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12-07-2011

Preocupación en El Grosellar por el mal estado de añosos árboles

Vecinos y dirigentes fomentistas vienen planteando desde hace año no sólo el problema, sino alternativas de solución. Aseguran que, hasta ahora, no tienen respuestas.

Gran cantidad de árboles que han sido plantados hace alrededor de 70 años, que ya miden entre 30 y 40 metros, que están secos, apestados o con las bases en estado de putrefacción, generan gran preocupación entre los vecinos de Montemar-El Grosellar. Es que desde hace años están advirtiendo este problema y ofreciendo alternativas de solución, pero hasta ahora no han tenido respuesta.

Incluso desde la Sociedad de Fomento hicieron las consultas pertinentes con un abogado, ante la inquietud de ser considerados responsables en caso de algún accidente.

Las gestiones para reemplazar el arbolado de la zona datan de antes del año 2008. Incluso en 2009 uno de los vecinos expuso el problema en la Banca 25.

En la actualidad, la problemática, lejos de resolverse se ha acrecentado, teniendo en cuenta que, al diagnóstico inicial -de al menos 360 árboles que había que reemplazar de manera urgente- ahora sería más del doble la cantidad de ejemplares que estarían en esa situación.

"Los árboles se nos vienen abajo" aseguró la presidente de la sociedad de Fomento, Ana Lía Moyano, quien aseguró que los árboles más "peligrosos" están en la continuación de la calle Daireaux y en las calles Dávalos y Homero Manzi (continuación de Unamuno).

"Estamos pidiendo una hidro para poder podar y luego retirar los árboles, pero no tenemos respuesta. Arbolado Urbano no existe, el área de Gestión Ambiental no puede hacer nada porque no tiene los medios y del área de Servicios Urbanos no tenemos respuesta" indicó la vecinalista, quien recordó que "hace 6 años que venimos con esto y no pasó nada". En realidad lo que pasó -según confió Moyano- fue que a raíz de las fuertes lluvias con viento que se dieron hace poco más de un mes en la ciudad un domingo, dos árboles cayeron rompiendo las veredas de las casas de enfrente. "Hay miedo de pasar por esa zona, hay muchas ramas en suspensión, pasan los cables de electricidad, es una combinación peligrosa", señaló Moyano.

Los árboles de la zona fueron plantados "hace más de setenta años" en la actualidad se están perdiendo "por desidia de los vecinos, plagas, factores climáticos y el deterioro propio del paso del tiempo" reconoció la vecinalista, quien también entendió que en gran medida el punto fuerte del barrio es que sea, justamente, una reserva forestal. Por eso, convocaron a un ingeniero agrónomo (Jorge Fiorentino) quien desinteresadamente realizó un relevamiento de la masa arbórea, árbol por árbol, determinando su especie, su grado de deterioro y luego elaboró un plan de forestación, "a medida" del barrio.

"Todo fue presentado al municipio, al Concejo Deliberante, al Departamento de Arbolado, se invitó a los concejales a visitar y conocer el barrio antes de dar un dictamen. Todavía no tenemos respuesta" indicó.

Moyano recordó que "la Ley Provincial N° 12276 promulgada en marzo de 1999 habla del arbolado público, está por sobre las ordenanzas locales y en el artículo noveno establece que las municipalidades deberán formar una comisión que se denominará 'Consejo del Arbolado Público', y que son los municipios los que deben realizar los planes forestales".

El informe de Fiorentino -confirmado este año por otro profesional reconocido de la ciudad, según confió Moyano- indicaba sobre el estado de los olmos (ulmus procera) de la zona que "casi en su totalidad se encuentran muertos o en avanzado estado de decrepitud, sin posibilidad de tratamientos que permitan su recuperación" por lo que, según su opinión "debería procederse a su inmediata remoción".

La fundamentación al solicitar la remoción de estos ejemplares secos es la necesidad de "garantizar la seguridad pública, dado que -los ejemplares- pueden precipitarse o desprender parte de su cuerpo como parte del natural proceso de decaimiento y con consiguiente peligro y/o riesgo para los vecinos" y de "generar disponibilidad de nuevos sitios de plantación que posibiliten incorporar los nuevos árboles".

También señaló en el trabajo que de las especies perennes plantadas en la zona "ya se ha perdido una importante cantidad" mientras que las existentes "están próximas a entrar en etapa de senectud" por lo que "deberá preverse su reemplazo a mediano término, evaluando siempre las condiciones de seguridad que deben mantener durante su subsistencia".