Psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y de la salud debatieron ayer con acompañantes terapéuticos las alternativas de tratamientos ambulatorios y las experiencias de inserción social de los pacientes con padecimientos mentales graves.

Durante el II Foro Nacional de Acompañamiento Terapéutico, que tuvo lugar en el marco del XXX Congreso Argentino de Psiquiatría, se intercambiaron opiniones sobre los dispositivos de trabajo formados entre varias disciplinas que priorizan la atención de los pacientes en el entorno familiar habitual y en la comunidad de pertenencia.

"Esta es una práctica relativamente reciente que es fundamental en el abordaje ambulatorio de las personas con padecimientos mentales graves. Es importante en un abordaje que permita que ese paciente no sea internado en una clínica psiquiátrica o en un hospital; es decir, que no pierda los lazos sociales, sus vínculos laborales o, en el caso de los chicos, escolares", contó a LA CAPITAL Gustavo Rossi, coordinador del foro y titular de la cátedra I de práctica profesional "Fundamentos Clínicos del Acompañamiento Terapéutico" de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Recordó que la Ley Nacional de Salud Mental (la 26657) sugiere que la internación sea "el último recurso", por lo que los acompañantes terapéuticos "son importantes para la continuidad de la vida cotidiana" y para fomentar la integración en la comunidad.

Los acompañantes terapéuticos forman parte de un equipo interdisciplinario para ayudar a la reinserción social de los pacientes. Pero, como advirtió Rossi, "muchas veces no termina de quedar claro cuál es el ámbito y el rol específico" de quienes desarrollan la actividad. Por eso

"es necesario que en un foro como este los psiquiatras y los psicólogos puedan aprender de qué se trata el acompañamiento terapéutico y cómo implementarlo con sus pacientes o en sus lugares de trabajo".

Rossi destacó que este año comenzaron los cursos de acompañantes terapéuticos con currícula unificada en la provincia. Se impartirán tanto en el ámbito público como en el privado.

"Es un curso que dura aproximadamente un año y medio, que tiene 640 horas. Es un paso previo a una tecnicatura. El que lo haga va a tener una matrícula oficial del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Ese es el gran paso que se dio", dijo Rossi. Y subrayó la participación en el foro de autoridades nacionales y de Aníbal Areco, director provincial de Salud Mental y Adicciones.

Otro eje estuvo vinculado a cómo se va a incluir en la matrícula a quienes ya están realizando la actividad. "La formación que tienen es muy heterogénea. Hay gente que hizo cursos de dos, tres o cuatro meses y otros que hicieron un curso de dos años. En ese sentido, se trata de unificar. Buscamos generar un criterio para determinar quiénes se pueden matricular y quiénes no", apuntó Rossi.