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26-09-2011

Celos de hijo y codicia, los móviles de un hecho que no deja de impactar

La reconstrucción del triple crimen de la calle Catamarca está basada en la información de la causa investigada por el fiscal Mariano Moyano, por la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) y otras dependencias policiales de Mar del Plata.

El 23 de setiembre del año pasado un avión de Lade proveniente desde Río Grande tocó pista en el aeropuerto Astor Piazzolla. Eran las siete de la tarde de un jueves y entre los pasajeros llegaba Facundo Peralta, de 19 años.

Con la primavera aportando sus primeras temperaturas templadas, Peralta tomó aire y camión rumbo al salón principal con una idea en mente: no perdonarle a su padre Eduardo la traición de haber formado una nueva familia. Ni Pilar, su flamante pareja que nunca sería su madrastra, manejara el negocio del consultorio de masajes.

El aeropuerto -como sucede siempre en días de semana- estaba semivacío y tal vez fue por eso que a Peralta no le costó demasiado localizar a su amigo que lo había ido a recoger. Era también la única persona que sabía de su presencia en Mar del Plata y a la cual le había pedido no preguntarle las razones, que ya le explicaría.

Cuando Facundo Peralta y su amigo llegaron a la zona del puerto de la ciudad, la noche había caído y no hablaron demasiado. "Me quedo hasta la semana que viene", fue la mínima explicación que Peralta le dio a su amigo antes de pedirle prestada la moto de Enduro, de 250 centímetros cúbicos. No fue necesario que el amigo le exigiera precaución: Peralta era un gran piloto de motocross e incluso tenía el hábito de correr en el sur, con equipo de protección profesional compuesto, entre otros accesorios, por un casco de última generación.

Peralta pasó a saludar a su amigo Johnattan Bedoy y le avisó que se quedaba unos días.

Reunión casual

Mientras Peralta iba camino a la casa de Catamarca al 2500, allí su padre Eduardo, un reconocido masajista de Mar del Plata que padecía trastornos graves en la visión, mantenía una charla distendida con su flamante pareja Pilar Piedrabuena y con Sergio Neiman, el hijo de ella que había llegado de visita de forma impensada.

Eran las nueve y media de la noche y, probablemente, Sergio le estaba contando a su madre que al día siguiente iba a hacer la fiesta de su cumpleaños número 21 en un pub de Alem. Es factible que hayan hablado de lo mismo que sus amigos le habían dicho a Neiman: el festejo anticipado de un cumpleaños trae mala suerte. Pero a él no pareció importarle mucho porque, si bien el 26 era el día de setiembre en que él había nacido, lo iba a festejar el viernes 24.

A las 21.48 el teléfono de Sergio Neiman se activó para comunicarse con algunos de sus amigos y confirmar que al día siguiente festejarían en Alem. Que le iba a sobrar tiempo para salir de la casa de artículos de electricidad en la que trabajaba y luego iría para allí.

Pero entre las 21.49 y las 22.18 se desató la violencia. Facundo Peralta llegó con la motocicleta y la dejó en la misma vereda de la calle Catamarca, junto a la librería ubicada en la esquina. No fue necesario para él forzar la puerta porque su padre lo aceptaba, más allá del descontento que el joven había manifestado varias veces por las actitudes de Pilar. Y la permisividad de su padre, en especial cuando decidió regalarle a la mujer el Renault Clío cero kilómetro.

Facundo Peralta entró en la casa y se encontró con las tres personas. Quizá hubo discusión. Quizá no. Lo más probable es que no haya habido disputa alguna, tal vez una charla sin ningún sentido porque Eduardo Peralta estaba sentado en el sillón del living, de frente al televisor. La primera bala fue para él. Le entró por la parte posterior de la cabeza y lo fulminó. Ni siquiera su cuerpo tuvo el reflejo de caerse y quedó sentado.

El siguiente disparo de pistola calibre 9 milímetros fue dirigido a Pilar Piedrabuena, quien intentó guarecerse en el pasillo que une el living con los demás ambientes de la casa. El proyectil le destrozó el rostro y la mató en el acto.

Con Neiman el ataque fue distinto, acaso por la corpulencia del joven que tenía por hobby el acondicionamiento físico y hasta cumplía esporádicamente rutinas de bailarín erótico en algunos pubs del centro.

Neiman recibió tres disparos, uno en un codo y otro en el abdomen, este último el letal. La muerte de Neiman fue algo más lenta, ya que ninguna de las otras dos víctimas tuvo sobrevida.

Llamada y cumpleaños

A las 22.18 apenas 20 minutos más tarde del último registro con vida de Neiman -el uso de su teléfono- los investigadores corroboraron que Facundo Peralta hizo una llamada telefónica con un aparato móvil con característica de Río Grande. Era el teléfono celular que había traído desde el sur y la antena ubicada en la plaza Mitre, con cobertura en la casa de Catamarca al 2500, delató su posición.

