Lejos de los escándalos, murió Margarita Di Tulio
Más conocida como "Pepita, la pistolera", Di Tulio falleció el martes y hoy a las 15, tras una caravana por la zona del puerto organizada por sus familiares, será inhumada en un cementerio privado.
Lejos de los escándalos mediáticos en los que supo verse envuelta por su modo de vida y sus actitudes, en un discreto silencio que la acompañó los últimos años, cuando decidió cambiar de aire y radicarse en San Juan, falleció en la medianoche del martes, Margarita Di Tulio, más conocida como "Pepita, la pistolera".
Regente de prostíbulos, delincuente confesa en sus años de juventud, involucrada en conflictos graves de convivencia entre las personas, mencionada en el caso más trascendente de los últimos años, como fue en el crimen de José Luis Cabezas, condenada por un triple crimen y luego liberada por tratarse de una legítima defensa, Di Tulio falleció el martes pasado a las 23.30, a la edad de 61 años, luego de que un derrame cerebral que había sufrido meses atrás le produjera infecciones y una desmielinización -un proceso de deterioro neurológico irreversible-.
Di Tulio fue velada en la cochería ubicada en Magallanes entre Acha y Bermejo, en el corazón del Puerto, un barrio en el que supo cultivar fama de aguerrida, de frontal y, en definitiva, de mujer de armas tomar, haciendo honor al apodo que supo adoptar en su juventud, cuando se involucró en hechos delictivos.
"Una gran persona"
"Era una gran persona, una gran madre y especialmente en este último tiempo una gran abuela", afirmó Gabriel, de 33 años, el mayor de los hijos de Di Tulio.
"Era una mujer especial, de la cual todos conocen ciertos aspectos de su vida y su personalidad, que seguramente ahora volverán a ser relatados y remarcados; pero en esta última etapa, ya viuda, había decidido irse a San Juan para descansar y alejarse de todo lo que había hecho antes?, recalcó el joven, con voz tenue y rictus serio y resignado.
En principio, el cuerpo de Di Tulio irá a una parcela que ella misma había comprado hace años. Pero su deseo era descansar junto a sus padres, que fueron cremados. Se especula que más adelante, cuando finalicen los trámites de sucesión, sus familiares dispondrán la cremación para cumplirle el último deseo a una mujer que, más allá de su historia en la delincuencia, con su fama de violenta, escondía arraigados y firmes sentimientos de pertenencia vinculados a su familia.
Larga espera
El velatorio comenzó ayer a la mañana, con un puñado visitas de familiares, amigos y allegados, aunque en un clima de triste calma y sosiego, con algunas escenas de llanto, pero fundamentalmente con resignación. Las visitas continuaron intermitentemente a lo largo de toda la jornada e incluyeron a algunas de las empleadas de los prostíbulos que supo manejar durante años.
Hoy a las 15, tras el velatorio, el cuerpo de Di Tulio será tributado durante el transcurso de una caravana que recorrerá las calles del puerto marplatense, para luego ser trasladado a un cementerio privado ubicado hacia el sector sur de la ciudad, donde será inhumado.
Di Tulio fue mencionada e investigada en reconocidos hechos de connotaciones policial y judicial pero se había alejado del ambiente delictivo, de la prostitución y de la noche, afirmaron sus allegados. De hecho, estaba viviendo en San Juan, aunque solía viajar a Mar del Plata para visitar a sus hijos y nietos.
En julio pasado, sufrió un derrame cerebral, por lo que fue trasladada a Mar del Plata para recibir tratamiento, ya que su estado era muy delicado. Finamente, en la medianoche del martes pasado, su corazón se detuvo.
A cuarenta años de su
primera crónica policial
La primera mención periodística de Margarita Graziana Di Tulio debe rastrearse cuarenta años atrás, más precisamente en junio de 1969, cuando fue detenida en el marco de una causa por asaltos contra parejas que buscaban intimidad estacionando sus automóviles en apartados sectores de la ciudad. Junto a ella la policía aprehendió a Oscar Pérez, quien -según los asombrados cronistas de la época- empleaba dos pistolas, una en cada mano. La foto periodística que ilustra la noticia muestra a una Margarita veinteañera y con minifalda de cuero, ocultando el rostro para evitar al reportero gráfico.
La irrupción de una mujer en la crónica policial era entonces una rareza y el caso tuvo momentánea repercusión, pero el nombre de Margarita Di Tulio quedaría grabado a fuego en la opinión pública a partir del 20 de agosto de 1985 con la muerte de Alejandro Raúl Lozada (30), alias El Tarta; su hermano Roberto (21) y un amigo de ambos, Américo Córdoba (21). Para ese entonces, Di Tulio ya explotaba wiskerías portuarias y vivía con su esposo -el capitán de barco Guillermo Schilling (38)- y tres hijos en Marcelo Torcuato de Alvear al 200.
