la gente iba a contemplar el mar, nada más. Algo diferente al resto donde hubo necesidad de forestar para asentar los médanos".

"Muy tempranamente esta ciudad se convirtió en un emblema -define- y ese engrandecimiento o ese deseo de muchos sectores sociales de conocer Mar del Plata tiene que ver con ciertas tendencias igualitarias, de una sociedad conformada con el aporte inmigratorio".

"Esa lucha del inmigrante por el ascenso social y la posibilidad real de movilidad social que tuvo en la Argentina, hoy se puede ver estudiando Mar del Plata", insiste la investigadora.

El libro finaliza en los años 60 porque en la década posterior "se corta esa gran movilidad y hay un cambio muy grande en los gustos. Un rechazo al turismo masivo y la búsqueda de lo solitario", sintetiza Pastoriza.