"Convertimos el comer en un acto ilícito y eso es tremendo"
Mónica Katz, médica nutricionista. La médica nutricionista habló sobre la "demonización" que se hace de algunos alimentos. Y criticó a sus pares que "dan dietas con menos calorías de las autorizadas".
"Lamentablemente lo que veo desde que empecé con la nutrición, es que asistimos a un proceso tremendo en la Argentina porque convertimos el comer en un acto ilícito". Así entiende la médica especializada en nutrición, Mónica Katz, la relación entre los alimentos y los argentinos.
En su paso por Mar del Plata, Katz presentó el libro "Somos lo que comemos" en el marco del ciclo de escritores que organizan las editoriales Aguilar y Alfaguara en el NH Gran Hotel Provincial, que se realiza los miércoles a las 20, con entrada libre y gratuita. La médica especializada en nutrición, fundó el Equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Carlos Durand, donde trabajó durante veinte años, y participó como asesora en el diseño de la Ley de Obesidad. Actualmente se desempeña como coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición.
"De alguna manera, demonizamos los alimentos", dice Katz en diálogo con LA CAPITAL quien a su vez cuestiona a los nutricionistas que "dan dietas con menos calorías de las recomendadas".
-¿Qué implica comer?
-Comer es incorporar el mundo, es tomar lo que necesito, destruirlo para construir y armar lo que soy, lo que pienso, la vida que llevo. Comer es un acto absolutamente primario pero trascendente y hay que colocarlo en ese lugar. Lamentablemente lo que veo desde que empecé con la nutrición, es que asistimos a un proceso tremendo en la Argentina porque convertimos el comer en ilícito porque somos hipertensos, tenemos colesterol o estamos viejos, y la comida pasó a ser pecado capital. Eso es peligroso y entonces pululan gurúes diciendo que hay que comer 600 calorías y eso no puede ser. No podés ser saludable con menos de 1.200 calorías y eso lo dicen las principales entidades de salud del mundo. Sin embargo en la Argentina nadie dice nada y se siguen dando dietas de menos de 1.000 calorías. Esto está reglamentado que sólo puede usarse para 12 semanas sin embargo se hace más. De alguna manera demonizamos los alimentos, hay una tendencia medio vegetariana que no me parece cuestionable pero que está haciendo un consumidor ético y crítico, pero estamos demonizando los pescados o la carne cuando en realidad son saludables al igual que las harinas.
-El tema de la comida y la alimentación, ¿nace en casa?
-Es complejo. Si se analiza la última reunión familiar o de amigos en que te sentaste, seguro alguien comentó: no voy a comer porque estoy gordo, o esto tiene mucho colesterol, etc, etc. Hay como un diálogo compartido inevitable sobre la comida pero con demonización del alimento, no con un acercamiento o mirada saludable o crítico nada más. Y la verdad es que si hay un momento en el que no debiéramos hacer comentarios sobre la comida, es cuando nos sentamos a comer. Nuestros chicos nos miran y ven nuestra actitud. La epidemia de obesidad y enfermedades crónicas comenzó en el 80', nuestros abuelos comían y no tenían obesidad, entonces hay algo que no sabemos qué es y que excede al alimento.
Porciones pornográficas
-En esto la publicidad y el sedentarismo ¿colaboran?
-Yo no creo que haya buenos o malos alimentos, sí los hay con mejor o peor perfil nutricional. Un ejemplo es la palta que tiene mucha grasa pero es saludable. Todo es relativo en nutrición. Pero sí creo que hay porciones pornográficas de alimentos, por ejemplo el sándwich de 5 hamburguesas, que creo que debería estar prohibido. Lo mismo con el balde de pochoclo. Nosotros comíamos hamburguesa, pero era una sola. Lo mismo con el pochoclo, pero era una bolsa de papel madera. En definitiva, se comía menos y se movían más. Hoy estamos prisioneros de horas de pantalla a través de las computadoras, tabletas, celulares. Cuando éramos chicos caminábamos hasta conseguir un teléfono, hoy no hay teléfono de lugares sino de personas y hasta 3 por cada una. Es decir que tenemos una enorme combinación de barreras al movimiento de todo tipo y plena disponibilidad de comida, pero en porciones pornográficas. Me imagino un mundo en el que haya un límite máximo de lo que se promociona en vía pública. No puede haber en la vía pública una gigantografía de un sándwich de cinco hamburguesas, o en un cine un balde de pochoclos disponible para un niño.
-¿Qué pasa en la Argentina con la obesidad?
- Los datos de la última encuesta nacional de factores de riesgo del Ministerio de Salud de la Nación nos muestran que la brecha entre 2005-2009 fue tremenda. Así que creo que las nuevas cifras serán alarmantes. Yo tengo datos personales porque coordiné un trabajo a nivel internacional hace un año que involucró a 20.000 personas en cinco continentes de un estudio que se llamó Inspire me que reveló que Latinoamérica todo el promedio de sobrepeso es 80%. Esto que está pasando es imparable y la cresta de la ola todavía no la vimos.
-Entonces no sólo hay que preocuparse, sino ocuparse, desde el Estado, la familia, etc.
-La familia sin duda tiene que ver. Nosotros una vez al año hacemos una reunión multitudinaria que el año pasado tuvo como temática de "tal palo tal astilla". Ahí trabajamos los estilos de padres de acuerdo a la comida, donde con ejemplos y estrategias podés cambiar lo que tu hijo es en materia de nutrición, todo desde casa. Pero creo que esto excede a la familia. Para salir de esto hay que involucrar al Ministerio de Economía y ponerse a discutir incentivos e impuestos. Al Ministerio de Trabajo para ver de qué manera se controla a toda la fuerza laboral del país para que coma bien y tenga tiempo para moverse y técnicas anti strees en el trabajo. Al Ministerio de Educación. A los medios de comunicación, que pueden informar más y mejor. O los tribunales éticos de las sociedades científicas que no le dicen nada a los nutricionistas que dan dietas con menos calorías. A mí me preocupa porque no se comenzó a hacer todo junto, sino están todos separados. También me preocupa que en Argentina en las carreras de Salud no tienen nutrición como materia obligatoria. Yo creo que el problema es que en el país todos, una vez por año, nos debemos sentar a discutir.
-¿Y qué pasa en otros países?
-Los países que empezaron a hacer cosas multisectoriales están logrando resultados. Los incentivos para consumir lo saludable funcionaron mejor que los impuestos. Y quizá un economista puede sacar un proyecto de ley para subvencionar a la producción frutihortícola, por ejemplo. Hay países como Australia o Inglaterra que empezaron a instalarlo como problemática global y cada uno aporta lo suyo.
