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04-04-2014

"La Universidad argentina no se percató cuál es su lugar en la sociedad"

El nuevo rector de Caece de Buenos Aires estuvo visitando la sede local. Reflexionó sobre el sistema universitario argentino.

"Me da la impresión que la universidad argentina ve a los alumnos como estudiantes, pero no presta atención al hecho de que tiene una persona cuyas decisiones, en 10 ó 15 años, van a ser influyentes", aseguró Francisco von Wuthenau, flamante rector de la Universidad Caece. En su paso por la ciudad, donde visitó la sede Mar del Plata de la casa de altos estudios ubicada en Olavarría y Gascón, Wuthenau consideró que "la universidad no se percató de cuál es su lugar en la sociedad".

El rector, que fue asesor técnico de la Secretaría General de la Presidencia de la Nación (1967), en 1988 se convirtió en el fundador de la Universidad de San Andrés, integró la Junta de Gobierno de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Tucumán) y el Consejo de Administración de la Fundación Vida Silvestre.

-¿Qué rol juega hoy la universidad argentina?

-La universidad argentina no se percató de cuál es el lugar que ocupa en la sociedad. Es la institución por excelencia donde se forma a los dirigentes de la sociedad. Me da la impresión de que la universidad ve a los alumnos como estudiantes, pero no presta atención al hecho de que tiene una persona cuyas decisiones, en 10 ó 15 años, van a ser influyentes. El segundo defecto es que la universidad no se percató de que es la que establece el nivel del sistema educativo argentino. ¿Cómo lo hace? Formando a los que van a enseñar y estableciendo las condiciones de los ingresantes. De esta manera es como se establece la calidad, porque el que va enseñar tiene que tener cierto nivel, y el alumno que se incorpora al sistema universitario tiene que demostrar que tiene potencial para el estudio. Si se aplicara esto, inevitablemente la escuela secundaria debería levantar el nivel. Ambas cosas explican muchos de los problemas que tiene la Argentina, que tratamos de resolverlo todos los años, sin mayores avances. Después, la universidad es la institución que prepara a las personas que interactúan con el resto del mundo, esto se ve muy claro en la investigación. Este es un rol que si la universidad no lo hace, otra institución no lo lleva adelante. El otro tema, que puede ser más discutido, es que alguien tiene que pensar a largo plazo. Hoy en la sociedad actual, ¿quién lo hace? La impresión que tengo es que no hay muchos que lo hacen. Los problemas se vienen encima.

-Políticas como las que se toman con las carreras prioritarias, ¿cómo las ve?

-En general la reacción es siempre a posteriori. Empezó a haber un clamor de que faltaban ingenieros, entonces el Gobierno, atinadamente, apoya y financia un programa para que más jóvenes decidan inscribirse en esas carreras. En definitiva esto tiene mucho que ver con la escuela media. Las motivaciones esencialmente vienen de la escuela, así que allí hay un eslabón muy importante.

¿Competencia?

-Las universidades privadas y públicas, ¿conviven o compiten?

-Creo que competimos. La universidad la hacen los alumnos y profesores, y estos últimos son un recurso escaso. Esto porque probablemente la carrera ha sido muy azarosa en Argentina. La excesiva politización de la Universidad estatal es nefasta para una carrera de profesor. A la universidad privada normalmente, le cuesta mucho generar los recursos suficientes para remunerar a los profesores. Así que en ese espacio, hay competencia.

-En Mar del Plata por ejemplo, los profesores se terminan compartiendo entre la universidad pública y la privada.

-Efectivamente, y es una especie de statu quo. De todos modos si la universidad privada puede lograr captar a ese profesor con alta dedicación, va a tratar de hacerlo. Por el momento esta es una situación lógica. En Buenos Aires, recién hace poco tiempo se puede empezar a hablar de un mercado de profesores. Y la otra competencia es el buen alumno.

-Y ahí ¿qué se hace?

-No cabe dudas de que la escuela media está pasando por una etapa mala, lo que es un dato de la realidad. Lo que es mucho más difícil, es ver cómo se revierte.

-¿Cómo se enfrenta el problema del ingreso y permanencia del alumno en la universidad y el hecho de que el acceso a una carrera sea igual para todos?

-Acá hay un problema que en otros lugares no se da, que es que la educación terciaria en la Argentina no ha despertado mucha adhesión en términos generales. Entonces acá van muchos jóvenes a la universidad que en otros países o latitudes no lo harían. Esto explica parte de estos fenomenales tasas de abandono, que es una derroche de recursos escasos. Yo creo que la universidad no está cumpliendo con su responsabilidad al dejar entrar a cualquier postulante. Le está haciendo un daño al país. Que adopte determinadas medidas, incluso hay facultades de universidades estatales que tienen algún tipo de cláusula de ingreso. Hay que poner mucha atención en la transición de la escuela media a la universidad. ¿Y cómo se levanta la puntería? No lo sé, por lo pronto los profesores deberían ser full time. Yo tenía la esperanza de que en Argentina iba a ver una competencia educativa entre provincias a partir de que la Nación pasó el mando de la educación, pero no sucedió.