FERNANDO MELO PACHECO
"De una acusación como ésta no se vuelve más"
Fernando Melo Pacheco (47) decidió hablar. El profesor de educación física que atravesó la angustiante experiencia de ser acusado falsamente de delitos aberrantes. Lo absolvieron de 21 casos de abusos sexuales contra sus alumnos de jardín de infantes. Su caso y la relación con el del colegio Gianelli.
Fernando Melo Pacheco hoy tiene 47 años y su vida es otra. Ya no es aquel pujante profesor de educación física que daba clases. Hoy es un empleado administrativo. Dice que el tiempo puso las cosas en su lugar, pero que una vez que el daño está hecho, no hay forma de repararlo. Invita el café y de dispone a hablar en el living de su casa, esa en la que estuvo encerrado durante 3 años y medio. Sin poder salir y a la espera de un juicio que terminó absolviéndolo de 21 casos de abuso sexual infantil en el jardín de infantes del Colegio Nuestra Señora del Camino.
Acepta que su nombre nuevamente salga a la luz y entiende que será inevitable cada vez que suceda un hecho de denuncias masivas por abuso sexual. Está al tanto de lo que está ocurriendo en el colegio Gianelli, pero prefiere no entrar en detalles.
Un amigo llama por teléfono en el momento en que está por comenzar la entrevista acordada. "Sí... y esto es así... es más está la gente de LA CAPITAL... gracias... un abrazo", dice y finalmente corta. Ahora sí el grabador se enciende y por primera vez en mucho tiempo Fernando Melo Pacheco habla. Tiene ganas de hacerlo y es un momento adecuado. El contexto en la ciudad lo libera.
-El caso del colegio Gianelli trae a discusión cuáles son las conductas o reacciones más adecuadas. ¿Cómo lo analizás desde tu posición única, por tu historia y por tu experiencia?
-Creo que en la medida en que vayan surgiendo distintos casos como éste las luces se deben encender. Esta mujer todavía ni la procesaron y ya la mataron. No es por defenderla pero hoy por hoy es inocente y sin embargo ya la condenaron. ¿Como volvés de todo esto ahora? De una acusación como ésta no se vuelve nunca más. Yo lo que veo es que hay un accionar que merece un estudio, no sé, sociológico tal vez, para que explique cómo prenden los casos de abuso en los colegios. Lo digo en el sentido de que la gente "compra" enseguida lo que empieza a decirse. Ante un rumor, o lo que dice el padre que supuestamente dijo el hijo, enseguida se arma una psicósis generalizada.
-Acaso se trate de un padre que entiende que ante cualquier indicio de daño contra su hijo debe corresponderle una respuesta vehemente, que en realidad es una respuesta irracional en muchos casos...
-A mí me parece bárbaro que ante un indicio se investigue, pero el problema en estos casos es que se van por caminos que no corresponden. Esto pasa por el desprestigio y la falta de autoridad con que se ve al docente hoy en día. Yo ante la duda también me preocuparía pero con el primero que voy a hablar es con el director, el vice director, con las maestras. Si ellos dicen, acá no pasó nada, se terminó el caso. Es solo un dicho del nene que pudo haber mal interpretado o lo que sea un hecho puntual en una clase de música o educación física. Pero no, no importa lo que diga la directora. A la directora hay que lincharla porque se la presume cómplice de la maestra... Entonces hasta que no se ataque ese tema estos casos van a seguir pasando.
-¿No cambió nada entonces desde el año 2002 ?
-Lleva tiempo. Lo mío pasó hace ya 10 años y los padres siguen actuando de la misma manera. Yo lo que veo, por suerte, es que la Justicia es más prudente. La Justicia se va a tomar su tiempo tal vez no va a proceder como procedió conmigo, ya sea en lo pericial, en las declaraciones. A mí literalmente me barrieron de entrada y después tenés que demostrar todo en un juicio oral. Fue todo un proceso de 3 años y medio en el que yo tuve que demostrar que era inocente y no los que me acusaban demostrar que yo era culpable. Se arrancó al revés...
-En el año 2002 no había redes sociales. Ahora, cualquier persona toma partido y tiene un poder de difusión destructivo. ¿Por qué la gente es tan irresponsable?
-Es un dilema. Veo que la gente que no tiene nada que ver con el tema, es decir que no son los padres que denuncian o familiares, estos casos le atraen. Sí, pasó eso, pasó eso, dicen. Eso le da fuerza a la bola y no se detiene más.
-Y arrasa con todos. En el caso tuyo dañó a muchas personas, ¿verdad?
-El dolor es de las dos partes cuando esto es mentira. Porque el denunciante está convencido que el hecho pasó y si viene la Justicia y le dice que no, entonces no tiene vuelta atrás tampoco. Es tan doloroso para el denunciado, porque fue todo falso, como para el padre que cree ciegamente que eso pasó. Salen todos lastimados en estos casos.
-Vos además de la acusación tuviste que experimentar el encierro en una cárcel como la de Batán. ¿Eso fue lo peor?
-Yo estuve dos meses en prisión hasta que me hicieron las pericias psicológicas y después estuve más de tres años con prisión domiciliaria. En esta misma casa. Hasta que llegué al juicio oral. Imposibilitado de salir a trabajar. Estos delitos son los más repudiados socialmente y tenés que vivirlo para darte cuenta lo que es. Además, ir a un penal con esa causa no se lo aconsejo a nadie, es lo peor que te puede pasar. Fue difícil también estar encerrado en mi casa.
-¿El tema del repudio social es el centro del daño entonces?
-Bueno en ese sentido, el que no me conoce, seguro que va a pensar que soy un sátiro y que soy responsable. Pero el que me conoce... yo nunca sentí repudio de los que me conocían. Lo que pasa es que la gente se toma su tiempo, duda y es lógico.
