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11-06-2011

"Mamapina", la triste realidad de una casa histórica y olvidada en Miramar

Realizada en 1924, fue la primera construcción de la costanera a la que el paso del tiempo y la falta de mantenimiento deterioraron seriamente. Originalmente perteneció a familiares del actor Florencio Parravicini.

MIRAMAR (Corresponsal).- La imagen de ?Mamapina? o la también conocida como ?Casa de la Cigüeña? lamentablemente contrasta con un barrio preferencial de Miramar y el paseo costanero, catalogado como uno de los más bellos en la costa atlántica.

Tristemente, este inmueble nunca pudo ser utilizado y valorado como se debe ya que, demás está decir, fue la primera construcción que se realizó en esa zona, en 1924. En ese entonces todavía había médanos cercanos y el desarrollo urbano de esta localidad balnearia recién comenzaba a definirse hacia el futuro.

Desde su origen, esta vivienda estuvo situada sobre la avenida costanera entre las calles 6 y 8, en el jardín del ala norte había una fuente decorada con una cigüeña y una escultura coloreada de cemento en donde el ave, con sus alas desplegadas, parecía levantar vuelo, como especifica en uno de sus libros la desaparecida escritora Vilma Brugueras.

Por esa época, la casa le fue obsequiada al actor Florencio Parravicini por un tío arquitecto, aunque éste nunca veraneó en Miramar sí lo hizo por años su familia viendo transformarse el pueblo en ciudad.

Hoy, esta finca desvirtuada por reformas, deteriorada por vándalos, espera ser protegida por una ley, aunque el primer paso en las esferas del gobierno local ya fue dado declarándolo ?Monumento Histórico Municipal?.

Para que el trámite continúe a nivel provincial con el propósito de conseguir fondos para refaccionarla, su actual propietario debía cumplimentar una serie de requisitos aunque por el momento no fue posible. Desde el Ejecutivo y también el cuerpo legislativo, en diversas oportunidades intentaron rescatar este patrimonio histórico-arquitectónico a través de diversas planificaciones ligadas a la cultura.

No hace mucho se pensó en una expropiación debido a una importante deuda de tasas municipales que según trascendió era cercana a los 40 mil pesos aunque ante esta posibilidad, su dueño se presentó en el municipio el año pasado y regularizó la situación, tirando por tierra ese proyecto.

Las conversaciones esporádicas entre las partes interesadas continuaron, aunque siempre la intención del propietario era vender este inmueble que en numerosas oportunidades durante los últimos 20 años fue utilizado en diversos proyectos comerciales, entre ellos, pubs, boliches y casa de comidas, los cuales nunca prosperaron quizá como una muestra fiel de un destino poco ligado a sus orígenes.

Nuevo intento

En 2004, el municipio se interesó en comprar ?Mamapina? pero la suma de dinero solicitada resultó ?exagerada? y allí tampoco hubo acuerdo.

La idea de un comodato a 10 años se presentó como otra alternativa donde la comuna debía arreglar parte del techo en una de las dependencias y otras refacciones menores para luego ponerlo en valor y explotarlo como un lugar reservado para la cultura, pero ante las idas y venidas, sumado a una rebaja del período a sólo 5 años de contrato solicitada por el propietario, frustró un nuevo intento.

Se había pensado en la posibilidad concreta de transformar la casa en un centro cultural con teatro para revalorizar la figura de Parravicini, o bien instalar la sede del área de Turismo.

Lamentable abandono

El paso del tiempo determinó que la construcción fuese deteriorándose cada vez más, las roturas de vidrios, puertas e interior por parte de inadaptados fueron evidenciando un panorama desolador potenciado principalmente en verano con la llegada de turistas que en innumerables oportunidades se preguntaban el porqué de ese desenlace.

Ante esta imagen lamentable, para nada emparentada con esa figura arquitectónica tan característica de Miramar que determinó hasta la penetración de ?okupas? en algún momento, un acuerdo firmado entre la municipalidad y el dueño permitió el cerramiento del acceso principal y tapiado de las diversas ventanas para de alguna manera esconder semejante abandono.

Actualidad

Paredes pintadas, gigantografías pegadas en la fachada y un techo que se muestra endeble con pronunciados agujeros y falta de tejas son el hábitat preferencial para pájaros y palomas que entran y salen, manejándose a su antojo.

El retrato es triste, pese a esfuerzos aislados por el momento nada parece cambiar y la histórica ?Mamapina? seguirá sucumbiendo irremediablemente en una agonía por cuestiones económicas entendibles, pero que nada tienen que ver con su glorioso pasado e identificación con Miramar.