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31-05-2014

Cuando el arte se muda a las paredes públicas

Colores estridentes, mensajes escritos o dibujados, sucesiones de cuadros que generan murales son algunas de las muestras que integran los miles de grafitis que existen en la ciudad.

Los grafiteros de Mar del Plata no están pintados. Ante la polémica generada por el ministro del Interior, Florencio Randazzo, debido a las pintadas de los trenes nuevos, la comunidad de dibujantes locales no se quedó callada.

A través de una de sus páginas de Facebook opinaron que "se quejan de las pintadas en el tren nuevo y nosotros nos tenemos que aguantar las pintadas políticas de todos ellos... las cuales arruinan en más de una ocasión murales y pintadas inigualables, tanto en Mar del Plata como en Buenos Aires con esa cal barata y a cambio solo le dan un choripán y cerveza a esos "pintores políticos" que en más de una vez van armados para realizar esas pintadas".

A decir verdad, la polémica ya estaba planteada tiempo atrás, ya que algunos califican al grafiti como "vandalismo pictórico" mientras que otro lo consideran arte.

Como en todo el mundo, y gran parte del país, la ciudad vive una explosión de esta manifestación artística y callejera y no hay barrio o esquina que no ostente algún mural.

Así, algunos muros ostentan pintadas referidas a equipos de fútbol o grupos musicales mientras que otros dan muestra de una cultura alternativa que surgió con el Mayo Francés y logró uno de sus picos máximos en la década del '80 en New York, con el artista Keith Haring como uno de los máximos exponentes. El origen también se puede remontar a la prehistoria, con los dibujos en las cavernas.

Ante el crecimiento de estas intervenciones urbanas, tanto en sus diferentes formas que pueden corporizarse también como "stencil" o "iconomakers" (en inglés), diversas voces se elevan tanto a favor como en contra.

De acuerdo a la definición de la Real Academia Española (RAE), grafiti significa "letrero o dibujo circunstancial, de estética peculiar, realizados con aerosoles sobre una pared u otra superficie resistente". Generalmente, los mismos quedan plasmados en muros de edificios públicos, los menos en medianeras privadas, y los más desaprensivos eligen los monumentos. Si en primera instancia fueron mensajes de protesta, hoy también contribuyen a la decoración ciudadana.

Así, se pueden observar dibujos hasta simples leyendas como "Hasta que vivir valga la pena", ubicada en Funes casi San Lorenzo, entre tantas que existen en la ciudad.

Arte callejero

Claro que esta expresión artística callejera creció y se extendió a punto tal que existen distintos sitios en la web que enseñan a "grafitear" y que ofrecen cursos basados en talleres teóricos prácticos, aunque la mayoría se define como autodidactas.

Una de esas páginas es www.escritosenlacalle.com, que se define como una "construcción abierta y continua. La idea es ir registrando las inscripciones fugaces como si fueran hojas sueltas de un libro colectivo", mientras que otros artistas eligen las redes sociales para viralizar sus creaciones.

Es más, el nuevo libro del consagrado Arturo Pérez Reverte -"El francotirador paciente"- trata sobre un grafitero.

Proyecto Fauna es un colectivo de arte urbano de Mar del Plata, que existe desde hace una década y al que sus creadores definen como "un síntoma de un sistema que desespera y aburre, que se traslada de distintas formas y estados de ánimo, y su propósito es el eco". Entre sus técnicas se destacan el stencil y las pintadas, aunque también trabajan sobre tela y papel. Sus trabajos expresan las influencias diseño y el street art en sus integrantes.

Valentín Gastiarena (18 años, estudiante de Historia) empezó a "grafitear" con sus amigos del barrio en 2011 y crearon "Los Larbas Crew" (L2C), un colectivo artístico cuyo último trabajo fue un mural en conmemoración del 2 de Abril.

"Empezamos de a poco -contó a LA CAPITAL-, dibujábamos juntos y fuimos mejorando corrigiéndonos entre nosotros. Así empezamos con el aerosol a hacer dibujos en las paredes".

Junto a Lautaro y Tadeo Lucero, Nicolás Ramella, Nicolás Chabbaert, Juan Ignacio y Franco Coria, Valentín se definió como "un autodidacta, ya que nunca fuimos a un taller a aprender. Fue mucho ensayo y error, porque empezamos desde cero. Fuimos evolucionado y así nos fuimos corrigiendo entre nosotros".