-Pero a uno no lo conoce el 99.9 por ciento de las personas...
-Sí, es cierto... Pero bueno, yo me apoyaba en eso que decía antes y no tuve ningún problema en lo psicológico: a mí me importa lo que diga el que me conoce. El que no me conoce... y bueno, ya con el tiempo las cosas se van a ir acomodando y de hecho pasó, porque yo sigo viviendo acá, no me fui, sigo trabajando en Mar del Plata y gente que antes me miraba mal ahora viene y me saluda. Mis vecinos, por ejemplo, saben que yo nací y me crié acá, entonces con ellos jamás tuve problema. Es más, en la puerta de mi casa me hicieron como diez escraches los padres denunciantes. Venían pintaban todo, me puteaban, tiraban piedras y cuando la gente se iba, venían los vecinos y me decian que me quedara tranquilo, que ellos sabían quién era yo. Y acá estoy.
-¿En una situación como esa preocupa saber qué si los jueces no te creen podés recibir una condena importante por el peor de los delitos?
-La condena a mí nunca me preocupó porque viendo cómo se había producido el proceso sabía que todo iba a terminar en una absolución. Lo que me angustiaba más era el desprecio que generaban los medios al tratar el tema, también la duda en saber cómo seguis después. Y también te preguntás por qué a mí... Y ves cómo se te cae una carrera que tenías por delante.
-¿Por qué suceden estos casos de denuncias y más denuncias, y ensañamiento, casi sin pruebas?
-No tengo una explicación lógica, tal vez en el tema del abuso en los colegios la gente está esperando el mínimo indicio para caerle a la escuela, sin tener en cuenta lo que pueda decir el personal docente. Mirá, en Jardín es imposible que pase una cosa así sin que se entere el resto del Jardín. No podés. Son salas chiquititas donde das clase... No puede pasar nunca. Si pasa algo es porque tenés el consentimiento de la totalidad del jardín. Entonces, ¿son todos degenerados? Y la gente eso no lo sabe, cree que uno acciona dentro del establecimiento por su cuenta y los demás no lo ven. Tendrían que tener en cuenta lo que dice el resto del personal y buscar la solución, no hacer un escrache popular de una persona porque eso después no tiene vuelta atrás.
-¿Considerás que los padres se equivocan al actuar de esta manera?
-Es que también hay mucha ignorancia alrededor de esto. Un padre cree que va a solucionar el tema y lo termina embarrando. Porque supongamos que realmente haya pasado un hecho y lo peor para llegar a la verdad es exponiendolo de esa manera.
-¿Crees que hay padres que son víctimas también?
-En mi caso hubo padres que fueron víctimas de la psicosis colectiva, pero también hubo muchos vivos que se prendieron en esto y tuvieron mala intención. De hecho hay un padre condenado, una madre fue procesada por falso testimonio y había gente que sabía que esto no era así pero que operó a favor de la psicosis. El resto de los padres seguramente fueron víctimas porque creyeron esto. Hubo padres que siguieron adelante mi caso por un interés económico.
-¿Un docente debe cuidarse entonces de casi todo lo que hace porque puede caer en una situación como esta?
-No hay forma de evitar estas cosas. No pasa por hacer algo o dejar de hacerlo. No le encuentro la explicación a qué es lo que no hay que hacer para que no le pasen a un profesor estas cosas. Basta que se tergiverse un hecho. Por ejemplo, en la educación física vos trabajás con colchonetas. Un nene hace un roll y para ayudarlo a girar al nene lo tocás. Listo, ya está eso puede malinterpretarse como que vos estas tocando al nene de otra forma. Entonces si no podés hacer eso, ni la otra, no podés dar clases.
-¿Cómo lidiar con una falsa acusación?
-Es horrible, pero la tranquilidad de conciencia hace que lo puedas sobrellevar. Las veces que yo le decía a la fiscal: ¿dígame qué hago para demostrarle que esto no es así? La agresividad con que se manifiestan los padres en estos casos hace que las personas que tengan que hablar bien de vos muchas veces se sientan presionados a hacerlo. De hecho en la escuela pasó, porque hasta le pegaron a maestras...
-¿Algún padre te pidió disculpas en estos once años?
-Ninguno. Nunca hubo una carta, un llamado, nada. Por ahí me crucé con alguno, pero no lo sé. Tal vez haya alguno que crea que estó no pasó pero seguro que hay muchos que siguen pensando que yo soy un abusador. A algunos padres los entiendo, porque ellos también sufrieron innecesariamente.
-¿Qué se pierde en una situación como esta?
-Yo siempre valoré ser una buena persona y que me valoraran por lo que hacía. Eso lo perdí, porque te señalan. El día de mañana quiero ir a trabajar a otro lado y ya no te toman como una buena persona. Y eso no lo recuperás más. Es todo mucho más difícil, porque cuando enfrentás una situación no sabés con lo que te vas a encontrar.
-Si te ofrecen hoy un trabajo con chicos ¿lo aceptás?
-No, porque sería meterme a trabajar en un lugar y estar incómodo. Eso perdí. Ya no puedo. Lo perdí. A mí trabajar con chicos me gustaba y con grandes también. Los chicos tienen sus pro y sus contras, pero es un trabajo. Eso lo perdí. Yo no puedo ir a un colegio a trabajar con chicos.
-¿Qué te sucede cuando ves otro caso de denuncias compulsivas que, si bien pueden ser ciertas, condenan desde el inicio a la persona denunciada?
-Siento mucho dolor porque se reviven situaciones dolorosas y también porque puede ser que la persona acusada esté pasando por lo que pasé yo.