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26-03-2015

A Canales lo mataron de un solo tiro y por causas todavía desconocidas

Los investigadores que tratan de esclarecer el crimen del ayudante fiscal Atilio Canales se mueven entre la posibilidad del robo y la de la venganza como posibles móviles. Sin testigos ni rastros firmes se esperan aportes decisivos desde la labor científica de los forenses.

No hay testigos, no hay cámaras de seguridad y mucho menos hay certezas sobre el móvil. Sólo hay un informe forense que indica que a Atilio Arturo Canales (52) lo mataron de un disparo en el pecho efectuado con un revólver calibre 22 y que los autores huyeron sin dejar mayores rastros.

El homicidio de Canales, tal como lo adelantó LA CAPITAL en su edición de ayer, tuvo un alto impacto en las autoridades policiales de toda la provincia, no sólo por tratarse la víctima de un funcionario judicial sino por ser el último de una serie de crímenes en poco tiempo.

Mientras las fuerzas policiales se redistribuyen en la ciudad y desde la Municipalidad se prometen nuevos esfuerzos para combatir el aumento del delito, el fiscal Eduardo Amavet intenta avanzar en la monumental tarea de esclarecer un hecho complejo.

Los móviles que no se pueden descartar por el momento son el del robo y el de alguna venganza por la labor de Canales al frente de la Ayudantía Fiscal de General Madariaga, dependiente de la fiscalía de Pinamar.

Precisamente anoche el fiscal Amavet recibió en el despacho a su par de Pinamar, Juan Pablo Calderón, para interiorizarse sobre el trabajo de la víctima. En este sentido, y pese a que el fiscal general de Dolores, Diego Escoda, descartó que a Canales lo pudiera haber asesinado alguna persona afectada por las causas en las que intervino, se conoció en un reciente informe pericial que el suicidio de Damián Sepúlveda en una comisaría de Madariaga en enero de 2013 no fue tal.

En ese expediente Canales se negó a dar crédito a la versión de la policía que aseguraba que Sepúlveda se había quitado la vida. Estaba convencido de otra cosa. Y esa otra cosa se confirmó hace pocas semanas, cuando un grupo de peritos de la Gendarmería Nacional estableció que a Sepúlveda lo torturaron y lo ahorcaron dentro de la comisaría. El alcance de esta conclusión forense se desconoce, pero afectaría a personal policial.

Esa situación está siendo investigada por el fiscal Amavet.

El intento de robo es la otra línea de trabajo en la que se focalizó el fiscal Amavet y en las últimas horas se conocieron algunos detalles de los minutos previos a la muerte de Canales.

Aunque en un primer momento la mujer del funcionario judicial había colocado en escena una extracción de dinero en un cajero de la zona, ayer el fiscal Amavet desechó esa circunstancia. La esposa, en su estado de shock, no señaló que Canales había realizado esa operación en horas de la mañana y no poco antes de ser asesinado.

En verdad, los minutos finales de Canales están ahora claros: se dirigió a una gomería de la zona a poner en condiciones los neumáticos de su automóvil porque en la jornada del miércoles debía viajar. Pasó por una estación de servicios de Pedraza y Constitución, y finalmente se dirigió a su casa de Valencia al 4700, a sólo un par de cuadras.

Al llegar descendió de su automóvil, abrió el garaje y finalmente allí lo estacionó. Pero en momentos en que estaba cerrando el portón se le acercaron los atacantes. Se desconoce el número de atacantes y, por supuesto, la intención. Lo que genera sospechas y debilita la hipótesis del robo es que sólo hubo un disparo. Cuando en un asalto se precipita el uso de un arma es altamente probable que se registren varios disparos.

Tras balear al fiscal los agresores escaparon y esta fuga ahora está siendo buscada en las imágenes obtenidas de cámaras de seguridad de la zona.

La autopsia

En la operación de autopsia los médicos forenses determinaron que Canales murió a causa del daño provocado por un proyectil calibre 22 que le ingresó por la zona torácica, del lado izquierdo. En su trayecto interior, la bala desgarró la aorta y afectó el pulmón izquierdo, provocándole al funcionario judicial un shock instantáneo que lo hizo desvanecer.

En la caída, Canales golpeó su cabeza contra la vereda y eso le produjo una fractura de cráneo, aunque los especialistas sostienen que esta lesión no tuvo ninguna incidencia ya en la muerte.

Por otra parte, los médicos forenses hallaron rastros de ahumamiento de pólvora en la mano izquierda de Canales, señal inconfundible de que el disparo se efectuó desde una corta distancia. También que el ayudante fiscal intentó una maniobra de cobertura al ver que le apuntaban con el revólver.

Los peritos de la Policía Científica trabajaron dentro del garaje de la casa de Canales, ya que se calcula que a ese lugar ingresaron los atacantes. Una fuente extraoficial indicó a LA CAPITAL que están siendo peritadas algunas huellas dactilares encontradas sobre el automóvil y en una de las hojas del portón.