CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
02-09-2011

A seis años de la misteriosa desaparición de Julio Marticorena

Julio Marticorena desapareció repentinamente sin dejar rastros a fines de agosto de 2005. Sobre su paradero y las causas de su repentina ausencia nada se sabe pese a la investigación policial y judicial. Sus familiares no pierden la esperanza y piden ayuda a la ciudadanía.

Pasaron más de 6 años de aquella madrugada en la que Julio Marticorena despidió a su último amigo en Corrientes y Gascón. Saludó con su mano, lanzó un "nos vemos", pero desde ese momento nadie más lo vio. Jamás podría haberse imaginado que estaba iniciándose en ese preciso instante una de las historias más extrañas de los últimos tiempos en Mar del Plata. Un misterio.

"No vamos a perder las esperanzas. Es una lucha dolorosa y muchas veces que nos desalienta, nos hace pensar que ya está todo perdido. Pero nos reponemos y seguimos pensando que Julio puede estar perdido, con algún problema mental, en algún lugar del país", comentó ayer Roberto Marticorena, uno de los hermanos del protagonista de la casi fantasmal desaparición que aún hoy sigue sin resolverse.

Los detalles de lo ocurrido el 27 de agosto de 2005 se conocieron infinidad de veces. Julio Marticorena, de entonces 30 años, empleado del ACA y estudiante de la carrera de Turismo de la universidad privada Community College, salió con un grupo de amigos a bailar al CRU (Centro de Residentes Universitarios) de Independencia entre Rawson y Garay. En un momento se despidió de sus amigos y salió, pero a la hora, cerca de las 3 regresó. En ese lapso pasó por un cajero electrónico y extrajo 60 pesos.

Luego se mantuvo con sus amigos hasta que acabó la noche y caminó por la calle Gascón. Al llegar a Corrientes, tras haberse separado de los demás amigos, saludó al último que quedaba aún compartiendo la caminata. Ese fue el final.

"Ese viernes era mi cumpleaños -recordó Roberto- y entonces le dije a mi otro hermano que le avisara a Julio que yo iba a festejarlo en un bar. Pero Fernando me explicó al llegar al bar que Julio se iba con los compañeros al CRU. Esa fue la última noticia que tuvimos de él".

A partir de ese momento llegó el tiempo de las denuncias, de la causa a cargo del fiscal Marcos Pagella, de la labor intensa de la DDI local, de la aparición de la foto de Julio en todos los medios de la ciudad. La respuesta siempre fue la misma: un vacío enorme, tan grande como el misterio.

Roberto reconoció ayer en su visita a LA CAPITAL que hubo esfuerzos de todas las partes. "Pensamos que la policía investigó bien. Tomó declaraciones a todos, hicieron un rastreo de las llamadas entrantes y salientes en un término de dos meses para atrás. Fueron casa por casa y citaron a todos los titulares de los números. Pero nada", manifestó.

A fines del año 2005 la pesquisa se fue agotando y solo la muerte de un indigente en General Pirán se acercó a algún dato. Una llamada anónima sugirió que se investigara la identidad del fallecido, pero la policía lo hizo y descartó que se tratara de Marticorena.

"Se investigó fuertemente hasta fines de ese año y luego se paralizó. Estamos viendo en la tele lo que pasa con la gente que tiene familiares desaparecidos: reclaman que no existe ningún cuerpo especializado de la policía o la justicia para investigar esto. Nosotros creemos lo mismo", dijo Roberto, quien desde un primer momento se movilizó para averiguar el paradero de su hermano.

Reconstrucción

En la familia Marticorena la reconstrucción de los sucesos previos a la ausencia de Julio fue hecha una y mil veces. Para Roberto hubo un elemento extraño: "El tenía 30 y yo 26, Fernando también ya era grande. Ninguno nos controlábamos, cada uno hacía su vida. Pero la semana anterior Julio le dijo a Fernando, con quien compartía el departamento, que si uno no regresaba a dormir que avisara. De todos modos, no suma mucho más que desconcierto".

Pasado un tiempo el fiscal Pagella convocó a la familia Marticorena e informó que como se trataba de una averiguación de paradero y la investigación estaba agotada debía archivarse la causa. Antes les propuso que revisaran toda las actuaciones para evaluar si les parecía que faltaba buscar por algún lugar. La familia entendió que el esfuerzo había sido enorme y que habían llegado a un callejón sin salida. "Lo peor de todo es que se investigó todo, pero jamás tuvimos un dato de ningún lado, ni un llamado, ni una nota, nada... Siempre esperamos por esa llamada. Uno piensa lo peor, pero va bajando a medida que pasa el tiempo ya que calcula que pueden haber problemas personales que no se conocen y que ese familiar se puede haber ido. Pero tenía 30 años y la relación de él con nosotros no era mala, con mi viejo se llevaba superbien. Si él hubiera tenido la intención de irse habría llamado por teléfono a mi viejo: 'Mirá viejo, estoy en el Caribe, estoy podrido de todo y listo'. Pero en 6 años nunca hubo nada, nada de nada", señaló Roberto Marticorena.

La falta de un motivo para que alguien atacara o hiciera algo malo a Julio también incrementó la incógnita. Según explicó su familia y figuró en la causa, Julio nunca tuvo ningún problema de tipo sentimental. "También pensamos que podría haber venido por ese lado, pero luego con todos los chequeos de la policía lo descartamos. Si pienso que le pasó algo, que lo mataron, de inmediato lo desecho porque no había nada en el medio. No era una persona poderosa, era muy pacífico, no era de reaccionar", dijo.

La única opción que hoy mantiene la esperanza de la familia Marticorena es la de un problema mental, en la conciencia de Julio. "No descarto -sostuvo Roberto- hasta el día de hoy que pueda haber habido también algún problema mental en él, más con las cosas que estamos viendo hoy en día. Nosotros tenemos esperanzas de que esté en algún lado. La otra vez unos chicos encontraron a su padre que hacía 15 años que estaba perdido. Tal vez mi hermano está con problemas mentales, qué sé yo, en una plaza de Bahía Blanca".

Pedido

Seis años después el pedido es el mismo. "A veces uno se resigna cuando pasan estas cosas. La gente cuando me cruza por la calle me pregunta: '¿Tu hermano al final apareció? Porque no salió ninguna noticia más'. Si alguien sabe algo, pedimos que nos avisen, en Facebook está la página de mi papá que se la hizo una radio de Corrientes. Ahí pueden dejar alguna pista. Mi papá se llama Aristóbulo Marticorena y en su Facebook pueden ver la foto de mi hermano también".