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Arte y Espectáculos 26 de mayo de 2018

Proyecto Sade, una propuesta sobre la libertad sin límites

Hombres que interpretan a mujeres, la posibilidad de pensar sobre los alcances del deseo y la libertad con la que escribió Sade aparecen en esta original puesta.

Una de escena de la obra en la que los actores interpretan personajes femeninos.

El legendario texto que escribió el Marqués de Sade en 1795, “La filosofía en el tocador“, inspiró al director de teatro Alejandro Ullúa para realizar una original y transgresora puesta en escena, en la que sobrevuela el espíritu libre del célebre escritor que pasó tantos años de su vida encerrado en hospicios.

Con “Proyecto Sade“, obra definida como una comedia erótica, llega a Mar del Plata. Y a las 21.30 de hoy se la podrá ver en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium. Un elenco formado por Ezequiel Rodríguez, Santiago Magariños, Hervé Segata, Manuel Melgar y Francisco Tortorelli cuentan la historia que imaginó Ullúa.

“Dos libertinos, uno de ellos alter ego de Sade, la otra una dama francesa, reciben a una pupila a quien ella ha conocido en un retiro. La van a iniciar en las prácticas sexuales. También ayudan el hermano de madame y un criado. Entre todos van a colaborar para la educación sexual de la chica, pero esas prácticas se dejan de lado y lo que aparece es una instrucción para la vida -explicó el director-. La paradoja es que la chica va más allá de lo que le enseñan los docentes”.

Estrenada el año pasado en Capital Federal, la pieza llevó a que varios espectadores se levantaran de sus butacas y abandonaran la función. Sin embargo, ese detalle no amedrenta a Ullúa. “Cuando terminé Letras en la UBA hice una primera adaptación de este texto pero no me animé a plasmarlo, porque era muy revulsivo lo que proponía.

Diecinueve años después me sentí con la ganas de llevarlo adelante, el contexto había cambiado, yo era otro”, señaló a LA CAPITAL. Y contó que, además la originalidad de la pieza está en el hecho de que son hombres los que interpretan a mujeres.

A su vez, dijo que lo tentador del texto fue “pensar lo que Sade pensó hace tantos siglos atrás, que la sexualidad humana y el deseo son inabarcables”. En ese sentido, indicó que el deseo va desde comer una cereza, tener sexo con alguien en particular o matar, “hasta ese punto”.

“Eso es lo revolucionario del texto, esa invitación a una libertad sin límites, que produce vértigo y está el tono Sade, con una risa que cabalga sobre el escalofrío”.