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29-01-2016

Acribilló al hermano, lo condenaron, huyó de un instituto y lo capturaron

El domingo se escapó de Dolores un individuo de 18 años que en 2013 mató de 7 tiros a su propio hermano. La policía lo encontró caminando por el barrio Centenario. Tenía encima la llave de un auto estacionado a poca distancia y que había sido robado el lunes.

El 29 de agosto de 2013 Nicolás Fernández (27) fue asesinado de 7 disparos cuando caminaba por un sector de la Villa Gascón. Dos jóvenes en una motocicleta lo atacaron. En verdad sólo uno disparó: su propio hermano. En las últimas horas, después de evadirse de un instituto de Dolores donde cumplía la condena que la Justicia le aplicó por el crimen, el hermano de Fernández fue capturado con un automóvil robado en esta ciudad.

A Nahuel Fernández (18) tres agentes encubiertos de la CDI lo interceptaron en cercanías del barrio Centenario y una jueza de Menores aceptó ingresarlo a la Unidad Penal Nº15 de Batán, destino que se le había negado meses atrás en lugar del Instituto Abierto de Dolores del que se fugó de manera tragicómica.

La historia de Nahuel Fernández se cruza con la de otro joven, el que manejaba la motocicleta el día del crimen, que ahora cumple una condena mayor que la de él pese a no haber sido quien apretó tantas veces el gatillo.

Aquella noche de agosto Nicolás Fernández, que acababa de salir de prisión en el marco de un beneficio por salidas transitorias, vio venir la motocicleta con dos ocupantes y mucho hacer. Su hermano lo atacó a tiros por causas que si bien no se precisaron durante el juicio estaban claras: celos familiares y disputas económicas de dinero obtenido de forma ilegal.

Fueron 13 los disparos que realizó Nahuel Fernández y 7 los proyectiles que impactaron en el cuerpo de su hermano Nicolás, quien murió a los pocos segundos. Siomar Menéndez, el conductor de la motocicleta, aceleró y ambos escaparon del lugar con rumbo desconocido.

La investigación, basada en el relato de testigos y en numerosos indicios que mutaron a pruebas, determinó la identidad de los autores y el primero que fue detenido fue Menéndez.

A Nahuel Fernández lo capturaron el 30 de diciembre de 2013 cuando se hallaba con un grupo de amigos en el parque acuático Aquópolis. En octubre del 2014 el fiscal de Menores, Marcelo Yanez Urrutia, solicitó la pena de 8 años de prisión en acuerdo con la defensa, pero recién cuando Fernández cumplió los 18 años una jueza le redujo la condena a 5 años, porque los informes desde su lugar de alojamiento eran favorables.

En ese sentido, desde el Instituto de Menores de Batán se reportó que Fernández tenía buen comportamiento y que parecía estar en medio de un proceso reformatorio.

Mientras tanto, la acusación de Menéndez la llevó adelante la fiscal María Isabel Sánchez quien consiguió una pena de 8 años de prisión por considerarlo partícipe primario del asesinato.

Destinos varios

Con los 18 años recién cumplidos -el año último- y conseguida la rebaja en la pena, Fernández comenzó a tener problemas de conducta en Batán y las autoridades judiciales decidieron su traslado a un instituto de La Plata. Allí presentó un escrito solicitando que se lo acerca a esta ciudad y el fiscal Yanez Urrutia indicó que estaban dadas las condiciones para alojarlo, por su edad, en la Unidad Nº15 de Batán.

En lugar de eso, la Justicia de Menores le concedió el acercamiento pero no en Batán, en un sistema cerrado, sino en un instituto de régimen semiabierto en Dolores. El domingo último una mujer joven, con la que Fernández mantenía una relación sentimental, lo fue a visitar al instituto y al retirarse sucedió lo inverosímil.

De acuerdo a las fuentes a las que tuvo acceso LA CAPITAL, las autoridades del penal permitieron que Fernández la acompañara hasta la parada del colectivo de larga distancia que traía a la joven a Mar del Plata. Fernández, sin dudarlo, se subió al micro con ella y escapó.

Tras reportarse la fuga, la Justicia de Menores dio directivas a la policía local para buscarlo y en la tarde del miércoles personal de la CDI lo avistó cuando caminaba por Rodríguez Peña al 5500.

Al revisarlo, los policías le encontraron una llave con comandos a control remoto de un automóvil marca Ford y entonces al accionarlos escucharon el sonido. Provenía, efectivamente, de un Ford Fiesta de color rojo, que tenía las patentes cambiadas porque había sido robado el lunes de una vivienda de Ortega y Gasset al 1400. El dueño del automóvil fue amenazado con armas de fuego.

Aunque a Fernández no se le puede imputar el robo aún sí se le abrió una nueva causa por encubrimiento, la que se suma a la de evasión.

Ayer autorizaron su encierro en la Unidad Penal Nº15 de Batán.