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04-02-2011

Se cumplen 10 años del doble crimen de los Perel

El caso constituye un misterio que aún hoy nadie pudo resolver.

El lugar es Cariló, una pequeña pero selecta localidad costera visitada por gente acaudalada. El momento, la madrugada de un sábado teñido por la oscuridad de la noche. El escenario de muerte, una lujosa cabaña en un Apart Hotel, construida con madera dentro de un bosque a metros de la playa. El protagonista, en principio, un porteño rico y poderoso que veranea con su esposa.

Por las características descritas, podría tratarse de la trama de una clásica "novela negra". Pero no lo es. El "caso Perel", que después de 10 años sigue arrojando incógnitas, nada tiene de ficticio y constituye un misterio que aún hoy nadie pudo resolver.

El contador, empresario, y financista bancario, Isidoro Mariano Losanovsky Perel, de 55 años, fue hallado muerto junto a su esposa psicóloga, Rosa Berta Golodnitzky, de 49, aproximadamente a las 10.30 de la mañana del domingo 4 de febrero de 2001. En la cabaña número 32 del exclusivo Apart Hotel "Puerto Hamlet" de Cariló, ambos aparecían tendidos boca abajo sobre la cama matrimonial, y presentaban un balazo en la nuca cada uno sin ningún otro signo de violencia física. Junto a los cuerpos sin vida, yacían en el piso dos vainas servidas y una pistola Walter 7.65 perteneciente a Perel. En otro sector de la misma habitación había, debajo de un plato y junto a la notebook del empresario, un extraño mensaje en inglés: "Soy un gringo colaborador del Citi-bank, muerto (asesinado) por no pagar la coima (soborno) del Ant Factory Holdings Limited del Citigroup".

Doble hipótesis

El hecho conmocionó a la opinión pública y sacudió las secciones policiales de todos los periódicos del país. De ahí en más, los investigadores comenzaron su tarea a partir de dos hipótesis, ambas perfectamente viables, encierro del que nunca pudieron escapar: "Doble homicidio" o "Suicidio de Perel y posterior asesinato de su esposa". Sin embargo, esos dos supuestos tenían una misma raíz. Se desprendían de extrañas relaciones económicas y vínculos oscuros del empresario con distintos sectores del poder.

Según la primera teoría, nacida de la autopsia inicial al cuerpo de Perel, se afirmaba que se había tratado de un doble asesinato, ya que el ángulo de disparo hacía imposible el suicidio. De todas maneras, luego de desarrollarse otras pericias, se revisó esa postura y se determinó que aquello "no era tan así" y perfectamente podría haber ocurrido. Además, otros detalles agregados como que ambos sujetos estaban vestidos con ropa de dormir, sus cuerpos no presentaban signos de maltrato anterior a los balazos, y la puerta de la habitación en la que estaban "rechinaba" si no se abría con un movimiento especial (lo que podría haber percatado a alguno de los dos de la entrada de un tercer individuo), hicieron que los investigadores comenzaran a desestimar un poco más la posibilidad de los asesinatos. A eso se le sumaba también el dato de que en el hotel se alojaban en aquel momento 120 personas, de las cuales nadie escuchó nada. Ni siquiera los dos estallidos.

Con respecto a la segunda hipótesis, erigida con más fuerza luego de avanzadas las pesquisas, se empezó a sospechar que Perel podría haber planeado y materializado su propia muerte, fingiendo un falso "doble homicidio" de tinte mafioso para que sus hijos, Johnatan, de 23 años, y Valeria, de 21, pudieran cobrar uno o más seguros. Esta idea partía desde la base de la información que arrojaban los mismos documentos extraídos en diversos allanamientos en su casa porteña y su oficina, en los que se esclarecía que el contador, hijo de un prestigioso catedrático de la Universidad de Buenos Aires, tenía enormes deudas que acarreaba desde mediados de los '90. En ese momento, sus finanzas habían empezado a decaer luego de que fuera expulsado del Banco Mercurio y acusado por la justicia de lavado de dinero y evasión de impuestos. Por otro lado, se descubrió además que el supuesto mensaje mafioso encontrado había sido escrito en esa misma computadora hallada en Cariló, y por el propio Perel, que lo había impreso en su oficina de Capital Federal tres días antes del trágico hecho.

La complicación de la causa

Después de la extraña muerte de Perel, salieron a la luz las diversas relaciones que el empresario tenía con distintos sectores de poder, y se empezaron a entretejer complejas teorías que lo vinculaban con servicios secretos como la SIDE, la CIA y el Mosad, grandes carteles internacionales de droga, y personajes vinculados a diferentes gobiernos nacionales, desde la última dictadura militar hasta la presidencia de Fernando de la Rúa. Esto, sumado a sus oscuros y sucios negociados, su obsesión por la seguridad (había fundado una frustrada empresa privada de espionaje junto al ex militar, Carlos Doglioli) y sus gustos por las armas, terminaron por complicar más la tarea de los fiscales (en 10 años, fueron 6 los que tuvieron a su cargo la causa), que aún no han podido determinar lo que ocurrió realmente ese 4 de febrero de 2001 en Cariló.

Hoy en día, la causa tiene 51 cuerpos y su carátula es "Homicidio (por lo sucedido con la mujer) y averiguación de causales de muerte". La investigación, actualmente, está a cargo del fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción número 2, Diego Bensi, desde octubre del año pasado y su intención es retomarla, ya que se encuentra detenida desde mediados de 2007. El objetivo final, después de una década, será saber qué fue lo que sucedió verdaderamente con los Perel, aunque parezca que esta historia real nunca llegue a resolverse por su intrincada trama novelesca.