"No hay escapatoria para hacerse las preguntas necesarias sobre la identidad"
Los secretos son tóxicos. El saber sana. La psicoanalista y escritora Diana París investiga el impacto de los secretos familiares -aun aquellos de hace varias generaciones- sobre la vida de los individuos.
por Claudia Roldós
@clauroldosmdp
"No hay escapatoria para hacerse las preguntas necesarias sobre la identidad y buscar las respuestas a cuestiones familiares dudosas" asegura la escritora y psicoanalista Diana París, quién en su último libro "Secretos familiares, ¿decretos personales?" (Editorial Del Nuevo Extremo), invita a "abrir la caja de Pandora" para "sanar", porque "el saber sana". En ese marco, el tema de la identidad es clave. Saber, forma parte de nuestra identidad y, según París "no hay escapatoria para hacerse las preguntas necesarias sobre la identidad".
El inconsciente familiar se transmite de una generación a otra y guarda lo "no dicho", lo "in-nombrable". Ese silencio tan bien encriptado se oye a pesar del esfuerzo por hacer ?oídos sordos?. Lo que se calla en un tiempo llega de alguna forma a la siguiente generación o a la próxima y estalla: como enigma, como enfermedad, como sufrimiento, como algún tipo de incapacidad (fobias, problemas de aprendizaje, compulsiones), con determinadas elecciones, deudas o exigencias. Diana París indaga a través de su propio árbol genealógico y del estudio de las biografías de personajes conocidos de la historia argentina y mundial, cómo la experiencia de los antepasados pueden afectarnos y cómo hacer para desentrañar esa trama, conocer y tener la posibilidad de cambiar la historia o, al menos, elegir libremente, sin el peso del mandato familiar inconsciente.
Aparecen las historias del ilustrador belga Hergé -autor de Tintín-, Horacio Quiroga, Federico García Lorca, Camila Parker, Virginia Woolf, Françoise Dolto, Alfonsina Storni y Adolf Hitler, entre otros.
"¿Por qué hay secretos que se perpetúan? Porque ante lo terrible no hay palabra. Y lo no dicho enferma y se transmite a la próxima generación. Es, por tanto, tarea de la psicogenealogía desentrañar las raíces tortuosas que en la actualidad rebrotan en la personalidad, los traumas, las decisiones, los dolores físicos y psíquicos. Así como recordamos con más fuerza aquello que no hemos terminado, lo mismo sucede con las situaciones congeladas que soportamos como miembros de un grupo familiar".
"Este libro intenta ser otro medio para que, llegado su tiempo interno de tomar conciencia, se encuentren herramientas para producir la muda de piel, la renovación, la metamorfosis, el corte. El objetivo es interrumpir el patrón de antaño que se sigue reproduciendo. Darse cuenta permite reflexionar sobre estas repeticiones en el interior de una familia, acompaña el proceso de corte y facilita ?escribir? el propio guión, ?cambiar de película? invita Diana París, quién en una extensa charla con LA CAPITAL profundizó acerca de esta temática.
- ¿Qué trata la psicología transgeneracional?
- La psicogenealogía estudia el inconsciente de un clan, de un linaje. Va más allá del sujeto individual. Abarca con su mirada a los ancestros, los guardianes de duelos sin resolver, vergüenzas sin superar, enfermedades psicosomáticas, relaciones incestuosas, estafas entre hermanos, hambrunas, adicciones, exilios, fracasos laborales, de pareja, imposibilidad de concretar proyectos? Este concepto fue creado por Anne Ancelin Schutzenberger, psicoanalista, y pionera en Francia de este enfoque analítico.
El estudio de los árboles genealógicos es una herramienta que permite la reconstrucción de la historia familiar, desanuda los secretos traumáticos que se vienen repitiendo y que siguen siendo ?acontecimientos presentes? a modo de fantasmas, aunque hayan sucedido muchas décadas atrás, a veces siglos. Se propone como técnica terapéutica para aclarar las relaciones personales y familiares. Conocer nos libera de repetir.
