La avenida Constitución, un centro comercial que no para de crecer
Tiene negocios de todos los rubros * Lejos de aquel boulevard que sólo mostraba locales nocturnos, ahora es disfrutada durante todo el día * En los últimos cinco años se radicaron oficinas de servicios, bancos, comercios de ropa, restaurantes, confiterías y cafés * El crecimiento se corresponde con el que experimentó la zona norte de la ciudad * Creen que uno de los desafíos es que logre más tráns
por Ramiro Melucci
Hacer las compras, juntarse a tomar un café, mirar vidrieras, ir al gimnasio y hasta realizar trámites en el banco. En la avenida Constitución todo eso no lleva mucho tiempo: solo hay que caminar un par del cuadras. Es que en el último lustro el que alguna vez fue el 'buolevard del ruido' profundizó su transformación. Ahora es tan común ir a la verdulería, a la frutería, a comprar carne o pasear en familia como en la década del setenta era ir al boliche.
Constitución tiene de todo. Estaciones de servicio, concesionarias de autos, farmacias, ferreterías, panaderías, veterinarias, heladerías, estacionamientos, supermercados, parrillas, peluquerías, jugueterías, locales de moda y almacenes proliferaron en los últimos años al ritmo del crecimiento exponencial de la zona norte de Mar del Plata. "Es la que más creció", repiten en el municipio.
El cambio fue progresivo pero rotundo: cuarenta años atrás, Constitución vivía solo de noche. De treinta locales nocturnos apenas queda un puñado, con Sobremonte y Chocolate como estandartes. Ya es un juego de hombres que peinan canas mencionar qué comercio hay ahora donde antes estaban los boliches emblemáticos. "Donde está Copetel estuvo Vinicius; donde estaba Sunset hay un centro comercial", se entusiasma uno de ellos.
"La avenida Constitución es una zona comercial que en los últimos 15 años se ha desarrollado muchísimo. Lo mismo que otras arterias de la zona norte, como Tejedor, Estrada y Acevedo", asegura el subsecretario de Comercio e Industria municipal, Blas Taladrid.
"Hasta no hace mucho, uno veía discotecas que se hacían cada vez más grandes. Pero después se fue formando una zona de servicios. Son comercios que hacen al día a día de la gente: despensas, verdulerías, fruterías, supermercados. Luego empezó a crecer en oferta gastronómica: confiterías importantes, restaurantes y cafés", describe.
En el municipio definen a Constitución como un centro comercial a cielo abierto de carácter barrial. Es porque, aseguran, la mayoría de quienes la recorren cada día viven en los barrios que la rodean. No como el microcentro o Güemes, "donde confluye gente de distintos sectores de la ciudad", observa Taladrid.
Los turistas tampoco la frecuentan. "No vienen para ir a Constitución a hacer compras. En todo caso, la eligen por esparcimiento", marca. "Para nosotros ?agrega? es un dilema porque es la entrada a la ciudad. Lo que nos venimos planteando es la necesidad de definir la identidad y, sobre esa base, repotenciar su capacidad de ventas para constituirla en un centro comercial en el que pueda confluir gente de otras partes de la ciudad".
Constitución no creció sola. La avenida Tejedor, que la cruza, también tuvo un repunte comercial notorio. Por eso en el programa de promoción de centros comerciales a cielo abierto que puso en marcha el municipio los principales tramos de las dos avenidas conforman una misma área.
El primer objetivo del plan es potenciar la rentabilidad de los negocios. Para eso, designó a un coordinador encargado de hacer un relevamiento de los rubros y mantener reuniones individuales y grupales con los comerciantes.
En la municipalidad no dudan de cuál es una de las claves del desarrollo: los que habitan la zona tienen un poder adquisitivo entre medio y alto. "En su momento, la Facultad de Ciencias Económicas señaló que el barrio El Grosellar era el más elegido por los profesionales para afincarse. También crecieron La Florida, Montemar, Caisamar y Los Pinares", enumera Taladrid.
Otro de los puntales de la expansión de la avenida, según el martillero Jorge Marinángeli, fue el establecimiento de comercios de renombre. "Eso influyó mucho porque arrastra a mucha gente. Y una cosa trae la otra: cuando los demás empresarios ven que se están instalando comercios conocidos, ponen el punto de mira acá", analiza.
Trabaja hace 18 años en la inmobiliaria Del Rosso-Ingratta, que lleva en la zona "casi 50", por eso Marinángeli puede contar con exactitud cómo se desarrollaron los cambios. "Los locales nocturnos desaparecieron casi todos, pero la avenida progresa año a año, apoyada por los edificios que se están construyendo sobre la costa", menciona.
La inauguración, el año pasado, del Museo de Arte Contemporáneo a metros de la rotonda de la costa y Constitución sumó otro envión. "Por lo menos hay 50 obras en marcha a lo largo de la avenida", estima Miguel Martínez Allué, director general de la confitería la Fonte D'Oro.
"Conozco varios proyectos que se van a desarrollar en las primeras cuadras de la avenida desde la costa. Por caso, en Constitución y Patagones, donde había un vivero, se va a hacer un complejo comercial. Lo mismo en Artigas y Constitución", cuenta Marinángeli.
Los locales vacíos son una rareza. "Se desocupan y se alquilan rápido", asegura el martillero. "Las ventas también van bien: como Güemes o playa chica, es un lugar estratégico por el impulso comercial que están teniendo. Todo lo que tenga que ver con lo comercial va para adelante, muy distinto de lo que sucede con las casas y departamentos".
Comercios de todos los rubros, canchas para practicar deportes, oficinas de servicios. A Constitución parece no faltarle nada. Pero los que la analizan creen que aún queda un punto pendiente. "Es una vía rápida de tránsito; necesitaría ser más lenta, con más tránsito peatonal. Hoy no lo hay: la gente se mueve en auto. Para que esto pase se requiere otra conciencia y algunos cambios estructurales, como una mejor iluminación peatonal y mejores veredas", opina Taladrid.
Los boliches quedaron en la historia: Pancho Fredy, Los Robles, Los Aromos, Yeye, Enterprisse, Beduinos, Afrika, El Castillo, Dix Point, Banana son nombres propios que se combinan con verbos en pasado. En la década del ochenta comenzó la transformación con los primeros minimercados, heladerías, pinturerías, ferreterías y farmacias. Treina años después, la Constitución que se disfruta de día se impuso definitivamente.