Sociedad explosiva
Margarita Di Tulio y El Tarta -quien era reconocido en la noche marplatense por su carácter violento- habían tenido intereses comunes en un pool, sociedad explosiva que se disolvió en malos términos y con mutuos reproches monetarios.
Los hermanos Losada y Córdoba pasaron casi toda la madrugada del 20 de agosto en un café donde comentaron que estaban "haciendo tiempo para ir a cobrar una deuda" y en las primeras horas de la mañana llegaron al departamento de Di Tulio, donde murieron baleados.
La Justicia marplatense tuvo dos lecturas del caso. El entonces juez de primera instancia, Bernardo René Fissore (fallecido) consideró que se trataba de un triple homicidio y procesó a Margarita y Schilling. Pocos días más tarde, la Cámara Penal entendió que los jóvenes irrumpieron violentamente en el departamento y pusieron en peligro la vida de sus moradores, por lo cual recalificó el caso como exceso en la legítima defensa y liberó al matrimonio.
Fissore mantuvo su postura a lo largo del proceso y el 20 de setiembre de 1986 condenó a Di Tulio a 20 años de prisión y a Schilling a 16. El matrimonio no llegó a ser detenido porque la sentencia fue apelada ante la Cámara, que en setiembre de 1987 le impuso una condena de 3 años de prisión (ejecución condicional) al hacer prevalecer la figura del exceso en la legítima defensa.
Desde entonces, Di Tulio no se desprendió jamás del mote periodístico de "Pepita la Pistolera".
Schilling -ya separado de Margarita- tuvo trágico fin el 7 de agosto de 1995 al precipitarse al vacío desde un quinto piso en el edificio de Córdoba 1837 donde vivía. Sus vecinos manifestaron que sufría profundas depresiones y que a veces, en medio de alucinaciones, los escandalizaba con sus gritos cuando creía ver intrusos tratando de irrumpir en su departamento. En medio de una de esas crisis, Schilling se precipitó al vacío.
Nueva pareja
El primer registro de Margarita Di Tulio junto a su nueva pareja -Pedro Villegas- data del 15 de diciembre de 1995, cuando los detuvieron en el sur, acusados de tenencia de cocaína. Irregularidades en el acta de secuestro (no fue firmada por el juez) motivaron la rápida libertad de la pareja. El caso llegó a la Corte de la Nación, que a principios de mayo de 1997 confirmó la nulidad de las actuaciones.
Los Pepitos
En uno de los desatinos investigativo-procesales más sonoros de las últimas décadas, Di Tulio fue detenida el 12 de febrero de 1997 por el crimen del reportero gráfico José Luis Cabezas. Pedro Villegas y otras dos personas domiciliadas en Mar del Plata -Luis Martínez Maidana y Flavio Steck- corrieron idéntica suerte.
La fuerte genética periodística del alias que ostentaba Margarita motivó que sus consortes de causa fueran apodados "Los Pepitos". Todos recuperaron la libertad el 29 de abril de 1997 y fueron sobreseídos definitivamente pocos días después.
El cohecho
En octubre de 1999 Margarita Di Tulio -ya distanciada de Pedro Villegas- volvió a ser detenida en Mar del Plata y, si bien recuperó la libertad pocas horas después, el proceso que se le inició tendría serias derivaciones institucionales. En esta oportunidad, a "Pepita" se le imputaba el delito de "cohecho agravado activo".
En setiembre, la Justicia había ordenado intervenir sus teléfonos en el marco de la investigación por el crimen de la prostituta María del Carmen Leguizamón (26), quien había sido descuartizada un año antes. Ocurre que Leguizamón solía concurrir a una de las wiskerías de Margarita como "copera golondrina" y la noche anterior al crimen se había retirado del lugar con dos desconocidos.
Las escuchas no arrojaron indicios sobre el asesinato, pero pusieron en evidencia una serie de conversaciones entre Di Tulio y el entonces juez de Cámaras Jorge García Collins. Los diálogos -en los que se hacía elíptica mención a una suma de dinero- giraban en torno a la situación de tres reclusos de Batán conocidos de Margarita que poco después recuperaron la libertad.
Luego de ser sometido a un jury en la Corte provincial, García Collins fue destituido el viernes 13 de julio de 2001.
La causa penal a Margarita Di Tulio sufrió múltiples dilaciones debido a la estrategia montada por su defensa. Sin embargo, en julio de 2005, cuando ya no quedaban argumentos para evitar un juicio oral que sin dudas le hubiera resultado adverso, accedió a un juicio abreviado, para lo cual tuvo que aceptar la calificación del hecho y su autoría en el mismo. Al igual que en setiembre de 1987, Margarita fue condenada a tres años de prisión en suspenso.
