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22-11-2015

Daniel Balmaceda: "Una frase se convierte en un clásico cuando todos acordamos que nos ahorra trabajo"

El escritor e historiador revela el origen de palabras y frases que se utilizan a diario pero que pocos saben cómo surgen.

La famosa frase "qué gusto tiene la sal" fue creada por Carlitos Balá en Mar del Plata. Para saber en qué circunstancias y algunos detalles más, hay que leer "Historia de las letras, palabras y frases", el libro de Daniel Balmaceda que revela también los orígenes del aguinaldo o de la frase "hablar por boca de ganso".

El periodista, escritor y editor, asumió el rol de develar los orígenes de palabras, frases e historias personales de los próceres de la historia argentina. Así es como se convirtió en especialista en una temática que atrapa a los argentinos y en la que todos coinciden. En diálogo con LA CAPITAL, Balmaceda habló sobre su última publicación y explicó por qué cree que las frases son muy utilizadas por los argentinos.

-¿Este libro es la continuidad de una temática que venías desarrollando con Historias de la Palabra?

-En 2012 había publicado Historia de las Palabras y en ese momento pensé que estaba todo dicho, al menos lo que yo tenía para decir. Pero es verdad que me habían quedado algunas investigaciones a mitad de camino y que no se habían completado lo suficiente como para entrar a ese libro. Por defecto profesional seguí indagándolas y aparecieron nuevas palabras y frases y, de repente, me di cuenta de que estaba generando una producción suficiente como para hacer un nuevo libro y así surgió Historia de las letras, palabras y frases.

- ¿Sumaste frases que te generaban intriga y que son de uso diario?

-Sí, porque suele ocurrir que escuchás una frase, te llama la atención y cuando vas a indagar su historia y orígenes, no es tan interesante. Para mí es una pena porque a veces llegar a la raíz de una frase cuesta mucho trabajo y te das cuenta de que es algo que no vale la pena divulgar. Por otra parte tengo la ventaja de que lo que quedó en el libro, me parece que está muy bueno para contarlo y difundirlo.

-En la publicación hay frases que muchos creemos que son cercanas, que vienen de nuestros bisabuelos que emigraron, pero resulta que ahí te enterás de que en realidad son muy viejas..

-Sí, hay cosas muy antiguas que no nos imaginamos que son tan antiguas. Y también sumé algunas más cercanas en el tiempo como por ejemplo la frase "¿qué gusto tiene la sal?" de Carlitos Balá que fue hecha en Mar del Plata. Por eso tampoco es muy temporal el libro y el primer requisito es que valgan la pena las historias.

Investigación

-¿Cómo es el trabajo de investigación que te lleva a descubrir la raíz de una palabra o frase?

- Tenés que contar con conocimiento de la historia de las palabras y de sus nacimientos. Por las raíces y construcción te das cuenta si es una palabra que viene del latín o es sajona. Hay un momento que te encontrás con la raíz de la palabra y ahí sabés que llegaste al origen. Hay casos muy clásicos que son por ejemplo el de la palabra sinceridad. Para los romanos cuando a la miel le quitás la cera, te queda pura, entonces se decía que era la miel sin cera, la más pura. Entonces la sinceridad pasó a ser un sinónimo de pureza. Sin embargo, hay una historia sobre la II Guerra Mundial y la utilización de cera para hacer réplicas de determinadas obras de arte y entonces se dice que la obra que no utilizaba cera, era una obra real, sincera. Pero cuando vos ves que los romanos ya utilizaban la palabra sinceridad no podés pretender creer que haya nacido en la II Guerra Mundial. Justamente de eso se trata, detectar cuál es el origen y sin duda se necesitan conocimientos históricos para esto también. La atutía es un ungüento, una pomada que se creó en la Edad Media. Entonces cuando ellos decían "no hay atutía que valga", era que la pomada ya no te puede salvar. Antes, era imposible que existiera esa palabra porque la atutía se inventó en la Edad Media.

-¿Alguien vino en algún momento a poner en duda tus explicaciones sobre el origen de palabras o frases?

