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28-01-2014

Esperan que la devaluación mejore la competitividad de la industria pesquera

La depreciación del peso genera mejores condiciones para recomponer la rentabilidad en la industria pesquera. Pero en el sector temen que un rápido aumento de costos atente contra los supuestos beneficios del nuevo tipo de cambio.

La aceleración de la devaluación registrada en el transcurso del último mes, algo que supuestamente debería generar beneficios para una industria netamente exportadora como la pesquera, no incentivó aún a las empresas a incrementar su nivel de actividad, según lo demuestran las cifras oficiales de desembarques publicadas por la Secretaría de Pesca de la Nación.

En lo que va del mes de enero la flota local realizó capturas por 5802 toneladas, es decir, un 23% menos que en enero de 2013. El número indica la existencia de un escaso movimiento en el puerto marplatense, donde empresas y armadores independientes aún no dan por mejorada su situación económica y financiera tras la fuerte depreciación del peso dispuesta por el gobierno.

El hecho de que la moneda nacional ya haya superado los $8,30, debería otorgar mayores ganancias para la industria.

Pero si bien el proceso de devaluación se desencadenó hace meses, todavía no existen certezas sobre cómo esto terminará impactando en la pesca, donde se espera que nuevos aumentos de costos producto de la inflación conspiren contra el supuesto margen de rentabilidad que se acaba de generar.

En la medida en que el valor de los insumos aumente, es posible que los presuntos beneficios de la fuerte devaluación se diluyan y por eso "lo más razonable por el momento es manejarse con prudencia", le explicó a LA CAPITAL una fuente del sector. "Venimos de años muy malos, trabajando a pérdida, con deudas y posibles nuevos aumentos de costos. En este contexto no podemos gastar a cuenta", agregó, al explicar las razones por las cuales la flota está teniendo un escaso movimiento durante los primeros días de 2014.

Entre los temores más concretos figura la posibilidad de que en las próximas semanas haya variaciones en el precio del combustible, así como en otros insumos críticos para la cadena productiva de alimentos pesqueros. Además las cámaras saben que dentro de algunos meses se desencadenará una discusión salarial con los gremios del sector, una instancia a la cual llegarán sin tener desde ahora ninguna certeza sobre cuál será su auténtica situación económica y financiera.

En 2013 las capturas registradas en todos los puertos del país fueron significativamente mayores a las que había habido en 2012. Pero las empresas señalaron que la comparación no reflejaba lo que en realidad estaba sucediendo, ya que en rigor hace dos años la flota marplatense había permanecido paralizada durante casi 4 meses por una huelga de marineros.

Sumado a esto, en 2013 hubo una excepcional zafra de calamar, que contribuyó distorsionar aún más los números. "La realidad es que la falta de rentabilidad nos obliga a ser muy cuidadosos y evitar que la salida de un buque termine siendo deficitaria. Por ese motivo la actividad se mantiene a un ritmo muy lento", explicó un armador.

En la medida en que no se tengan certezas sobre cuál será la evolución de sus costos, la industria no da por lograda una mejora en su competitividad. "Pueden devaluar todo lo que quieran, pero si en simultáneo suben los precios de los insumos esto no tendrá ningún efecto", agregó.

La semana pasada, cuando el dólar ya había llegado a los 8 pesos, empresarios y dirigentes gremiales del sector se reunieron con el ministro de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, Carlos Casamiquela, quien destacó que la nueva paridad cambiaria debería traducirse en una mayor competitividad para el sector.

De todos modos, las cámaras plantearon sus dudas e insistieron con la necesidad de que se adopten otras medidas de ayuda, especialmente, la reducción de las retenciones a la exportación para cierto tipo de productos a los que les resulta muy difícil competir en ciertos mercados.

Otra circunstancia que conspira contra la pesca argentina es la caída del régimen de preferencias de la Unión Europea, lo que generó un incremento de los aranceles para el ingreso de alimentos pesqueros al bloque. Por ejemplo, el impuesto de la UE para la merluza pasó del 4,2% al 7,5%.