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31-05-2015

Boquetes: un invento nacional con intérpretes extranjeros

Un chileno y dos uruguayos fueron los protagonistas de los robos más famosos cometidos en nuestro país bajo esta modalidad, que exige planificación y esfuerzo por parte de los delincuentes, pero sobre la que pesa la maldición del eterno fracaso.

LA PLATA (Corresponsalía)

Por Hernán Gabriel Marty

La historia criminal argentina también tiene sus adelantados y en cuestiones de latrocinio, podemos encontrar un antecedente, que se ubica casi 345 años antes de lo que se reconoce como el primer robo de estilo boquetero.

Albert Spaggiari, apodado Bert, fue el mercenario francés que cometió "el robo del siglo" a la sede del banco Société Générale de Niza, entre el 16 y el 20 de julio de 1976 en Francia, utilizando un túnel desde las alcantarillas para ingresar.

Ese, es erróneamente considerado como el primer robo cometido forzando la resistencia de una construcción edilicia, aunque este dato carece de veracidad. En Buenos Aires, en el fuerte porteño ubicado en donde hoy se encuentra la Casa Rosada, un chileno y un indio agujerearon la pared de la contaduría para llevarse casi 9.500 pesos. La suerte no los acompañó, ya que al poco tiempo Pedro Cajal y su criado Juan Puma, fueron atrapados y condenados a la horca.

Casi dos siglos después, en 1821, otro edificio histórico vio cómo se violentaba su seguridad picando un muro. Ladrones entraron al Cabildo y robaron el cofre que resguardaba los caudales de la Ciudad, para llevarse consigo un botín que ascendía a los 3.247 pesos.

Pero al revisar la historia reciente podemos destacar tres atracos de este estilo. Uno perpetrado por el uruguayo Claudio Rubén Silva Silva, a quien se lo recuerda como "el rey del boquete", apodo que le puso la policía luego del golpe que dio el 7 de agosto de 1976 a la sucursal plaza San Martín del Banco Galicia. El otro, más reciente, fue cometido en 2006 y participó otro oriental, Luis Vitette Sellanés, quien junto a Sebastián García Bolster, Fernando Araujo, Alberto de la Torre y Julián Zalloecheverría, asaltó la sucursal Acassuso del Banco Río. Entre estos dos golpes, se llevó a cabo otro en el Banco Crédito de Recoleta.

Boquetero Charrúa, el primero

En 1997 una banda de boqueteros irrumpió en el Banco de Crédito de Recoleta, llevándose 20 millones de pesos, tras haber cavado un túnel durante tres meses desde un local aledaño. Vencieron la resistencia de 270 cajas con joyas y efectivo. Después de desestimar las advertencias del potero de un edificio que dijo haber escuchado ruidos en el sótano y la alarma del banco, la policía no llegó al lugar, sino luego de que los perpetradores del robo se habían ido.

Por este robo, fue citado a declarar Claudio Rubén Silva Silva, el uruguayo bautizado por la policía como "el rey de los boqueteros", que 21 años antes se había alzado con el contenido de 95 cajas de seguridad de la sucursal Plaza San Martín del Banco de Galicia junto a su hermano, quien trabajaba en el banco.

El 7 de agosto de 1976, Silva Silva junto a su hermano y cuatro cómplices, rompió una pared y después de almorzar algunos sándwiches, se llevó el contenido de la bóveda, con un botín en efectivo, monedas extranjeras y alhajas valuado en más de 2 millones de pesos. Para el escape, el transporte elegido fue el subte.

Poco más de dos décadas después, un 4 de enero de 1997, un grupo de boqueteros irrumpió en la bóveda del Banco Crédito Argentino, ubicado en Callao y Las Heras, y aunque su nombre fue considerado entre los sospechosos, nunca se pudo comprobar su participación en el robo, por el que sí fueron detenidas cinco personas.

Nunca se supo con certeza cuánto fue el monto robado entre dinero y joyas, pero la policía estimó que podría alcanzar los 20 millones de dólares. Lo anecdótico, fue que había famosos entre los damnificados: Mauro Viale, Hugo Sofovich y el escritor Ricardo Talesnik.

Para concretar con éxito el atraco, realizaron un túnel de 50 metros a través del cual los boqueteros llegaron al tesoro del banco, y aunque sonó una alarma, nadie acudió a ver qué pasaba, por lo que dispusieron de cuatro horas para lograr su empresa.

Al otro día, cuando las puertas de la bóveda de seguridad se abrieron a las 9.30, el tesorero vio que más de 200 cajas de seguridad habían sido violadas y encontró allí, las armas que no fueron necesarias para el robo.

Otro oriental y un ?robo de película?

Un 13 de enero de 2006, un grupo de siete hombres entró en la sucursal de Acassuso del banco Río y tomó 23 rehenes. La policía llegó y negoció durante 8 horas con los delincuentes, pero cuando irrumpió en la entidad crediticia, los ladrones ya habían huido.

El atraco estuvo planeado hasta el más mínimo detalle y mientras algunos miembros del grupo distraían a la policía simulando la toma del edificio, el resto vaciaba 145 cajas de seguridad. Antes de huir en un gomón por las alcantarillas, dejaron como lo hizo el francés Spaggiari un mensaje escrito para los investigadores: ?En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores?.

Por este golpe se hizo famoso otro delincuente rioplatense, el uruguayo Luis Mario Vitette Sellanés, quien durante mucho tiempo se creyó era el cerebro del grupo. Pero lo cierto es que el verdadero ideólogo y ejecutor del gran robo fue Fernando Araujo, quien reclutó al resto de la banda: Rubén de la Torre, Sebastián García Bolster, Julián Zalloechevarría y el propio Vitette.

De todos modos y según aseguró tiempo después uno de sus compañeros ?Marito fue clave en el robo. Aportó dinero para el tramo final, bajó a terminar de construir el túnel y se cargó el robo al hombro?. Además, con lenguaje técnico despistó a los investigadores que llegaron a creer que por la terminología utilizada por el uruguayo durante las negociaciones, había policías involucrados en el atraco.

Y quizás este robo podría haber roto la maldición de los boqueteros, que finalmente terminan siempre tras las rejas, de no haber sido por la mujer despechada de Rubén Alberto de la Torre, Alicia Di Tullio, ya que hasta su intervención los investigadores no tenían ni un dato que les permitiera llegar a los culpables.

Según pudo saberse, antes de ser atrapados los ladrones llegaron a gastar apenas un 1% del dinero robado, mientras que ocho kilos de joyas y más de 2.215.000 dólares, en billetes norteamericanos, pesos y euros, fueron recuperados por la policía y los fiscales de San Isidro.

A Beto De la Torre le hallaron en una mochila con 78.900 pesos, una cartera con 28.700 euros y otras dos con 2.950 euros. En otra mochila había 678.850 dólares y el recibo de compra de una camioneta Hyundai Galloper, además de 14.450 pesos y 60.550 dólares. Vitette Sellanés, días después del robo, pagó 39.900 dólares de contado por una cupé Hyundai 2006. García Bolster compró un predio en 20.000 pesos, repartió una importante suma de dinero entre amigos, compró una camioneta Toyota por 20.000 pesos y una suma idéntica en una casa que había alquilado en Villa Gesell. Zalloechevarría pagó 56.000 pesos por una Ford EcoSport y le encontraron otros 10.000 y un gasto de 18.481,52 en reparaciones de su vivienda.

Ellos, al igual que todos los que utilizaron esta modalidad delictiva, terminaron condenados a pasar algún tiempo en una celda, en la que irónicamente no pudieron realizar un boquete que les garantizase una salida exitosa.