- ¿De qué herramientas se vale?
- Básicamente de la recolección de datos y de la propia voz interior o árbol intuido.
Fechas, nombres, vocaciones, exilios, traumas de guerra, accidentes, hijos perdidos, elección sexual, estilo de vida? Todo parece muy personal y una opción elegida en libertad por el sujeto pero hay una transmisión inconsciente que se inicia en el útero de la madre, que proviene del útero de la abuela y de la bisabuela?Y agreguemos: en la misma concepción ya está presente la memoria paterna, la memoria del abuelo, del bisabuelo y hasta donde podamos llegar?
A veces hay que remontar la Historia, con mayúsculas, y registrar fenómenos horrorosos que siguen sellados a fuego como el traumatismo ancestral de las colectividades inmigrantes, los grupos religiosos, étnicos o políticos de cada pueblo marcan que huyeron en las peores condiciones y hacen un montículo de tierra en la psiquis de sus descendientes: el holocausto judío, la expulsión de los moros de Granada, el genocidio indígena producto del ?descubrimiento? de América, la masacre de los armenios, la voladura de las Torres Gemelas en los Estados Unidos, la bomba a la AMIA?
- ¿Es una especie de herencia intangible?
- Junto con los bienes que heredamos, nuestros mayores nos pasan mandatos, expectativas y secretos. Por eso la consigna es 'conocer hoy la verdad para no ser transmisores de fantasmas'. Tres pilares constituyen la identidad: qué me dan, qué esperan, qué pongo. En los tres se oye el eco de la lengua familiar, la voz de los antepasados.
Exploración
- ¿Qué hechos pueden ser clave para que una persona sienta que debe bucear en su historia familiar con estas herramientas?
- Esta inquietud es muy recurrente: ¿la exploración transgeneracional es una dinámica terapéutica válida para todas las personas? ¿Todos necesitamos transitar por este tipo de análisis? Tal vez la respuesta más justa sea: lo necesitan quienes lo necesitan, es decir, quienes ?saben sin saber? que hay un secreto, un abismo en la información, una falacia; quienes buscan enlazar una trama agujereada de ocultamiento, vergüenza o terror; quienes deben hacer oír lo callado, lo silenciado, lo prohibido o lo indicado como un mandato a cumplir para ser ?leales? a nuestra sangre, quienes psicosomatizan una y otra vez esa alergia o la rotura de huesos o las migrañas o fracasos en los estudios.
Sabré si necesito una búsqueda de información que ha traicionado la verdad, si me resuenan esos ecos de dudas, atisbos de verdades dichas a medias, errores en las cuentas, cargas muy pesadas para ser solo mías. Tomar conciencia y decidir dar el paso de investigar es personal, único e intransferible. Por eso en una misma familia, alguno de los hermanos rompe el paradigma y se asume como la voz del clan; compartir la familia y lo heredado no implica compartir la misma psicogenealogía.
- ¿Cómo es el trabajo analista / paciente durante el proceso de búsqueda?
- El consultante llega con una demanda de respuesta ante un dolor, un conflicto, un trauma. Trae un hecho que lo perturba como causa de su búsqueda. Elaborar el árbol genealógico relatado con sucesos, datos ?menores?, fotos, y todo elemento que se considere parte de ?esta película? familiar ayuda a revelar los huecos?
Los árboles genealógicos son herramientas de oro para descubrir puntos oscuros que se reiteran a través de los años. En algunas familias se siembran ?secretos? que a la larga funcionan como saberes que a fuerza de repetirse se cristalizan como verdades. Sin embargo, un rumor nos dice que algo ?no cierra?, el dato pasado de generación en generación es desmentido por lo ?real?: algo entre-visto, oído al pasar, captado por un inoportuno abrir de puertas, alguien ?un fantasma? que regresa del pasado?
