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25-11-2011

"El aumento de las penas en el Código Penal no sirve para nada"

El juez Zaffaroni admite que "la Justicia siempre fue lenta", dice que la policía "encubre a los que venden droga" y reconoce que el sistema judicial "está lleno de presos sin condena". Además, afirma que la cárcel "no está rehabilitando a los detenidos".

por Juan Pablo Fioriti

"Firmás más autógrafos que los famosos". Eugenio Zaffaroni se ríe con ganas ante la humorada de un funcionario bonaerense, mientras trata de abrirse paso en medio de un enjambre de estudiantes de Derecho y mujeres mayores que le piden una foto en el hall del Hotel Provincial. El juez de la Corte Suprema de Justicia accede a cada pedido y posa para los flashes de las cámaras digitales sin problemas. "En cada lugar que voy siempre me pasa lo mismo", bromea entre risas minutos después de recibir una ovación al disertar en el cierre del seminario internacional de políticas sociales.

Son las once de la mañana y Zaffaroni saborea un café a metros de la costa marplatense, acompañado por el subsecretario de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires, Pablo Navarro. Bajo un sol radiante, el juez se muestra locuaz y de buen humor a lo largo de la entrevista a solas con LA CAPITAL. No hace falta prender el grabador y hacerle una pregunta para que empiece a hablar: "El aumento de las penas en el Código Penal no sirve para nada", opina.

Mientras enciende un cigarrillo fino marca Vogue Blue y entre frase y frase degusta un alfajor de chocolate blanco, Zaffaroni habla de todo: admite que "la Justicia siempre fue lenta", cuestiona con dureza a la policía ("encubre a los que venden droga") y reconoce que el sistema judicial "está lleno de presos sin condena".

- ¿Por qué sostiene que aumentar las penas no sirve?

- El aumento de las penas en el Código Penal tiene un efecto simbólico. Eventualmente puede tener un efecto real sobre alguna delincuencia de gravedad media, a la cual se le imponen penas desproporcionadas. Pero en la delincuencia grave no tiene ningún efecto. Hoy en Derecho Penal nadie sostiene seriamente el efecto disuasorio de la pena. Si un hombre decide matar a toda su familia es porque está alterado y es absurdo pensar que en ese momento se le va a ocurrir pedir el Código Penal como si fuera el menú de un restaurante para ver si el crimen le va a costar 20 años, 25 o 30 de prisión.

- ¿La Justicia es lenta?

- La Justicia siempre fue lenta. Y ahora también. De cualquier manera, diría que en los casos graves no es tan lenta: una sentencia de primera instancia llega antes de los dos años. Los hechos graves como homicidios o asaltos a mano armada no son muy complejos. Pero creo que tenemos todavía en la cultura judicial una carga de escriturismo que no superamos. Cuando yo veo que en un juicio de lesa humanidad se pasan cuatro días leyendo la requisitoria fiscal o cuando los alegatos duran dos semanas, me agarro la cabeza. Se supone que tanto la acusación como la defensa leyeron el expediente de la causa previamente. Y se supone que los jueces antes de dictar la sentencia también recurren a la documentación del expediente. Es una locura leer toda la prueba documental, así claro que vamos a tardar dos años en un juicio oral. Hay vicios culturales que venimos arrastrando y tienen que ir siendo corregidos.

- En relación a la demora de los juicios a represores, ¿la Justicia nunca es rápida?

- Es cierto, no es rápida. De cualquier manera con los juicios a represores estamos haciendo algo que no se hizo nunca en el mundo: juzgamos todos los casos con magistrados naturales y con las leyes que se aplican a todo el mundo.

- ¿Cómo se combate la inseguridad, con mano dura o mano blanda?

- El primer paso es estudiar el problema. Pero no tenemos un diagnóstico de lo que sucede y nadie puede prevenir lo que no conoce. Por primera vez estoy empezando a lograr que se escuche la posibilidad de crear un sistema de monitoreo real de la violencia.

- ¿Qué falencias nota en el sistema judicial?

- Estamos adoptando cada día más el método que nos llega desde Estados Unidos: llenarnos de condenados sin juicio a través del juicio abreviado. Esto lleva a que los fiscales sean más mesurados a la hora de pedir pena, así la defensa acepta el juicio abreviado. Pero si el acusado es inocente esta situación lleva a un tipo de extorsión.

- ¿Hay que bajar la edad de imputabilidad de los menores?

- En el 2010 hubo 168 homicidios en la ciudad de Buenos Aires, de los cuales sólo dos fueron cometidos por menores de 16 años. Las personas grandes matan más que los pibes.

- ¿Qué responsabilidad tiene la policía en el crecimiento del flagelo de la droga?

- La policía hace estadísticas con pibes con porro, mientras encubre al que vende la droga. En los barrios todos saben dónde se venden estupefacientes, menos la policía. Tenemos una gran deuda: redefinir el modelo policial. Hoy en América latina los golpes de Estado los da la policía.

- ¿Está a favor o en contra de la pena de muerte?

- La pena de muerte es un discurso que ya ni los políticos hacen porque les queda feo y uno los mira y se ríe. La pena de muerte es imposible ponerla en práctica en el país porque habría que denunciar el Tratado de la Convención Americana de Derechos Humanos y reformar la Constitución. Cuando nadie tiene otra cosa que decir sale con la pena de muerte. Pero ya es tan ridículo que ni siquiera lo mencionan. El problema en América Latina es reducir la muerte sin pena, el gatillo fácil, las ejecuciones policiales sin proceso y los escuadrones de la muerte.

- ¿Qué siente cuando escucha a especialistas decir que es necesario construir más cárceles y reprimir más para combatir el problema de la inseguridad?

- Son parte de una campaña transnacional y mundial en pos de un Estado que nosotros tuvimos en los años 90 y así no fue. Los resultados están a la vista. Detrás de esta campaña hay corporaciones mediáticas.

- ¿La cárcel está cumpliendo su función real?

- La función real de la cárcel siempre fue reproducir clientela y cumple esa función perfectamente. La cárcel no está rehabilitando a los detenidos. No le puedo enseñar a una persona a vivir en libertad encerrándola, es como enseñarle a nadar sin agua. Es un milagro que un preso cumpla su condena y cuando salga en libertad no vuelva a delinquir.

- ¿La Corte le devolvió el prestigio a la Justicia argentina?

- Nunca me ocupo de eso. Nosotros tenemos que ocuparnos de hacer las cosas lo menos mal posible.

Campaña mediática

Eugenio Zaffaroni va directo al grano y lo dice sin vueltas: "El objetivo era provocar mi renuncia". Se refiere a las acusaciones sobre el presunto funcionamiento de prostíbulos en seis de sus propiedades. "Fue una campaña mediática muy armada", asegura el juez de la Corte Suprema de Justicia. Y agrega: "Todo empezó con una investigación sobre una cuenta que yo tenía de toda la vida en el extranjero. Supusieron que tenía millones de dólares, pero estaban totalmente equivocados".

Zaffaroni recuerda que en los últimos ocho o diez años privilegió su tiempo a la actividad pública y a la enseñanza y por eso delegó el manejo de sus propiedades. "En un momento lo delegué en un apoderado y él en una inmobiliaria", explica.

El juez dice que los departamentos los alquilaba a través de una inmobiliaria y por eso no conocía a los inquilinos ni ejercía el control de las actividades que se realizaban en ninguno de ellos. De todas maneras, afirma que "el hecho en sí ya está aclarado" porque en cuatro propiedades donde aparentemente se ejercía la prostitución "se rompió" el contrato. "Ya hice lo que tenía que hacer, negociar para que me los devuelvan", sostiene.