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16-02-2013

David Sim: "La intención de estas intervenciones urbanas es poder recuperar las viejas costumbres"

El especialista de un estudio internacional de arquitectura llegó a la ciudad para diseñar el cambio de distintas zonas. En su primera impresión de Mar del Plata, se sorprendió por la extensa costa, pero le llamó la atención lo poca conexión con el mar.

Seis chicos corren atrás de una pelota en la canchita de fútbol de la plaza ubicada a sólo unos metros de la Vieja Usina del Puerto. A un costado, David Sim, uno de los arquitectos internacionales que buscará cambiarle la cara a esa zona de la ciudad, mira asombrado y saca su cámara para grabar el paisaje entre goles y gambetas. "En Escocia esto no pasa. Los chicos ya no salen a jugar a la calle porque el tráfico es peligroso", dice. Sim cree que el fútbol es el ejemplo para demostrar cómo las costumbres cambiaron en todo el mundo. "Ahora se quedan adentro con sus computadoras, cada vez salen menos", dice.

El especialista del estudio de arquitectura Gehl llegó a la ciudad para realizar intervenciones urbanas en el centro, Güemes y la zona de la calle 12 de Octubre. "La intención es poder recuperar las viejas costumbres", asegura.

En su primera impresión de la ciudad, Sim se sorprendió por la extensa costa, pero le llamó la atención lo poca conexión con el mar. "Podía ver la gente en la playa pero no la oía. Sólo escuchaba el tráfico. No olía el mar, olía el tránsito", afirma en una extensa entrevista con LA CAPITAL en la que contará su experiencia en Copenhague, Nueva York y Londres.

- ¿Qué es lo primero que tiene en cuenta cuando llega a una nueva ciudad para trabajar?

-Cada vez que uno llega a un lugar nuevo viene como ser humano. Entonces llega con todos los sentidos: mira mucho, huele, toca, escucha y hasta siente sabores. Un lugar es bueno para las personas cuando tenemos que usar todos nuestros sentidos.

-¿Qué le dijeron sus sentidos sobre Mar del Plata?

-En el viaje de Buenos Aires a Mar del Plata ya detecté las primeras diferencias sutiles de cultura entre estas ciudad. Mar del Plata es increíble y tiene una topografía fuerte con el mar. La naturaleza y la ciudad se unen y es realmente interesante. Hay momentos de gran dicha de ser un ser humano.

-¿Ya estuvo en algún lugar en los que se va a trabajar y notó algún detalle?

-Nosotros estuvimos parados en la Diagonal Alberdi cerca del mar y estaba tan cerca que físicamente lo podía ver pero no lo escuchaba. Podía ver la gente en la playa pero no la oía. Sólo escuchaba el tráfico. No olía el mar, olía el tráfico. La diferencia entre un lugar lindo y un lugar fantástico es si uno realmente lo puede palpar con todos los sentidos. Uno siente el gusto de la sal en el aire, en el viento. De todas maneras, nosotros ahora recién vamos a explorar porque aún realmente no se cuáles son las respuestas para Mar del Plata.

-¿Hay algo en general de cada ciudad o todas son distintas?

- Nosotros tenemos la experiencia de trabajar en muchas ciudades como Londres, Nueva York, Melbourne, entre muchas del mundo. Y cada lugar es distinto. No veníamos con una idea fija de cual es la respuesta para Mar del Plata: todavía no lo sabemos. Quizás sabemos qué preguntas hacernos para así poder estudiar la ciudad.

-¿Han logrado la humanización de todos los espacios en los que trabajaron a pesar de las diferencias sociológicas y culturales?

-Todos somos humanos. A veces sólo tenemos que recordarlo. Después de trabajar en Londres y en Nueva York, creo que Mar del Plata va a ser mucho más fácil. Tengo la impresión de que la gente de la ciudad son buenos seres humanos

-¿Por qué?

- Es porque hay una cultura. La gente pasa tiempo en la playa, está pendiente del estado del clima y por eso es que tienen los sentidos entrenados. En Nueva York, nos dimos cuenta que la gente se había olvidado de los cinco sentidos. Nosotros comenzamos el proyecto en Nueva York y nos aseguraban que jamás iba a funcionar porque era una idea europea. Nos decían, "no entendemos esta idea del espacio público y nunca vamos a usar una bicicleta". En el primer proyecto durante tres sábados de agosto realizamos lo que se llama las calles del verano. Cerramos el tráfico en la Quinta Avenida. Todo el mundo veía que sus hijos estaban andando en bicicleta por el medio de la ciudad. Y no podía creerlo. Escuchaban los pájaros en pleno Manhattan. Y así fue que de pronto descubrieron sus sentidos.

- Lograron que disfrutaran de su ciudad.

- Hasta el americano más recalcitrante instintivamente se daba cuenta que se sentaba en una silla en plena calle, miraba la ciudad y la disfrutaban aunque nunca habían estado en Europa.

- O sea que ustedes se preocupan más por los cambios de hábitos en la vida diaria

-Nuestra pasión es la vida diaria, la cotidiana. Muchas veces el tema de la arquitectura es para eventos especiales como un centro cultural o la opera. Pero donde uno puede marcar la diferencia es en la vida diaria de todas las personas. Por ejemplo: ¿Cuál es la experiencia para que los chicos salgan a la calle a jugar al fútbol?

-¿Lo dice porque sabe que el fútbol es algo muy importante para la sociedad argentina?

