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27-01-2013

Con el homenaje a San Salvador terminó la Fiesta de los Pescadores

Se concretó la procesión por las calles del puerto y las aguas. Hubo homenajes también a los trabajadores de la Prefectura, a los pescadores fallecidos en el mar y a las familias del Puerto. También se bendijeron las aguas y se pidió por paz y trabajo.

Se concretó ayer una nueva procesión en honor a San Salvador, patrono de los pescadores. Esta actividad, de raíz religiosa, marca el fin de la Fiesta Nacional de los Pescadores. Este año, el pedido de trabajo digno y mejora de la situación del sector, fue la constante de la celebración que, como es habitual, estuvo acompañada por una gran cantidad de público.

Los fieles partieron a las 15.30 de la Parroquia Sagrada Familia, con la imagen de San Salvador presidiendo la procesión, secundado por la imagen de la Virgen de Lourdes, también muy querida para la familia del Puerto local.

El patrono de los pescadores, en su estructura coronada totalmente de flores blancas, estuvo escoltado por el obispo Antonio Marino, el presidente de la Sociedad de Patrones Pescadores, Luis Ignoto; la flamante Reina Nacional de los Pescadores Brenda Stefanía Aab, su segunda princesa Agustina Ledesma y la madrina de la fiesta, Iliana Calabró. También acompañaron la celebración miembros de boy scouts y representantes de las distintas entidades del Puerto, todos con sus estandartes.

Tras recorrer algunas de las calles principales del Puerto, la procesión se dirigió a la sede de la Prefectura, donde se concretó la bendición a los agentes que se desempeñan en dicha repartición, cuidando y controlando lo que ocurre en el mar. Allí el jefe de la Prefectura local, prefecto mayor Carlos Arturo Barrios Cardozo, se sumó a la recorrida.

Luego, los fieles continuaron hasta el Monumento a los Pescadores, ubicado a pocos metros de la Banquina Chica, donde se dejó una ofrenda floral y se rezó por los pescadores que perdieron su vida en el mar y para dar fuerzas, fe y esperanza a sus familias.

En la banquina

Así, llegó la hora de descender por la banquina chica, donde, como es habitual, una multitud esperaba observar la salida al tramo náutico de la procesión.

En esta oportunidad, la imagen del patrono, las autoridades, reinas e invitados especiales, fueron trasladados en la embarcación "El Barba Negra". En tanto la imagen de la Virgen de Lourdes fue a bordo de "El príncipe azul".

Pasadas las 16.35, las embarcaciones comenzaron a soltar amarras y partieron al son de las bombas de estruendo para rendir el homenaje al mar y sus frutos. Con manos y pañuelos alzados, gran cantidad de personas acompañaron la salida.

Además de las embarcaciones que llevaban las imágenes, partieron en procesión otras lanchas amarillas, como San Juan José, María Rosa, Antártida MDP, Alba II, Espíritu Santo, entre otras.

La procesión volvió a la banquina chica, donde se escuchó el tradicional mensaje a los pescadores y la comunidad de parte del obispo y, mientras los fieles volvían a con la imagen de San Salvador a su lugar en la parroquia, se dio paso a la parte competitiva de la fiesta: el concurso del palo enjabonado, en el que varios participantes luchan por llegar al tope de un gran palo dispuesto en las quietas aguas de la banquina.

"Cultura del trabajo"

Este año, el mensaje del obispo estuvo directamente relacionado con el trabajo. "El origen cristiano de esta fiesta debe seguir inspirando la búsqueda de soluciones a los problemas que presenta la variada y compleja actividad pesquera y portuaria", indicó. Y recordó que "la intención del padre Dutto -creador de la celebración- fue profundamente cristiana y plenamente humana, al proponerse promover la cultura del trabajo y defender la dignidad del trabajador.

"Sé muy bien que el problema del puerto es complejo, entre otras cosas por la diversidad de actores, que viven situaciones muy diferentes según la escala social y el rol que les cabe. Como obispo no puedo brindarles soluciones técnicas sino principios que animan en su búsqueda".

En ese marco habló de la dignidad del trabajo y del trabajador. "Los padres y abuelos de muchos de ustedes han sido ejemplos sobresalientes de la cultura del trabajo y sus testimonios son faros cuyas luces siguen iluminando el camino a seguir. Junto con el trabajo aportaron un arraigado sentido de familia, la voluntad de brindar educación a sus hijos, la resistencia ante las dificultades y la ayuda solidaria. Todos estos valores, fortalecidos por la fe en Dios, hicieron grande nuestra patria. No deben perder vigencia tampoco en nuestros días, si de verdad queremos ser nación y no un conjunto de habitantes que se enfrentan por intereses egoístas".

Asimismo expresó que "el principio de dar prioridad al bien común sobre el bien particular debe presidir la relación de todos los actores en la gran familia portuaria".

"Preservación del recurso"

Otro principio básico, "lo constituye la preservación del recurso. El mar es un recurso que la providencia de Dios nos ha regalado. Pero con toda humildad me animo a pedir que seamos celosos guardianes de los bienes que el Creador ha puesto en nuestras manos para su felicidad y la de sus hijos.

"A la luz de los acontecimientos del año pasado, ante todos los actores expreso mi deseo de que todos entendamos que tenemos derechos y obligaciones, y que cualquier solución que se intente debe estar presidida por la voluntad de tender a la paz y a la amistad social", pidió.

Y agregó: "Entre las diversas causas de la crisis portuaria, aunque no la única, varios dirigentes empresariales y sindicales han coincidido en señalar el factor político. Por esta razón, pedimos a Dios que ilumine a las autoridades para que apoyen, ayuden y puedan resolver los problemas de la actividad pesquera, en la atenta escucha de justos reclamos".

Tras valorar las "prometidas obras de dragado de los canales de acceso al puerto" tuvo un párrafo especial de reconocimiento a las esposas de los "trabajadores del mar, que en la ausencia de sus maridos trabajan a la par en tareas exigentes para llevar adelante el hogar y educar a los hijos". Por último destacó que "bien sabemos que este trabajo, noble pero riesgoso, ha costado muchas vidas de trabajadores que nunca han podido regresar. Por ellos elevamos una oración sincera a Cristo Salvador, que ejerció este mismo oficio, a fin de que El los admita en su gloria y dé verdadero consuelo a sus familiares que por siempre sentirán su ausencia".