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24-06-2014

El consumo de drogas ilícitas y su influencia en el ámbito laboral

Cocaína, marihuana, alcohol, ansiolíticos, policonsumo. Distintos gremios encendieron la luz de alarma debido al consumo de sustancias ilícitas entre sus afiliados, lo que acarrea distintos problemas de índole social y hasta económico. Algunos gremialistas reconocen que es "un problema grave" y "en crecimiento". Otros niegan la problemática. Desde la CGT local aseguraron que se trata de "un tema d

Se sabe, se huele, pero son pocos los que la reconocen y menos los que hablan. La problemática del consumo de drogas ilícitas y de alcohol es un flagelo que incumbe a toda la sociedad y los gremios, como parte de la misma, dan cuenta de una situación problemática. Y, en muchos casos, en crecimiento.

Peleas violentas, como la última (aunque no única) registrada la semana pasada en Santa Cruz entre afiliados a la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra), ausentismos prolongados y situaciones fuera de control, como una violación colectiva a un marinero en alta mar, son muestras de la situación.

Las primeras luces de alarma se encendieron en la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, que a través de un comunicado aseguró que "las adicciones al alcohol y las drogas son desde hace tiempo un grave flagelo que enfrenta la sociedad toda, pero particularmente a bordo de los buques pesqueros provocan serios problemas atento al desarraigo de la propia actividad y con consecuencias directas sobre la efectividad en la tarea a realizar por los trabajadores, con el consecuente comportamiento social de la tripulación durante las navegación que suele terminar en actos de violencia".

Pero no sólo es una cuestión de mar adentro. En tierra firme, desde la seccional local de la Unión Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra) reconocieron que "es un problema alarmante, empiezan con el alcohol y siguen con otras sustancias", dijo a LA CAPITAL la secretaria general, Mercedes Morro.

Desde el sindicato "tratamos de darle una mano", aseguró, y en ese sentido trabajan en forma conjunta con institución "La Posada del Inti", donde pueden realizar tratamientos de rehabilitación.

"Además del problema humano -señaló la dirigente-, como se trata de tratamientos largos y caros, también afectan a los fondos de las obras sociales. Es un gran problema".

En la opinión de Morro, la situación se agravó "hace unos 7 u 8 años" y consideró que los afiliados más afectados son "en general pibes, de entre 18 y 30 años".

La cuchara

En la misma sintonía se mostró el secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra), Gerardo Martínez, quien en abril pasado, durante el Congreso Nacional Ordinario de delegados de su gremio, había dicho a este diario: "El gremio no se va a quedar con los brazos cruzados cuando se trate de luchar contra la droga y evitar hechos de violencia".

En la misma entrevista a LA CAPITAL, Martínez señaló que "consideramos que el debate hay que hacerlo dentro de las filas sindicales y que las diferencias que puedan existir no se tienen que resolver con violencia ni apelando al uso de armas, pero otro tema que nos preocupa es la cantidad de drogas que se consume".

Sin embargo, desde la delegación local de la Uocra desmintieron los dichos y aseguraron que "Martínez hablaba del cordón del Gran Buenos Aires. Acá es otro mundo", señaló Jorge Trujillo aunque concedió que "puede ser que exista algún caso".

"La comisión -añadió- está atenta a la problemática y gracias a Dios no está acá. No tenemos trabajadores adictos".

Para el secretario general de la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, Jorge Frías, la cuestión pasa por "sincerarse, porque ésta cuestión no es nueva. Cuando yo empecé, hace 30 años, ya existía" y contó que su primera tarea como aprendiz de marinero fue "bajar 30 o 40 damajuanas de vino para diez días".

El dirigente de los capitanes navales destacó que "la problemática está expandida en toda la sociedad y los navegantes, los marítimos, somos parte de la sociedad. Las distintas situaciones que se viven en tierra se trasladan, cuando sueltan los cabos somos las mismas personas con los mismos problemas".

Jóvenes retirados

Una de las consecuencias del consumo en las embarcaciones trajo aparejado el aumento de las solicitudes de jubilación por parte de los capitanes, aún pudiendo seguir en la actividad.

"Es parte del problema", señaló Frías, ya que muchos aspirantes a la jubilación aducían "tener dificultades con las tripulación en cuanto a la respuesta al mando".

