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22-01-2013

Identificaron a un matrimonio asesinado en 1978 en Luna Roja.

Se trata de un veterinario y de su esposa, una docente de nacionalidad española. Habían sido secuestrados tres meses antes por un grupo de tareas. Se cree que estuvieron cautivos en la Base Naval hasta la madrugada en que los mataron junto a otras personas.

 

 

El 2 de agosto de 1978 al menos cuatro personas murieron al producirse una explosión cerca del balneario Luna Roja, a la vera de la Ruta 11, entre el Faro y Chapadmalal. La información recogida y difundida por la prensa indicó en aquel entonces que se trataba de “extremistas” que murieron accidentalmente mientras manipulaban explosivos en una parrilla abandonada.

A 34 años del hecho, el Equipo Argentino de Antropología Forense acaba de identificar a dos de las víctimas, cuyos restos estaban enterrados como “NN” en el Cementerio Parque de esta ciudad. Se trata del veterinario y profesor universitario Ricardo Alberto Téllez (34) y de su esposa, la ciudadana española Antonia Margarita Fernández (34),

profesora de educación física.

El matrimonio había sido secuestrado por un "grupo de tareas" a principios de mayo de ese año y sufrió casi tres meses de cautiverio, posiblemente en la Base Naval, antes de ser asesinado por su captores mediante la utilización de explosivos.

Otra de las víctimas de Luna Roja había sido identificada el 13 de mayo de 2011 como  Lilia Mabel Venegas (32). Se trataba de una veterinaria que trabajaba con Tellez y cuyo marido, Carlos Alberto Miguel -veterinario y militante de la izquierda peronista- había sido asesinado en 1974 por la Triple A en La Plata.

 

 

 

 

El secuestro

 

El 4 de mayo de 1978 cuatro individuos que portaban armas y vestían uniformes de fajina color verde ingresaron en la veterinaria "Ankas", de Luro 6757 y detuvieron a su titular, Ricardo Tellez, a su esposa, Antonia Margarita Fernández y a Venegas, que se desempeñaba en el lugar. También se llevaron a las dos hijas del matrimonio, que en ese momento tenían 3 y 7 años respectivamente. En el operativo fueron empleados automóviles marca Ford Falcon sin chapas patente.

Las niñas fueron entregadas poco después a su abuelo paterno, Salvador Tellez. Al declarar ante la Justicia Federal en 1986 el hombre manifestó que aquella tarde se encontraba en su criadero de animales del paraje El Coyunco, en la Ruta 226, sitio adonde llegó un Ford Falcon verde en el que su nuera y sus nietas eran transportadas por cuatro individuos jóvenes, de pelo corto “estilo militar”, que exhibían armas de guerra y vestían  uniformes verdes camuflados.

“Me preguntaron si reconocía a las dos nenas como nietas mías y les dije que sí, que eran mis nietas Vanina y Andrea. Me las dejaron y se fueron”, relató Téllez en su declaración. Antes de ese desenlace, el hombre pudo mantener un breve diálogo con su nuera, que le dijo: “me llevan para tomarme una declaración y después vuelvo”.

Luego de concurrir a la veterinaria y comprobar que su hijo también había sido detenido, se dirigió al Destacamento 9 de Julio –hoy comisaría sexta- donde radicó la denuncia. Al no obtener resultados, días más tarde presentó un recurso de hábeas corpus e inició todo tipo de gestiones que jamás dieron frutos.

 

La explosión en Luna Roja

 

Cerca de la 1.30 del 2 de agosto de 1978 una explosión estremeció la zona balnearia de Barranca de los Lobos. Luego se sabría que su epicentro fue una precaria construcción de madera y material  ubicada  sobre el flanco costero, a “escasos 300 metros del balneario Luna Roja”. Según la crónica publicada por LA CAPITAL, en dicho sitio había funcionado durante el verano “un bar, minutas y parrilla”, que se hallaba abandonado y carecía de  energía eléctrica.

