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06-12-2011

Hace 40 años asesinaban a Silvia Filler en la Universidad

10:49 | El hecho, cometido por integrantes de la CNU, quedó grabado a fuego en la sociedad marplatense y fue un punto de inflexión en la militancia estudiantil. Cuatro décadas después, tres testigos recuerdan ese momento.

A fines de 1971, Rafael San Martín tenía 18 años y había comenzado a estudiar Arquitectura en la entonces Universidad Provincial. En ese ámbito funcionaban el Centro de Estudiantes de Arquitectura Marplatense (CEAM) y el Centro de Estudiantes de Arquitectura y Urbanismo (CEAU). El primero, que contaba con mayor número de adherentes, impulsaba proyectos más progresistas y estaba identificado con los movimientos de izquierda.

Rafael simpatizaba con el CEAM y  reclamaba junto a sus compañeros "una política de estudios, reivindicaciones de la época, básicamente excelencia académica porque había mucho chanta dando clases".

Uno de sus compañeros de estudios y más tarde de militancia es Luis María Rafaldi, quien narra: "Nosotros pretendíamos otro tipo de enseñanza, menos académica y más horizontal. Desde el golpe de (Juan Carlos) Onganía y la Noche de los Bastones Largos la enseñanza se había transformado en algo autoritario".

Así fue que intentaron "romper" una clase del profesor Chamorro, a quien identificaban con el modelo de enseñanza que pretendían modificar. Pero de los 160 alumnos de primer año, quedaron 15 "carneros que se negaban a irse. Entonces la rompimos tirando una pastilla de Gamexane", explica San Martín, autor del hecho junto a Hugo Torrado. Era la mañana del viernes 3 de diciembre.

Violencia

San Martín recuerda que al alejarse de la Universidad "me interceptaron los perejiles de la CNU, en Rivadavia y Santiago del Estero".

La CNU (Concentración Nacional Universitaria) era un grupo de extrema derecha que había nacido cuatro años antes en La Plata. Insertado en el peronismo ortodoxo, su operatoria se reducía a desbaratar con métodos violentos toda expresión de ideologías opuestas.

"De los pelos -continúa San Martín- me llevaron al rectorado (ubicado en San Luis y Diagonal Alberdi). A Torrado lo levantaron en el "Bar Ko", en Luro y San Luis."

Ya en la Universidad, el rector Carlos Pantín le ordenó al decano José Freixas que redactara la expulsión de ambos estudiantes. San Martín recuerda que Freixas "muy sumiso, y tímidamente le alcanzó a decir que no podía porque hacía falta el Consejo Académico. ¡Las pelotas! sentenció Pantin y juntos redactaron nuestra expulsión".

Rafaldi comenta que el hall de la facultad "se había llenado de estudiantes y ahí se decidió convocar a una asamblea para el lunes próximo, 6 de diciembre, para determinar qué medidas tomar".

"A mí me decían `no te van a echar, no te hagas problema´ y yo les decía que si me tienen que rajar que sea, yo me hago cargo de lo que hice. Todos decían ´el lunes arreglamos todo´", reseña San Martín.

La trama homicida

A lo largo de cuatro décadas se ha dado por cierto que algunos integrantes del CEAU -quienes se habían negado a "romper" la clase de Chamorro- pidieron la intervención de la CNU para interrumpir la asamblea ante una inminente resolución adversa.

Durante ese fin de semana, integrantes de la CNU se reunieron y tramaron el plan que finalmente se ejecutó: realizar maniobras de provocación hasta que se produjera el ingreso de un grupo de choque que estaría aguardando en una vivienda cercana.

La asamblea había sido convocada a las 21 y reunió a 300 alumnos en el aula magna del actual rectorado (Diagonal Alberdi y San Luis), que hoy lleva el nombre de Silvia Filler.

San Martín recuerda que "las puertas eran las mismas que ahora. Hacia la izquierda había una tarima con un estrado y después las gradas y las sillas con la mesita rebatible. Yo me senté al lado de la puerta".

