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22-07-2011

"Todavía seguimos sin saber quién asesino a mi hija"

A dos años y cuatro meses del crimen en el barrio El Grosellar del cual fue víctima Jésica Carraro, su padre insiste en el pedido de esclarecimiento.

El crimen de Jésica Carraro (17), aquella adolescente asesinada a cuchilladas y ladrillazos en una humilde vivienda del barrio El Grosellar, sigue sin detenidos, a dos años y cuatro meses de haberse producido.

"Yo soy una persona sin preparación, soy un alambre caído, pero a mí no me van a pasar así nomás. Esta causa no se va a cerrar y yo voy a seguir insistiendo para que me den justicia". Las palabras pertenecen a Fabián Carraro, padre de Jésica, quien encontró el cuerpo destrozado de su hija luego de regresar aquella madrugada a su casa de Meyrelles al 6200 el 22 de marzo de 2009.

En tanto, el fiscal Paulo Cubas, a cargo de la investigación, manifestó ayer a LA CAPITAL que "este es un caso muy particular y del cual todavía estamos esperando reunir pruebas. Pero que la familia se quede tranquila que no vamos a cerrar la causa y que esto seguirá hasta que consigamos avanzar".

El asesinato de Jésica fue brutal. La adolescente, una estudiante destacada a punto de finalizar la secundaria, recibió siete puñaladas en distintas partes del cuerpo y fue rematada a golpes de ladrillo en la cabeza. La autopsia reveló otro hecho sorprendente en la causa: la adolescente estaba embarazada.

"Nosotros no sabíamos nada del embarazo porque ella era muy vergonzosa y, por lo menos a mí, no me contaba ese tipo de cosas", dijo el padre, recordando que él crió solo a Jésica.

La primera y única persona que estuvo detenida por el asesinato fue un vecino de la familia llamado Diego Romero (24), luego de que el propio padre de Jésica lo señalara como sospechoso y la policía al detenerlo le encontrara manchas de sangre en sus prendas de vestir.

En los días siguientes Romero fue puesto en libertad por orden de la Justicia de garantías, aunque antes se le hicieron distintos estudios genéticos para establecer algún tipo de relación con la escena del crimen.

Pero el 1º de abril el cuerpo de Romero fue encontrado colgado de su cuello en un puente de la ciudad de Cipolletti, en la provincia de Río Negro.

"Lo que se pudo establecer con el correr de los meses y gracias a la labor de los peritos es que Romero estuvo dentro de la casa de Jésica, presente en el momento en que se cometía el crimen. Algunos indicios suponen que no estaba solo, pero al morir se llevó con él esos secretos claves para la resolución del caso", comentó el fiscal Cubas.

Pasado un año del crimen, otro elemento se sumó de forma sorpresiva a la causa. Un vecino de la familia Carraro encontró en su teléfono celular un mensaje que había enviado la joven a un tal "Juan". Era práctica habitual de la adolescente pedirle a su vecino el teléfono para mandar algún mensaje de texto. Ese mensaje descubierto tiempo después ponía en evidencia una relación con ese joven "Juan".

Debido a que el embarazo oculto de la víctima podía ser facilmente el móvil del asesinato, la aparición de "Juan" alentó a los investigadores. Sin embargo, esa pista tampoco pudo ser aprovechada por la policía.

"Jésica era una chica única. No lo digo por ser su padre y por esto que pasó. En la escuela 21 y en la 15 siempre la recuerdan como una buena alumna, responsable. Ella quería ser policía y yo poco antes de que la mataran la llevé al Complejo Vucetich. Ahí le dijeron que era un poco bajita, pero que todavía podía crecer. Lo único que quiero es que me digan algo. Hace siete meses que no hay una sola novedad", concluyó el padre de Jésica Carraro.