Cuando se reconstruye el dibujo del árbol aparecen recuerdos olvidados, datos fugazmente entrevistos antes, conexiones entre los hechos? Fluye la necesidad de verdad revelada y sabemos lo que antes se nos impidió conocer y procesar. Y queda expuesto que eso que llamamos azar?tiene respuesta muchos años atrás? Hay marcas de origen que van viajando transgeneracionalmente.
- ¿Qué problemas o trastornos puede provocar en las personas no tener real conocimiento de su identidad?
- La psicogenealogía plantea que no hay escapatoria para hacerse las preguntas necesarias sobre la identidad y buscar las respuestas a cuestiones familiares dudosas (que siempre se producen en un determinado contexto histórico que debe ser considerado). Generalmente, la necesidad de investigar surge cuando el sujeto se enfrenta a la etapa vital de la maternidad/paternidad. Ese acontecimiento personal recupera las huellas de cuando fue un niño/niña abandonado y comienza a indagar.
Evitar la "revancha" demorada
- ¿Cómo marcan a las personas hechos traumáticos que vivieron sus ancestros?
- La psicogenealogía pretende dar herramientas para que hechos traumáticos no se tomen revancha doscientos años después con quienes son portadores de un duelo no realizado. La expresión ?papa caliente? sugiere ese gesto de no hacerse cargo y pasar el problema a la siguiente generación. Así, hoy podemos sufrir terror al olor a gas o a los ruidos estruendosos y no saber por el relato de nuestros mayores que esas fobias provienen de algún miembro del clan torturado en campos de exterminio, en bombardeos y situaciones de extrema vulnerabilidad. Cuando el espanto paraliza y borra el lenguaje, se sepulta la palabra. La psicogenealogía nos ayuda a ver las marcas menos evidentes porque no son nuestras, las traemos de antaño.
- ¿Por qué revolver esos enigmas del pasado, para qué averiguar?
- Porque conocer nos libera de repetir y nos devuelve autonomía. Saber nos permite sujetar con nuestras manos las riendas de la vida. Quien sabe ya no puede no saber, ya posee una explicación a su verdad, esa que le relataron maquillada, con caretas, falseada, y para eso es preciso dedicar energía a un trabajo profundo con la historia personal.
- ¿Conocer esos hechos traumáticos o secretos es suficiente para cambiar el rumbo? ¿O es la punta del iceberg?
- La historia no puede cambiarse, pero sí el impacto emocional que produce: saber alivia ese impacto y otorga nueva información al cerebro para procesar los acontecimientos.
Quien ha sufrido un hecho traumático hallará en su biografía algún sentido para recuperar esa experiencia, someterse al legado o soltarlo. Los nuevos vínculos ?amigos, parejas, compañeros, cada sujeto significativo en la vida de cada uno? pueden cambiar la base patológica que trae nuestra historia personal y ayudar a modificar el estilo afectivo ?predeterminado? por la herencia que tenemos.
- Hay varias cuestiones que usted señala en el libro como "mandato", "culpa", "el que da", "el que solo recibe". ¿Es cultural este sentir?
- No le damos a cada hijo lo mismo, no son todos los hijos iguales. Son todos diferentes y vienen a cumplir distintas funciones. A lo heredado común se añade el contexto en que se concibe a cada hijo, las expectativas puestas según el orden de llegada, el sexo, la situación personal del matrimonio (la evolución de la relación, años de convivencia, estado económico, duelos, etc.) y, finalmente, lo que cada sujeto va adquiriendo: gustos, elecciones, creencias, costumbres. Lo cultural es el magma en el cual nos asentamos: veremos curioso un camello si pertenecemos a la ciudad de Nueva York, pero no si provenimos de un clan de nómades en el desierto de Arabia.
Un mandato de lealtad será más extremo entre los miembros de una comunidad más cerrada y endogámica que en un clan más liberador y sano. Hay pactos invisibles que nos persiguen hasta que -aún en nuestra contra- los cumplimos por lealtad a los ancestros. A la teoría freudiana de la represión o amnesia infantil se suma el inconsciente de los padres que les han transmitido a sus hijos sus propias amnesias de infancia y que a su vez traían de sus abue¬los, y la lista sigue? Es decir, no siempre el trauma que se aloja en nosotros pertenece a la propia experiencia, sino que proviene del inconsciente de los ancestros.