Esa llamada telefónica tuvo como destinatario a Bedoy. "Me mandé una recontracagada. Maté a mi viejo, a la mujer, y a un gil que se la comió porque estaba ahí", fueron, entre otras, las palabras de Facundo Peralta.

Ambos amigos acordaron verse y Peralta entregó una pistola calibre 9 milímetros. Bedoy, a su vez, días más tarde se la pasó a otro individuo que la hizo desaparecer.

Luego de jurar un pacto de silencio, Peralta y Bedoy fueron al cumpleaños de una amiga, cada uno en una motocicleta y allí estuvieron hasta casi la 1 de la madrugada, ya del día viernes. Ninguno procuró evidenciar lo que sabían, uno por haberlo hecho y el otro por recibir el arma.

Finalmente se separaron a la salida de ese cumpleaños, pero Peralta se reunió con otro amigo que andaba en su automóvil y tras dejar la motocicleta Enduro se marcharon.

"Che, ¿pasemos un toque por la casa de mi viejo? Ahí en la calle Catamarca...", pidió Peralta a su amigo, quien al llegar le preguntó extrañado si no quería bajar. "No, no, es sólo para acordarme el camino", le habría respondido.

Al día siguiente, Facundo Peralta empezó a pensar la forma de librarse de toda responsabilidad y, si era posible, de obtener algún rédito económico previo al que él imaginaba para más adelante. Porque tenía claro que nadie lo descubriría y que se quedaría con algunas de las propiedades y del dinero de su padre.

Pero antes quería sacar provecho al viaje, por lo cual concurrió a una casa de electrodomésticos y artículos para el hogar ubicada en la avenida Edison. Allí su padre tenía cuenta corriente. Saludó al dueño, le dijo quién era, y eligió varios productos por un valor total de 12 mil pesos. Pero el propietario del comercio se negó a entregar la mercadería.

"Mi viejo está de viaje", habría argumentado Peralta y al recibir una nueva negativa fue un paso más allá: se despidió y horas más tarde llamó al hombre haciéndose pasar por su padre ya asesinado. El dueño del negocio descubrió la maniobra y rechazó definitivamente cerrar la operación.

Entre el viernes y el domingo la antena de la plaza Mitre volvió a registrar actividad del teléfono patagónico de Facundo Peralta.

Hallazgo

En la tarde del domingo los amigos de Neiman decidieron entrar en acción. Desde el viernes a la noche en que Neiman no había asistido a Alem a festejar su cumpleaños, los amigos empezaron a preocuparse. Tiempo después en la página de Facebook de Neiman podían leerse los mensajes y el modo en que se iba incrementando la alarma.

La forma de quitarse todas las dudas era recorrer los lugares donde vivían sus familiares y el punto de encuentro para la tarde de aquel 26 de setiembre fue la casa de la calle Catamarca. En el lugar coincidieron con un pintor que también había llegado ante la falta de noticias del masajista, para quien tenía que hacerle un trabajo.

Los jóvenes y el pintor se arriesgaron a levantar la persiana, ya que escuchaban el televisor. Y cuando la cortina plástica pudo ser elevada asomó en el campo de visión el cuerpo de Peralta, sentado aún en el sillón, con sus hombros manchados de sangre.

Después de que la policía llegara a la casa y descubriera la macabra escena del crimen, comenzó la investigación del fiscal Mariano Moyano. A las 9 de la noche, aproximadamente, Facundo Peralta concurrió y se mostró compungido. No tanto como su otro hermano, quien no podía salir de una crisis emocional y debió ser asistido. También el dolor abarcó a la familia Piedrabuena, cuyos integrantes no lograban entender la magnitud de la tragedia.

Al mayor de los Peralta le resultó extraña la presencia de su hermano Facundo, pero jamás lo vinculó al triple crimen.

Las versiones iniciales fueron variadas. Que faltaba dinero de una caja fuerte, que había cuestiones relacionadas con el juego clandestino, que un pequeño perro de las víctimas había desaparecido. La policía profundizó la investigación y posó su interés en Facundo Peralta, quien jamás había venido a Mar del Plata desde su radicación en Río Grande.

Los días pasaron y el jueves siguiente, el 30 de setiembre, Facundo Peralta regresó a Tierra del Fuego, a continuar con su vida. Mal no le fue en las semanas siguientes al triple crimen porque además de recibir un ascenso en la concesionaria donde trabajaba, se tomó vacaciones e hizo un viaje con su novia.

Recién el 27 de noviembre, luego de que el entrecruzamiento de llamadas y escuchas telefónicas aportara datos indiscutibles para acusarlo del triple asesinato, Peralta fue detenido en Río Grande.

Bedoy también fue apresado y el fiscal Moyano lo acusó de "encubrimiento agravado", mientras que la Justicia no aceptó procesar al individuo que se deshizo del arma. Según Bedoy, la pistola 9 milímetros se la dio a otra persona.

Peralta fue extraditado desde la provincia de Tierra del Fuego y permanece detenido en la cárcel de Batán.