El plan se cumplió. Cuando la asamblea llevaba 45 minutos irrumpieron los integrantes de la CNU. San Martín asegura que "la gorda (Beatriz) Arenasa los fue a buscar. Estaban esperando a menos de 30 metros, en la casa de (Fernando) Delgado".

Dos años después Delgado intervendría en el crimen de un diputado en San Juan y actualmente se encuentra prófugo en dos causas. Una lo vincula con el aparato represivo después de 1976. La otra, con los crímenes cometidos por la CNU en Mar del Plata, a partir de 1975.

Dos tiradores

"Cuando los agresores patearon la puerta -relata San Martín- se me viene encima, pega en la tarima y me quedé como en un triangulito y miraba por la hendija. Una vez que se disipó el humo, porque habían tirado bombas de humo, había estruendos que parecían petardos. Pero eran tiros".

En esa locura de balas y humo, uno de los proyectiles impactó en la cabeza de Silvia Filler, quien tenía 18 años y cursaba primer año de Arquitectura.

La investigación determinó que los tiradores fueron dos: Oscar Corres y Juan Carlos "Bigote" Gómez. El primero estaba por recibirse de abogado y era oficial de la policía bonaerense. El otro tenía vinculación con la CGT local.

"Silvia estaba sentada en la tercera grada, frente a la puerta. Ella no militaba, sólo estaba participando de la asamblea y la mataron", aclaran ambos. Otros dos alumnos, Néstor Vila y Marcos Chueque, resultaron heridos.

San Martín asegura que "yo veía a Corres disparando, pero a Gómez no lo vi. A Luis María le tiraban a las piernas, pero no le dieron". Esa agresión localizada tenía un propósito claro: Luis María Rafaldi era un destacado patinador.

El terror en el aula magna fue tal que muchos estudiantes "se tiraban por la ventana, a un patio interno. Fue un desbande, espantoso", rememoró Rafaldi.

"Fue un caos"

Los ex estudiantes recuerdan que "la policía no entró a la universidad, tampoco estaba en el momento de los tiros, apareció después para disolver y reprimir. Nosotros cortamos el tránsito. Fue un caos".

"Fue un caso muy importante -dicen-, porque es el único en el que murió un estudiante en un claustro universitario".

Los conmocionados compañeros de Silvia se desplazaron hasta la Clínica Central -Independencia y 3 de Febrero- a donde habían llevado a la joven. "Pero ya estaba muerta, porque la mataron con una bala de punta hueca, que una vez que impacta se abre y destroza todo lo que encuentra a su paso".

Durante aquella espontánea manifestación fue atacada la firma "Piantoni Hnos". Ocurre que uno de los descendientes de esa conocida familia -el abogado Ernesto Piantoni- era el lider de la CNU en Mar del Plata, aunque no intervino en la materialización del hecho.

La facultad se cerró hasta julio del año siguiente y hubo manifestaciones toda la semana.

"Silvia era apolítica -recuerda Rafaldi-, participaba, era una versión de los indignados de la época en cuanto a los sistemas de estudios".

Ambos aseguran que ese episodio violento tuvo "mucho que ver con la militancia posterior (ambos participaron de la Juventud Peronista que respondía a Montoneros), es un hecho que te marca. Hubo 6 meses de movilizaciones, manifestaciones pacíficas, siempre reprimidas", sostuvieron.

Por el crimen de Silvia Filler hubo una veintena de procesados, incluyendo a Corres, pero todos recuperaron la libertad con la amnistía del presidente Héctor Cámpora en 1973. Juan Carlos "Bigote" Gómez, por su parte, logró mantenerse prófugo hasta que lo alcanzó el mismo beneficio.

Años después, San Martín y Rafaldi debieron exiliarse al producirse el golpe de Estado. El primero estuvo en España cinco años y el restante permaneció dos décadas en Brasil. Ahora, ambos están instalados nuevamente en la ciudad donde presenciaron aquel crimen que quedó grabado en sus vidas y en el de toda la comunidad marplatense.