Un hombre joven que estaba ayudando a su suegro en un locutorio del barrio Regional fue asesinado anoche de un tiro en la cabeza cuando un disparo atravesó la persiana metálica del comercio y le dio en la cabeza.

La víctima fue identificada como Fernando Pérez Aspitarte (37) y según la principal hipótesis que se maneja, el crimen se habría producido cuando delincuentes le dispararon a un custodio privado que vigila los comercios de la zona. Pero el tiro falló y dio en el locutorio, que ya estaba cerrado.

La víctima no trabajaba en el comercio, lo hacía en una conocida empresa distribuidora de cigarrillos, perfumería y golosinas de la ciudad, pero todas las noches iba al local para ayudar a su suegro.

El crimen ocurrió cerca de las nueve de la noche en un locutorio ubicado en Alvarado y República del Líbano, del barrio Regional.

El comercio se encuentra rodeado de otros locales y está frente al complejo de edificios del Fonavi, popularmente conocido como "Las Torres". Según los investigadores consultados, de ahí habría salido un disparo que atravesó la persiana metálica del locutorio, que ya estaba cerrado, y le dio en la cabeza a Pérez Aspitarte.

El jefe de la Policía Departamental, Osvaldo Castelli, le aseguró anoche a LA CAPITAL que fue un hecho lamentable, pero no un robo. "Descartamos que hayan querido asaltar el comercio fue un acto contra el vigilante privado que trabajaba en el Servicio Penitenciario", afirmó.

Castelli también sostuvo que pudieron hablar con el custodio de los comercios y que reconoció que el ataque fue hacia él. "El disparo le pasó cerca y está convencido de que era para él".

En tanto, el fiscal que entiende en la causa, Facundo Gómez Urso, sostuvo que ésa es una de las hipótesis que se está investigando y que tiene carácter de probable, aunque de todas maneras no descartó otras posibilidades hasta que pueda recoger más testimonios de los testigos.

En el momento en que el tiro le dio en la cabeza, la víctima estaba acompañando a su suegro, que es el dueño del locutorio. El comercio se encontraba con la persiana metálica baja y la puerta cerrada, por lo que el suegro de Pérez Aspitarte no pudo observar al agresor.

De todas maneras, al ver a su yerno tirado salió rápido a la calle, comenzó a pedir auxilio a los gritos y los vecinos llamaron a la policía.

LA CAPITAL llegó al lugar pocos minutos después de ocurrido el hecho y varios testigos afirmaron que vieron irse corriendo a dos menores por el descampado ubicado detrás del complejo de edificios.

Los efectivos de la comisaría decimosegunda llegaron al locutorio y pidieron insistentemente la ambulancia al ver la gravedad del herido.

Minutos después llegó al comercio la suegra de la víctima. Cuando vio a su familiar tirado en el piso, entró en una crisis nerviosa, por lo que debió ser ayudada por los vecinos. "Te lo dije, te lo dije", le repetía a su marido y se quejaba por la inseguridad.

En tanto, la Policía interpuso un patrullero y cortó el tránsito en la calle Alvarado.

A la escena del crimen acudieron peritos de la Policía Científica, quienes empezaron a levantar huellas.

En tanto, con la llegada de los médicos se comprobó que Pérez Aspitarte murió en el acto, después de la pérdida de masa encefálica.

Relato conmovedor

"Estaba adentro del local, ya habíamos cerrado y estábamos controlando los papeles cuando siento una explosión. Vi que los vidrios se rompían y después encontré a mi yerno en el piso con la cabeza ensangrentada", le dijo conmovido a LA CAPITAL el suegro de la víctima, Luis Angel Padín. Y se quebró: "No puedo hablar más, no sé cómo voy a hacer para decirle esto a mi hija".

El custodio

Según la versión de la policía, el custodio de los comercios trabajaba hace pocos días en el lugar, aunque siempre hay vigilancia rotativa. Los mismos informantes sostuvieron que el vigilador también trabaja en el Servicio Penitenciario.

En tanto, fuentes de la investigación afirmaron que la hipótesis de un tiro contra su persona es probable, ya que en el momento del hecho era la única persona que estaba en el lugar.

De todas maneras, al cierre de esta edición, la fiscalía y la policía seguían realizando diversas diligencias para conseguir más testimonios de posibles testigos.

En tanto, también procuraban encontrar a los responsables, aunque las fuentes consultadas manejaban con hermetismo los indicios de los probables autores.