Un cronista que dejó constancia de haber recorrido el lugar en horas de la tarde del 2 de agosto nos permite saber que “el cuadro era de un patetismo indescriptible. El local había saltado en pedazos. Restos de maderas calcinados y ropas hechas jirones. Parte de lo que fue un pulóver color beige, ropa interior de dama, parte de una campera y otra de un pantalón de jean”…”y lo más horroroso: diseminados a unos seis o siete metros del local, pequeños restos humanos”.

El artículo – que habla de la presunta existencia de cuatro víctimas “tres mujeres y un hombre no identificados”- invoca el hermetismo de las fuentes oficiales pero exhibe la influencia que estas ejercieron en el mensaje que aquellas deseaban instalar. De hecho, en el artículo se recoge de manera excluyente la hipótesis de los “extremistas” que

se habían guarecido en el lugar para fabricar un explosivo que estalló accidentalmente.

 

 

Exhumaciones

 

En octubre de 2008, el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata que llevaba adelante los Juicios por la Verdad, ordenó la exhumación arqueológica de una treintena de cadáveres NN que se hallaban sepultados en el sector B del Cementerio Parque de Mar del Plata, tarea que recayó en el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Al examinar los registros del cementerio, los investigadores determinaron que cinco de esos cuerpos habían sido inhumados el 2 de agosto de 1978 con intervención de la comisaría tercera, dependencia que en aquel entonces tenía jurisdicción en Luna Roja. Eso plantea la posibilidad de que el número de víctimas de la explosión haya sido mayor que la informada en las crónicas periodísticas. 

Cotejando esa fecha con los archivos periodísticos, los investigadores dieron con el artículo de LA CAPITAL y con otro de idéntico tenor publicado el 4 de agosto del 78 por el diario La Opinión de Buenos Aires.Surgió entonces la presunción de que esos cinco cuerpos –o al menos algunos de ellos- podrían corresponder a la explosión en Luna Roja.

 

Exámenes de ADN

 

Los estudios de ADN a los restos óseos tuvieron lugar en los laboratorios Bode Technology Group de Lorton, Estados Unidos y EAAF-LIDMO de Córdoba. Luego, los perfiles genéticos obtenidos fueron cotejados con familiares de personas. Así, en  mayo de 2011 se logró la identificación de Lilia Venegas y en fecha reciente la de Ricardo Tréllez y Antonia Fernández.

Por otra parte, la tarea forense realizada sobre los restos óseos permitió comprobar lesiones compatibles con la mecánica homicida. Las fracturas observadas e incluso el faltante de piezas óseas se centraliza principalmente en la parte superior de los cuerpos, circunstancia que lleva a pensar que las víctimas pudieron haber sido ubicadas -quizás en estado de inmobilidad- en torno a una mesa o elemento similar sobre el cual colocaron el explosivo. En ese sentido debe destacarse que en las fotos de archivo de LA CAPITAL se observa la existencia de una heladera mostrador sobre la cual cayó gran parte del techo como consecuencia de la explosión.

Los resultados del estudio hacen referencia a una importante pérdida de sustancia ósea perimortem (durante la muerte o alrededor de la hora de la muerte) lo cual coincide con la hipótesis de que se hallaban con vida al momento de la explosión.

 

Comienza la investigación

 

Tras este desenlace pericial, el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, integrado por los jueces Roberto Falcone, Rubén Parra y Mario Portela, emitió una resolución donde declara que “los restos óseos hallados en la sepultura número 4109-B del Cementerio Parque local se corresponden a quien en vida fuera Ricardo Alberto Tellez, nacido el 8

de febrero de 1944 en Capital Federal”. Asimismo, declaró que “los restos óseos hallados en la sepultura número 4105-B del Cementerio Parque local se corresponden a quien en vida fuera Antonia Fernández

García, nacida el 13 de octubre en Aller de Oviedo, España y comunicar al Consulado de España con sede en esta ciudad lo aquí dispuesto”.

Por otra parte, decidió remitir copia de las actuaciones al juez Federal en turno a fin de que investigue los hechos 

que, en principio, configurarían los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada por la calidad de funcionario público y por mediar violencia y homicidio calificado por alevosía.-