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09-08-2011

Las palomas no son una plaga en Mar del Plata

"No tenemos más problemas ahora que los que se han registrado históricamente", aseguran desde la oficina municipal de Control de Plagas Urbanas.

Las palomas son un problema en la mayoría de las capitales del mundo. Tanto en España, como en Italia, Francia, Estados Unidos y también en Buenos Aires, La Plata y Mendoza -por citar algunos ejemplos-, los edificios históricos y monumentos son los que más sufren como consecuencia de la proliferación de estas aves, y llegan a considerarlas plaga. En algunos lugares se ha prohibido que vecinos y turistas las alimenten. Hasta se las ha tratado de combatir con un "cebo" envenenado, no sin cierta polémica. También se relaciona a las palomas con enfermedades que pueden ser transmitidas a los seres humanos y en reiteradas oportunidades han afectado las cosechas -sobre todo de girasol-.

Paradógicamente, las palomas tienen una importante connotación religiosa, se las relaciona con la paz y la armonía y existen agrupaciones denominadas "colombófilas" que se dedican a la cría y adiestramiento para convertirlas en "mensajeras".

En Mar del Plata, no son consideradas una plaga ni constituyen un problema de salud pública. Así lo informó el director de Control de Plagas Urbanas, doctor Conrado Murdoca, quien aseguró que "no tenemos más problemas ahora que los que se han registrado históricamente".

"En forma permanente pedimos estadísticas en cuanto a enfermedades que pueden estar relacionadas con las palomas, como algunas micosas profundas y no hay registros", expresó.

Murdoca indicó que "son aves que dañan las propiedades, sobre todo las fachadas y monumentos, por el porcentaje de ácido úrico que tienen sus heces".

En la dependencia de control de Plagas Urbanas suelen recibir consultas y denuncias de parte de vecinos, a quienes les dan recomendaciones para alejarlas. "Hay distintas maneras de auyentarlas, pero no está permitida la matanza de palomas, menos con el cebo tóxico", aseguró el funcionario.

Las medidas pueden ser "mantener un sector permanentemente iluminado, aunque no es viable desde lo energético, utilizar algunas pastas repelentes, que hay que volver a colocar después de la lluvia y, lo más común es colocar tramados de red para excluirlas". Esto último implica "tapar" todos los orificios entre aberturas, entretechos, molduras o recovecos que tienen las construcciones y que suelen ser utilizados por las palomas para anidar y poner sus huevos.