El Plaza Bristol Paseo Patinable se asemeja bastante a las calles marplatenses: por momentos se congestiona, aunque en vez de autos, acá se trata de tablas de skate.

Ayer a la tarde, con un sol que elevó la temperatura a más de 23º, la pista inaugurada la semana pasada desbordaba de skaters de todas las edades, la mayoría varones, a los que se habían sumado algunos "bikers" que se adueñaron durante parte de la tarde del sector denominado "la olla".

A una semana de la inauguración, la pista se convirtió en el punto obligado de todos los skaters que, a toda hora, se deslizan por los diferentes "accidentes" que tiene el sector.

Mientras que la cumbia ocupaba el aire, con bailarines que derrochaban talento sobre el sector de la rambla más cercano a la playa, Agustín, 9 años, casco, rodilleras y coderas, contó que desde hace dos que se fanatizó con el skate y no deja la tabla ni para ir al baño.

"Está muy buena la pista -definió-, vine casi todos los días de la semana pasada después del colegio, y a la noche está mejor porque hay mucha menos gente". Su sector preferido es la olla, precisamente el de mayor dificultad.

Lucas, 8 años y camiseta de Alvarado, se desplazaba por el sector de las dunas mientras su madre lo miraba y esperaba. "Es la tercera vez que vengo esta semana -dijo-, antes andaba en la calle o en la plaza Mitre. Está muy buena". A la madre también le resultó "óptima la idea, así no andan en la calle".

"Señora, la Peatonal está allá", gritó uno con el cap al revés, señalando en dirección a la calle San Martín. "Al final -señaló Iván, 13 años- antes la gente se quejaba porque andábamos por la calle y la vereda y ahora que tenemos la pista, ellos vienen a caminar por acá. Esto no es la Peatonal".

Lorenzo llegó especialmente de Necochea para probar cómo funciona. "Le pedí a mi papá y me trajo -aseguró- y la verdad es que está buenísima, es enorme, y tenés muchos lugares para recorrer".

Los mellizos Lucio y Mateo, 8 años, rubios y anteojos, se peleaban entre ellos para hablar primero, aunque el mensaje era idéntico: "Es la primera vez que vinimos y está buenísima. Antes íbamos a la Mitre, pero está bastante rota. Y ésta es nueva", relataron.

Entre todos

La seguridad es una cuestión de cada uno. Y de todos también. Matías y Agustín, con pantalones tiro bajo y gorrita, se quejaron "por la cantidad de gente que hay que no entiende que esto no es para caminar", aunque resaltaron que el skate park "está buenísimo" y aclararon que "nos manejamos con espíritu de grupo, acá pasa algo y saltamos todos. Acá no hay jalines (los pibes que jalan pegamento de las bolsitas) ni chorri (por chorros). Nos conocemos todos y tenemos códigos".

"Ayer (por el sábado) había dos que se estaban peleando y los sacaron -contó Axel-, los propios chicos. Acá se viene a andar en skate, nada más".

Agustina, 13 años y rulos hasta la cintura, con cap y pantalones chupines, era una de las pocas excepciones femeninas en la pista. "Es la mejor pista que vi -definió- y la parte que más me gusta es la de los bordes, porque podes "fitear" lo más bien". Fitear es una de las maniobras en las que la tabla deja de estar en contacto con el piso.

Ayer, el sector de la olla estuvo copado durante un largo rato de la tarde por los bikers, que iban y venían sobre sus bicicletas y por momentos volaban.

Pero al rato se fueron. "Nadie nos raja, nos vamos y volvemos más tarde, cuando haya menos gente", determinó uno de los bicivoladores.

"Yo creo que van a tener que hacer algo -insistió la madre de Lucas- porque pasa una persona mayor caminando y lo llevan hasta Santa Clara. Habrá que ordenar, no sé".