Este grafitero explicó que algunos de los murales que pintan "tienen mensaje, pero otros no" y recordó que el primer trabajo que realizaron con sus amigos fue "un mural alegórico al 2 de Abril, en 2011, y para la misma fecha de este año hicimos otro en el que al lado del veterano hay un soldado nuevo".

En cuanto a las locaciones que eligen para plasmar su arte, detalló que "generalmente usamos terrenos baldíos, le preguntamos al dueño por algún lugar en particular" y en el sector de la costa suele pintar en el paredón ubicado en la costa, a la altura del Unzué.

Tiempos y costos

Los colores estridentes se suceden en una gran paleta de colores, que dan vida a secuencias que se entrelazan y generan impacto visual.

Tanto los tiempos como los elementos que se usan para "grafitear" varían, en principio, al tamaño del mural. Y se puede usar la tradicional lata de aerosol, que cuesta alrededor de $40, como látex aplicado con rodillos o pinceles. El litro de pintura, de acuerdo a los entendidos, "rinde más" aunque difiere la calidad del trabajo debido a que "el aerosol es más brillante porque es esmalte sintético y permite pintar más rápido".

Las creaciones pueden surgir como trabajo colectivo o individual y en muchos casos puede convertirse en una opción laboral. Valentín, la semana entrante, estará a cargo de la ambientación de un local de ropa y la municipalidad, a través de la Secretaría de Cultura, coordina el trabajo que varios grafiteros realizan en las cortinas de los centros comerciales (ver recuadro).

En distintas zonas de la ciudad, como la diagonal Antonio Alvarez, Alberti y las vías, Avellaneda y Salta, San Martín y Chaco y el área del Unzué, por ejemplo, los dibujos se suceden unos a otros. Otra locación para grafitis es la estación Ferroautomotora y hasta el Vagón de los Títeres, apostado en las inmediaciones.

Aunque también hay casos de "vandalismo pictórico", como describió la vecina del edificio de Rawson y Catamarca.

Interacción estatal y privada para mejorar

A través de distintas intervenciones en espacios públicos, ubicados en diversos sectores de la ciudad, la municipalidad propicia los trabajos artísticos a través del grafiti y del muralismo.

Así, por ejemplo, en el centro comercial de la calle San Juan muchas de las persianas de los distintos negocios están pintadas con grafitis creados por artistas locales del aerosol, como Emiliano Beitia, Soledad Moi, Nahuel Sola, Marcio Giamberardio y Paolo Porcel, entre otros.

Las acciones están coordinadas por Juan Castro, de la Secretaría de Cultura local, que convoca y organiza a los artistas que se encargan de decorar las persianas de distintos comercios de los centros comerciales a cielo abierto de la ciudad.

"Empezamos por la calle San Juan y estamos entablando conversaciones con comerciantes de otras zonas de Mar del Plata, como la avenida Juan B. Justo, la calle Alberti y el centro", detalló el funcionario.

Así las cosas, la municipalidad aporta los materiales necesarios para llevar adelante el trabajo -como la pintura o los aerosoles- y los comerciantes se hacen cargo de la mano de obra, mientras el boceto de la obra a plasmar corre por cuenta de los artistas abiertos a los posibles cambios a cargo de los dueños de los comercios.

Con estas intervenciones, el Estado municipal logró que "dos sectores que, aparentemente eran opuestos, trabajemos de manera conjunta", explicó el funcionario y enumeró otros proyectos conjuntos de muralismo y arte público: "Un gran mural en el comedor Paula Albarracín, de la calle Rosales; la biblioteca Revolución de Mayo emplazada en la Escuela Piloto; los murales en homenaje a los 100 años de Italo Grassi, en Jara y 9 de Julio; y los más de 20 murales de Estación Camet".

La intención estatal es "motivar a todos los artistas a pintar. Los chicos con los que trabajamos llevan muchos años en el grafiti, que revalorizan los códigos y también entienden que es un arte efímero que se va renovando", señaló Castro.

Además, desde la secretaría están estudiando la posibilidad de desarrollar un concurso de grafitis.