La policía allanó ayer cuatro casas y secuestró agendas y teléfonos celulares para intentar obtener alguna pista firme que permita llevar hasta los autores materiales de los incendios a los colectivos.

Los investigadores apuntan a cinco sospechosos por los ataques a los micros. De todas maneras, por ahora, no hay detenidos y la policía sigue buscando elementos contundentes que confirmen su participación en los hechos. En ese sentido, se realizaron ayer cuatro allanamientos en las viviendas ubicadas en Magallanes 10400, García Lorca al 9800, Gütenberg al 9800 y Quintana al 6300. Durante los procedimientos, los efectivos de Jefatura Departamental, la comisaría sexta, undécima, y de la División Prevención del Delito secuestraron agendas y teléfonos celulares que serían de valor probatorio para la investigación que lleva adelante el fiscal Fabián Belén y está caratulada como "robo agravado e incendio y otros estragos".

Según pudo confirmar la LA CAPITAL de fuentes oficiales, la investigación avanzó a partir de la declaración de varios testigos clave que le apuntaron a los ahora sospechosos por los atentados. Por eso, el fiscal pidió las órdenes de allanamiento.

Si bien los procedimientos estuvieron orientados a buscar a los autores materiales de los atentados, siguen siendo un misterio los motivos que los originaron, aunque los investigadores descartan que se traten de casos de inseguridad y las hipótesis apuntan a internas gremiales o empresariales.

El primero de los atentados ocurrió hace más de dos meses. Esa vez, un hombre robó un colectivo de la cabecera de la empresa 25 de Mayo, ubicada en Constitución al 1000, y lo incendió en el barrio Autódromo. No robó nada.

El segundo sucedió hace dos semanas, cuando un hombre armado fue hasta la cabecera de la empresa 25 de Mayo ubicada en la calle Gütenberg y redujo al chofer que estaba por comenzar su turno y a un guardia. No les robó nada y después incendió el colectivo.

El tercer de los casos ocurrió el 21 de julio a la madrugada, cuando el interno 13 de la línea 512 B circulaba por la avenida Luro y la calle 232. En esos momentos se bajó una mujer y sólo quedaron dos hombres a bordo del colectivo, junto al chofer. De inmediato los dos hombres se dirigieron hasta el conductor y uno de ellos lo amenazó con un cuchillo. Luego, le pidió el teléfono celular, mientras que el otro rociaba combustible en la parte de los asientos. Al parecer este hombre tenía una mochila en la que guardaba un bidón con el líquido inflamable. Poco después, los dos vándalos se fugaron y el chofer intentó sofocar el incendio con un matafuegos, pero fue imposible.

El último de esta serie de atentados sucedió el domingo 8 de este mes. Según lo que trascendió de fuentes extraoficiales, el interno 37 de la línea 571 de la empresa General Pueyrredon fue robado entre las nueve y veinte de la noche y las diez y media de la cabecera de la empresa ubicada en el barrio General Belgrano. La unidad fue incendiada en un descampado ubicado en la en la calle Soler a doscientos metros de la ruta 88.