-Mi madre me dijo que como venía a Argentina era muy importante que yo aclarara que era escocés y no inglés. Si uno es escocés piensa en el fútbol y en la Copa Mundial de 1978. En ese mundial, el equipo de Escocia jugó e Inglaterra no clasificó. Eso es muy importante para nosotros. La gente que tiene muy buena memoria recuerda que Escocia tuvo un seleccionado de fútbol. Y entonces yo me pregunto: ¿Por qué sucedió? ¿Cómo es que Escocia no encuentra once tipos para jugar al fútbol?

-¿Por qué cree que ocurrió?

-Cuando yo era chico, en la década del setenta, todo el mundo jugaba en la calle al fútbol. Yo era malísimo pero jugaba. Algunos se metieron en algún equipo y otros hasta llegaron a jugar en primera división. La diferencia de hoy, por el tema del tráfico, es que los padres no dejan jugar a los niños en la calle porque es peligroso. Entonces están adentro con una computadora o mirando la televisión. Entonces, la ley de selección natural ya no pasa más porque no todos los chicos juegan al fútbol ahora.

-¿Esto demuestra el cambio del estilo de vida en todo el mundo?

-Esto es porque pasamos de jugar afuera a jugar adentro. El tema del equipo de fútbol es un síntoma de un cambio inmenso en el que vivimos nuestras vidas. Ahora los chicos no aprenden a ir caminado a un lugar. Cuando caminamos aprendemos cómo es el mundo. Cuando volvíamos de la escuela tardábamos más que cuando íbamos porque a la vuelta uno estaba coquetando con una chica, hablando con amigos... Estabas aprendiendo la vida. En esa época se aprendía a resolver los propios conflictos en la calle y negociando la vida. Y lo hacían pasando el tiempo con otros seres humanos. Lo trágico es que a medida que nuestra sociedad es más rica somos menos felices. Eso es por estar solos porque no es natural.

-Entonces una de las intenciones de estas intervenciones es recuperar lo que acá decimos las viejas costumbres.

-Sí. En primer lugar vamos a pasar mucho tiempo conversando con la gente, con los que tienen negocios, con lo ciudadanos. Trataremos de estudiar y entender cómo funciona la ciudad. No vamos a forzar nada. Pero queremos tomarle el pulso y ver si podemos hacer algo que la gente desea de esas viejas costumbres. No estamos en plan de luchar contra los autos pero hay que encontrar un mejor equilibrio que tiene que ser cómodo para caminar o para andar en bici. Que agrade a toda la familia

- Mar del Plata quizás es una ciudad que no tiene el mismo respeto por los espacios públicos que una ciudad Europea. ¿Cómo se trabaja teniendo en cuenta estas diferencias culturales?

-Por supuesto que hay un desafío importante. Nosotros hicimos un proyecto en la ciudad de México para bicicletas. Esto es como una caja de herramientas. Fue inspirado por el sistema de Copenhague que es seguro. En todas las ciudades del mundo hay gente en bicicleta pero en general son personas de entre 20 y 40 años que se aventuran a salir al tráfico. Pero en Copenhague hasta las abuelas andan en bicicleta por la calle. Y esto es porque se hizo un sistema muy seguro.

-¿Cree que será igual trabajar en esta ciudad que en otro lugar del mundo?

-Es mucho más difícil trabajar en China o Estados Unidos que en Latinoamérica. Los latinoamericanos llevan en el corazón el disfrute del espacio público. Tienen pasión por la vida y por eso es tan atractiva. Cuando me dijeron de trabajar acá dije que bueno. Pienso que será relativamente fácil porque los argentinos entienden estas cosas. Cuando comenzamos en Copenhague, la primera calle peatonal se hizo hace 50 años. Fue la primera peatonal de Europa. Y decían que era imposible por el clima, el viento y el frío. Pero generando un ambiente agradable la gente cambió. Y esto es cosa de los seres humanos: todo el tiempo cambiamos y evolucionamos.

-¿Ha trabajado en ciudades con una costa tan extensa?

-Hicimos trabajo para Río de Janerio que también es un gran desafío por su playa. En realidad son las playas de todo Brasil. Y acá no es la playa de Mar del Plata; es la playa de Argentina.

-¿Cómo hacen las intervenciones urbanas? ¿Qué toman en cuenta?

-Hacemos estudios cuantitativos y cualitativos. Contamos cuántas personas pasan por el lugar, a qué hora vienen, hacia dónde se dirigen. Si van rápido o lento. Si se paran o se sientan. Estudiamos los números pero también las conductas. Todas las ciudades tiene su hardware y su software. El hardware es la cosa física y el software es el mantenimiento, el cuidado y cómo la gente se conduce. Si es un buen lugar, la gente lo cuida porque aman su ciudad. Pero si hay mala conducta es un indicativo de que no les gusta. Miramos todos estos pequeños detalles.

-El centro de Mar del Plata tiene una fuerte concentración de autos. ¿Qué le pareció para hacer intervenciones urbanas?

-El problema, por ejemplo, no son los autos. No estamos en contra de ellos pero tenemos que pensar en su conducta y que se comporten de manera correcta. Hay pequeñas cuestiones, si uno maneja rápido hay más ruido y menos seguridad. Un auto que va lento no da miedo. Si cuando camino por la calle con los chicos tengo que agarrarles fuerte las manos no hay seguridad y falta una conducta agradable del conductor.

- ¿Qué notó además del tráfico?

-Noté que hay muchas gente caminando y muchos de los café ponen mesas y sillas, pero no hay espacio. Una opción por ejemplo es que ese espacio de la calle que ahora se usa para estacionar en el futuro pueda tener algunas mesas más. Hay que pensar esa opción.

-Cuando termine su trabajo, ¿Mar del Plata será una ciudad más amigable?

-Creo que sí. Este es el comienzo de una travesía y que tenemos que repensar cómo queremos vivir nuestra vida.