Aunque no se pueden relacionar directamente, en altamar se produjeron casos de violencia quizás generados por personas que no estaban en sus cabales, después de consumir sustancias ilegales en exceso.

Frías destacó que la situación "no es exclusiva de los marineros" y aseguró que las adicciones están "en toda la flota pesquera, igual que en la sociedad".

"No se trata de acusar -aseveró- sino de tratar de brindar una mano a quien lo considere necesario. No se debe ignorar el tema".

En tanto, la secretaria general del Sindicato de Obreros de la Industria del Pescado (SOIP), Cristina Ledesma, afirmó saber que "existe porque es un tema que está en la sociedad".

Asimismo, aunque carecen de estadísticas sobre cómo afecta el tema a los afiliados del gremio que comanda, hubo casos en que "se acercaron con un problema y se los ayudó. Se los trata en la obra social, se les paga el tratamiento como corresponde e intentamos darle una mano", señaló la sindicalista y afirmó que "no hemos tenido conocimiento sobre complicaciones específicas, más allá de los casos tratados".

Tema delicado

Por su parte, el titular de la Confederación General del Trabajo (CGT) local, Pedro Fernández, consideró que "es un tema delicado" y entendió que el consumo de sustancias ilícitas "se escucha en toda la ciudad y de hecho muchos lo vinculan con los delitos. Hay problemas de adicciones, pero no puedo aseverar cuánto hay en el ámbito laboral".

En ese sentido, explicó que "las empresas realizan sus estudios preocupacionales, donde se detecta si la persona es adicta o consumió. Existe este problema, pero no tengo elementos para decir si es alto o no. El Estado debe trabajar para tratar de solucionar esto".

Desde el gremio de los Telefónicos locales, su secretario general Angel Barreiro negó tener inconvenientes con el tema. "No hemos tenido ningún caso visible, pero puede ser que alguno se fume un porro y no lo sepamos. No hemos tenido ese problema", señaló.

Como se escribió líneas más arriba, el problema incluye a todos los gremios, ya sea que desempeñen trabajos físicos o con mayor desgaste mental. Así las cosas, desde la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop) se refirieron al "desgaste profesional", un proceso "progresivo y dinámico de pérdida de capacidades y habilidades, que se desarrolla en la vida laboral de los trabajadores de la salud y es el resultado de una exposición prolongada a riesgos psicosociales del trabajo".

Además, ese desgaste produce "ingesta de más alcohol y medicación, cefaleas, náuseas, inquietud, dolores musculares y también disminución de la creatividad; aumento de la distracción; deterioro de la salud emocional; tristeza; irritabilidad; depresión; violencia y conductas negativas hacia compañeros y pacientes y aislamiento, entre otras cosas".

Sin estadísticas

Actualmente, no hay informes ni estadísticas oficiales que reflejen la situación. El último data de 2005, confeccionado por la Secretaria de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), que si bien destacó que se trata de "cuestiones de la vida privada", aseguró que se transforma en problema cuando "afecta la relación con sus compañeros de trabajo o influye en el rendimiento".

Los políticos, aunque no conforman ningún gremio, también quedaron implicados en la polémica cuando el diputado justicialista Alejandro Victoria pidió "rinoscopía para todos", aunque la solicitud quedó en la nada y sus compañeros de bancada apelaron al silencio.

Problema social

El problema existe y, para ir encontrando soluciones, hace falta visibilizarlo, tal como sugirieron algunos sindicalistas. También es necesario brindar información sobre las consecuencias del abuso de determinadas sustancias.

Para la psicóloga y magister en drogadependencia, Sonia Herrero, el consumo de sustancias ilícitas es "una problemática social" y no abarca solamente "a la droga, sino a una sociedad que promueve el consumo y minimiza los riesgos".

"Sin información de lo que pueden implicar las consecuencias negativas del consumo -añadió- se desarrolla la adicción".

Si bien afirmó que es una problemática existente desde siempre, reconoció que "se ha ido incrementando en los últimos años, más porque se promueve el consumo en todas sus formas" y advirtió que "la modificación de los estados emocionales bajo las drogas es un problema. Nadie se sube a un avión si el piloto está fumado o alcoholizado".