- Las repeticiones, coincidencias ¿se dan inconscientemente? ¿qué significan? ¿Son siempre malas o a veces pueden tener un desarrollo positivo?
- Muchos árboles revelan con el análisis genealógico la certeza de por qué elegimos una profesión determinada, la potencialidad de nuestro nombre, la alegría de confirmar que fuimos un hijo muy deseado, que crecimos libres y autónomos, que no nos vimos obligados a presenciar situaciones de violencia o desarraigo. No es que la psicogenealogía haga hincapié en lo negativo, pero sucede que lo que se esconde, lo que se mantiene en secreto bajo siete llaves no suele ser lo más florido de una familia. Los logros y bondades se proclaman, las miserias se callan? La empresa de quien se anime a bucear en el linaje al que pertenece nace de las preguntas más básicas: ¿con qué o con quién resuena mi nombre? ¿Por qué me enfermé de cáncer a los 50 años sin antecedentes familiares? ¿Es casualidad que cada septiembre me invada una angustia abismal? ¿Saldaré esa deuda que me persigue y que aunque pague es inacabable? ¿Cómo se repartirá esa herencia tan peleada? ¿Cuál es el refrán-muletilla de mi familia? ¿Y si mi vocación fuera otra? ¿Era inevitable el exilio al que se vio sometido mi abuelo? ¿Cómo perder el terror a lo metálico, lo frío, lo cortante? ¿Es posible sanar el rencor con tal o cual pariente? ¿Por qué me siento tan ligada al judaísmo si mi familia es católica?
Repetimos porque el inconsciente sabe hacer cuentas y sabe que cada Navidad ocurre un hecho desgraciado hace décadas porque en cada oportunidad sentimos el ?síndrome de aniversario?: creemos falsamente que si repetimos honramos la memoria de quien padeció el primer hecho doloroso de esa cadena. Cuando somos conscientes debemos preguntarnos: ¿a qué estoy siendo fiel?, ¿con el deseo de quién se encubre el mío?, ¿en qué me estoy traicionando?, ¿por qué vuelve a pasar esto en nuestra familia otra vez?
Los secretos de familia son tóxicos.
- ¿Hay una receta para forjar una relación "sana" con la familia?
- Las recetas funcionan solo en la teoría. Mi receta es: decir siempre la verdad. Las mentiras son letales. En la vida real hay que poner el alma en la propia subjetividad e historia y vivir del mejor modo posible, sin recetas preconcebidas, tratando de des-ocultar aquello vedado a la información que nuestro inconsciente ?sabe?.
La verdad sana a quien atraviesa ese campo minado que es la memoria falseada y llega a revelar los silencios que vedaban la verdad. Esto puede ser incómodo para algunos miembros del clan, creen que ?revolver en el pasado? no ayuda. Están en un enorme error: no se trata del pasado sino del más puro presente. Lo que arrastramos de ayer está en nuestro hoy.
-¿Cómo se acercó usted a esta disciplina dentro de la psicoterapia? ¿Fue primero de una manera personal o primero como estudio y luego lo utilizó como terapia?
- Soy psicoanalista y eso no me salva del dolor de atravesar situaciones oscuras en mi propia familia. Parto de mi propia biografía -no para ponerme como ejemplo de nada o pontificar sobre ?mi buena familia? porque yo provenga de un clan ideal, todo lo contrario-. El libro se construye sobre mi biografía, más los casos de pacientes y las historias de vida de personajes conocidos por todos (los Kennedy, Guillermo y Máxima de Holanda o el juez de San Isidro violador de sus nietas) porque tiene como objetivo funcionar como clave para aprender a investigar en el propio árbol. En el libro los ejemplos bien diversos ilustran ese amplio abanico de repertorios que cada familia ensaya. Todas las familias tienen algo para contarnos que funcione de llave para abrir nuestra propia ?caja de Pandora?.
