Los garajes privados todavía son poco receptivos con las bicicletas
Desde el año pasado una ordenanza obliga a los estacionamientos para más de 30 autos a recibir bicicletas. Sin embargo en muchas cocheras aseguran desconocer la norma. Algunas las aceptan como favor y en otras se aplican tarifas que no responden a un criterio claro.
A casi un año de que el Concejo Deliberante sancionara una ordenanza exigiendo que los garajes privados dispongan de lugares para estacionar bicicletas, varios propietarios y encargados consultados por LA CAPITAL aseguraron desconocer la existencia de esta norma. Por ese motivo, así como en algunas cocheras los ciclistas son bienvenidos, en muchas otras todavía no tienen asignado ningún espacio.
Además, si bien la ordenanza dispone la obligación de que las bicicletas sean recibidas en garajes con capacidad para más de 30 autos, el hecho de que el texto no regule otros aspectos del negocio provoca que en la actualidad exista una gran disparidad de tarifas.
Por eso mientras que en ciertos playones los ciclistas pueden no pagar ni un peso, en otros abonan precios que pueden ir desde los 5 pesos por hora hasta los 40, es decir, casi lo mismo que se llega a pagar por la estadía de un auto. Mediante consultas realizadas a los ciclistas que colaboran con el diseño del Plan Maestro del Transporte y el Tránsito, el área de Movilidad Urbana de la comuna comenzó a realizar un relevamiento para conocer cuál es el actual nivel de cumplimiento de la ordenanza.
Los funcionarios le indicaron a LA CAPITAL que de momento su intención no es la de aplicar sanciones ya que en principio pretenden reunir información para comprender mejor cómo funciona la actividad, difundir la norma y alentar su cumplimiento.
Los datos aportados por los ciclistas permitieron detectar que en el micro y el macro centro marplatense existen algunos pocos establecimientos que admiten bicicletas y que en ciertos casos lo hacen de manera gratuita, como un "favor" hacia personas con las que suele haber un trato cotidiano, ya sea porque trabajan o porque viven en las inmediaciones.
En otros garajes en cambio existen tarifas estipuladas que sin embargo no se rigen por ningún criterio claro.
Tal es así que los precios ni siquiera son exhibidos en los ingresos, como sí ocurre con los establecidos para estacionar autos o camionetas.
Pero en este contexto lo que abunda son los garajes que no tienen ningún interés en dedicarles un espacio a las bicis.
La norma no se conoce
En un estacionamiento ubicado en la zona de Moreno y San Luis, su encargado le aseguró a LA CAPITAL desconocer por completo la existencia de la ordenanza que obliga a ofrecerles servicios a los ciclistas. "Nunca escuché nada de eso. Es la primera vez que lo oigo". aseguró.
Pero al describir cuál es la política de la empresa en relación a las bicicletas, explicó que por lo general se les permite el ingreso, pero sólo si se trata de vecinos que viven en la zona, a quienes se les cobra un abono mensual de 100 pesos. "No recibimos bicicletas por hora. Sólo trabajamos con algunas personas que viven en departamentos del barrio y que dejan sus bicis acá por todo el mes", comentó.
Según dijo, al garajes concurren entre "5 y 6 clientes de este tipo" a los que se les permite dejar sus bicis "en un cuarto cerrado del primer piso" y "apoyadas contra una pared".
Mario, propietario de una cochera céntrica ubicada sobre la avenida Luro también negó conocer la norma que obliga a su negocio a recibir bicicletas y aseguró que por ahora no las admite. "Sería un problema porque no podríamos evitar que se las robaran", afirmó.
Consultado sobre la posibilidad de acondicionar al menos una dársena para comenzar a ofrecer este servicio, Mario se mostró poco predispuesto a hacerlo. "No creo que funcione porque la gente que viene al centro prefiere dejar la bici atada a un poste y a la vista. Casi nadie iría a un garaje", sostuvo.
Por su parte Rubén, encargado de otro estacionamiento privado ubicado en la calle 25 de Mayo explicó que en ese lugar las bicicletas tampoco son recibidas. "Si alguien insiste en que le hagamos el favor se la podríamos guardar por un rato, pero en general no las aceptamos", afirmó.
Una ciudad con muchos ciclistas
La norma sancionada por el Concejo el año pasado establece que las cocheras que disponen de lugar para al menos 30 automóviles deben ofrecer espacio para estacionar como mínimo de 5 bicicletas.
No obstante el texto no regula otros aspectos de la actividad, como por ejemplo, cuáles son las tarifas que deberían cobrarse por este servicio.
En su momento, el autor de la iniciativa, el concejal Ariel Ciano había planteado que lo ideal sería que en el futuro también pudiera fijarse un criterio al respecto. "Estacionar una bicicleta para quien viaja el centro debería ser tan o más barato que pagar un boleto de colectivo", comentó.
En la ciudad de Buenos Aires el año pasado la Legislatura resolvió regular este aspecto, disponiendo que los ciclistas paguen a lo sumo el 10% de lo que abona un automovilista por hora, mientras que el valor de la estadía diaria completa no podría superar el precio equivalente a la tarifa mínima de dos boletos de transporte colectivo interurbano.
El interés en Mar del Plata por comenzar a regular el estacionamiento de bicicletas en cocheras privadas surgió a partir de la decisión del municipio de incentivar el uso del transporte público y de medios de locomoción no motorizados para mejorar la movilidad urbana.
De hecho, a través de la asesoría del Banco Interamericano de Desarrollo, la comuna ya elaboró un proyecto para crear una red de bicisendas, cuya ejecución podría ser licitada durante este año.
No obstante, la falta de infraestructura para trasladarse en bici no parece ser un obstáculo para que los marplatenses ya se desplacen en esta clase de vehículos de manera masiva. Los estudios realizados por distintos organismos internacionales y nacionales comprobaron que del total de viajes realizados cada año dentro de la ciudad, el 3% se efectúa en bicicletas.
La cifra es sorprendentemente elevada para una localidad que sin contar con una red de bicisendas integrada ni con servicios públicos de bicicletas, tiene los mismos niveles de uso de este medio de transporte que existen en lugares como Buenos Aires, Santiago, Río de Janeiro, conde las políticas públicas de fomento del ciclismo urbano son mucho más activas.
