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16-06-2012

Delincuente muere de un tiro y un policía queda acusado de homicidio

Se trata de un hombre que era buscado por dos asesinatos. Un peligroso delincuente de 21 años falleció de un disparo en la cabeza cuando era perseguido por la policía. Fue durante un operativo iniciado cuando se descubrió a dos individuos a bordo de un au

Apenas vio el patrullero, Mauricio Villarroel (21) bajó del Ford K robado el jueves y salió corriendo hacia la villa Namuncurá. Su acompañante, un menor de edad, hizo lo mismo pero para otro lado. Los dos buscaban huir, especialmente Villarroel, porque sabía que de ser atrapado debería responder no solo por el robo sino también el asesinato de un hombre y su sobrino adolescente. Pero Villarroel no fue detenido: recibió un disparo en la cabeza y murió.

El hecho se produjo ayer al mediodía en el barrio Santa Rita y provocó que decenas de habitantes de ese asentamiento acusaran a la policía de "gatillo fácil" y pretendieran destruir la comisaría decimosexta.

El fiscal Mariano Moyano imputó a un efectivo policial del homicidio, aunque no está claro cómo fue que ocurrieron los sucesos. Por eso es que anoche se esperaba el resultado de la autopsia y el peritaje sobre el arma reglamentaria del policía.

La versión que salió anoche de la Jefatura Departamental de Policía es difente y sostiene que durante la persecución el efectivo policial escuchó disparos y vio caer al delincuente. "El efectivo aseguró que no efectuó ningún disparo y ni siquiera extrajo su arma", dijo un vocero de forma extraoficial. Esta hipótesis -aunque posible, poco probable de ser cierta- sugiere que el individuo murió por una bala que salió desde la villa Namuncurá para cubrir la huida.

Villarroel era un peligroso delincuente, poseedor de un prontuario que incluía varios hechos y sobre el que pesaba un pedido de captura por dos asesinatos ocurridos a principios de mayo en la Villa Gascón, sector opuesto de al ciudad.

El flamante Jefe Departamental, Ramón Negreti, inició su ciclo en Mar del Plata con este grave hecho, aunque quien habló con la prensa fue el titular de la Superintendencia de Seguridad Interior de la Zona Sur de Policía, Abel Maggi. "Debemos ser prudentes y colaborar con el fiscal Moyano para esclarecer este hecho, pero que quede claro que se tomaron todas las medidas inmediatas para dotar de trasnparencia a la investigación", dijo ayer Maggi.

Persecución

y muerte

El episodio de ayer se deesató porque el Ford K en el que viajaba Villarroel y un menor de 16 años había sido robado en la tarde del jueves en Ayolas al 3700. Ese robo, como adelantó LA CAPITAL en su edición de ayer, tuvo la particularidad de que los dos delincuentes armados se llevaran un cachorro de ovejero alemán que estaba dentro del automóvil.

Los ladrones, que habían asaltado a un remisero y por eso buscaron el Ford K para escapar, dispararon contra la dueña del automóvil aunque sin lesionarla. Luego desaparecieron con rumbo desconocido.

Ayer al mediodía un patrullero de la comisaría decimosexta recorría el barrio Santa Rita cuando sus ocupantes observaron un Ford K de color negro, sin chapa patente en la parte delantera y con una chapa patente pertenciente a un Fiat Regatta en la parte trasera.

Los policías vieron el vehículo en Ortíz de Zárate y Namuncurá, y a los pocos minutos -porque lo habían perdido de vista- lo volvieron a avistar mientras salía en dirección a la avenida Polonia.

Entonces se inició una persecución breve, que culminó en Brumana y Guanahani cuando los dos ocupantes del Ford descendieron y salieron corriendo en distintas direcciones. Uno de los policías persiguió al más joven y lo atrapó a los pocos metros, mientras que el otro efectivo policial salió detrás de los pasos del conductor, que resultaría ser Villarroel.

Lo que ocurrió luego es lo que investiga el fiscal Moyano e inicialmente parece difícil de establecer con precisión. Villarroel cayó desplomado con un disparo en la parte posterior de su cabeza, cerca de la nuca. Al cierre de esta edición la Asesoría Pericial estaba efectuando la operación de autopsia para confirmar la única herida.

Imposibilidad

de trabajo

Apenas ocurrió el hecho, los policías debieron escapar del lugar porque decenas de personas salieron a rescatar a Villarroel, aunque al llegar notaron que ya estaba muerto. Esto enfureció a los allegados de la víctima y durante 20 minutos no permitieron que nadie se acercara.

Recién con la llegada de más refuerzos policiales y del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) fue liberada la escena del crimen. Personal de Policía Científica intentó trabajar alrededor del cuerpo de Villarroel pero ya el sector estaba contaminado y no se pudo determinar con precisión una serie de datos de relevancia.

No se halló ninguna arma, aunque en ningún momento los policías intervinientes habrían confirmado que tanto Villarroel como el menor los apuntaran.

Maggi explicaría más tarde que "no caben dudas que Villarroel fue el autor del asalto contra la dueña del Ford K y está probado que portaba armas", aunque no en el momento de ser abatido.

Ante la conflictividad del asentamiento y los reitarados ataques a la policía, no fue posible trabajar en el lugar y los peritos, autoridades judiciales y personal de calle debieron retirarse.

Villarroel estaba siendo buscado desde hacía más de un mes por las muertes de Jesús Cicovicci (27) y su tío Oscar Cicovicci (43). Además, el hijo de Oscar, de solo 14 años, sufrió la pérdida de un riñón al recibir también un disparo, en una sucesión de ataques en otro sector de la ciudad, en la Villa Gascón.

Según una fuente reservada que dialogó ayer con LA CAPITAL, a los Cicovicci los asesinaron porque se habrían enfrentado a la banda de Villarroel y otros individuos que están en libertad por haber facilitado datos para el esclarecimiento de los crímenes del kiosquero Dardo Molina (43) y del joven Ariel Di Meglio (23). Al parecer Villarroel y sus cómplices estaban implicados en varios hechos delictivos.

La muerte de Villarroel, a quien se lo conocía como "El Villa", deja al descubierto un submundo delictivo del que la mayoría de los habitantes de la ciudad no tienen conocimiento. Se trata de bandas que resuelven sus cuestiones a los tiros y no tienen problemas en asesinar personas. Incluso a quienes se cruzan en su camino o son tan solo una molestia.

En lo que va del año ya se produjeron más de 20 muertos en barrios periféricos de la ciudad por este tipo de enfrentamientos.