-Si (risas), pero justamente a veces esto se da porque uno puede escuchar en su casa otras historias o conocerlas porque las leyó. Yo ya transité ese camino de escuchar y leer distintas cosas, entonces por eso se que debo ir por otro. Hay otras personas que vienen y te cuentan buenas historias sobre determina frase como "agarrate Catalina" sobre la que hay una historia de una malabarista que se llamaba Catalina que se estaba por caer, etc. La historia encaja perfecto, pero no hay ninguna prueba documental que me permita afirmarlo entonces parece ser más bien un cuento.

-¿Los argentinos somos de recurrir mucho a las frases?

-Sí, porque el criollo es un clásico eufemista entonces somos muy de sintetizar en una frase. La frase es una economía de palabras. Estás reunido con un grupo de personas, llega alguien y decís "hablando de Roma", todos entendieron que estaban refiriéndose a la persona que está entrando. Con tres palabras se entendió. Justamente son las frases las que perduran en el tiempo y se convierten en clásicos. De una manera muy comprimida se dice mucho más que lo que la frase puede llegar a indicar, eso es lo que convierte a una frase en un clásico, que todos estamos de acuerdo en que nos ahorra trabajo diciendo nada más que la frase y no explicando toda la situación.

-Te gusta esto de develar cosas, ya sea con las palabras, las frases o la historia...¿Es el lugar donde te sentís cómodo?

-Sí, porque a mí lo que me pasa es que el primer sorprendido en algunos casos soy yo. Es decir, lo que voy investigando cuando lo descubro siento un enorme placer y a la vez una necesidad de divulgarlo, entonces soy un poco un cazador de historia. Entiendo que específicamente las historias pueden estar en las palabras, los números, en una calle, una casa, objetos, siempre hay historias atrás y por eso lo que más me atrae a mí es encontrar una forma de narrarlas, que sea atractivo más allá que la palabra no sea tan atractiva sino que ya la narración valga la pena y sea verás.

-Con el libro de las historias personales de los próceres, ¿también hiciste este trabajo?

-Justo este año se juntaron el último libro que hice sobre anécdotas que es Estrellas del pasado y la reedición del primero que es Espadas y Corazones, y lo curioso es que tienen un camino común que son historias que no suelen estar en las biografías de esas figuras porque son temas tal vez más secundarios o personales, entonces a veces se escapan de las biografías. Pero justamente para mí tienen el atractivo de que los convierte a esas figuras y próceres, en personas muy parecidas a nosotros a las que les pasaban cosas muy similares. Entonces, cuando los vez tan humanos y parecidos, llama la atención que sean tan admirables por lo que hicieron. San Martín vivía enfermo, cargado de molestias y nosotros con un 10% de lo que le pasaba a él seguro no cruzábamos al quiosco a comprar un chocolate. Pero él cruzó Los Andes, por eso los convierte en más admirables.

Algo de chisme

-El ingrediente de conocer más detalles de la vida de nuestros próceres parece ser muy atrapante para el lector...

-Sí, hay un condimento de chisme, pero justamente de ir más allá sobre esas personalidades. Por lo general uno ya está encariñado con ciertas criaturas de la historia entonces las puede abordar siempre con respecto pero tratando de construir un poco más esa pintura. Si no, nos quedan ideas como que Belgrano un día se levantó, creó la bandera y listo. Pero hay que contar cómo vivía cada uno de sus días, las cosas que le pasaban y conocerlo más y admirarlo. Se ha perdido la historia de manuales de Belgrano, por ejemplo, que actuó como un líder en muchas circunstancias.

-¿Se deberían implementar las historias personales de los próceres en la escuela, por ejemplo?

- Yo veo que se apela mucho al contexto humano para ayudar en clase a tomar una mejor dimensión. Para los que no tienen mucho interés o conocimiento sobre la historia, el pasado no es tridimensional sino que te diría que está en un cuarto, todo acumulado. En realidad al conocer un poco más los aspectos humanos te das cuenta que Belgrano se movió en un escenario que para nada fue el mismo que Sarmiento o de Roca, son distintos momentos, épocas y realidades y eso cuando lo vas conociendo empieza a tomar una dimensión la historia que la hace mucho más viva, entretenida, fluida e interesante.