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Regresa Agarrate Catalina con su “reflexión filosófica a escala peatón”

"El efecto humorístico, cuando se da, es como una lucecita que se prende", señaló Tabaré Cardozo, integrante de la murga uruguaya que se presentará este sábado en Colón con un compilado de lo mejor de sus últimos shows.

Arte y Espectáculos 12 de mayo de 2025

 

Por Paola Galano

 
Para el músico, letrista y murguista uruguayo Tabaré Cardozo, la música de su país tiene éxito en la Argentina porque “es lo suficientemente diferente como para que interese y lo suficientemente parecida como para que no resulte extraña”, dijo en una entrevista con LA CAPITAL.

Junto a la murga Agarrate Catalina, Cardozo llegará a Mar del Plata el sábado próximo para representar en el escenario del Teatro Colón el espectáculo “La involución de las especies”.

“El espectáculo que armamos es un resumen de los últimos tres que gestó la murga”, agregó. “Para cada concurso, para cada carnaval, hacemos un repertorio nuevo. Estamos haciendo un recopilado con los ejes temáticos que coinciden. Nos dimos cuenta que en esos últimos tres espectáculos teníamos como un factor común en alguno de los bloques y los reagrupamos”, mencionó el artista, quien también desarrolló su carrera como músico solista.

-¿Qué eje común encontraron?

-Hay una temática común en general, hay una mirada humanista, humanística, social, una reflexión filosófica, muy a escala peatón y con aspiraciones humorísticas. Eso es en general cualquiera de los espectáculos que vos veas de La Catalina. Particularmente en este compendio que nosotros armamos hay una cosa ahí que tiene que ver con las ideologías, con la realidad de grieta que estamos viviendo en las sociedades modernas, que tiene que ver con repensarse en el lugar dogmático o en el lugar ideológico estanco en el que uno se sitúa. Reírse un poco de eso y a su vez también reflexionar al respecto. Tampoco buceamos en aguas demasiado profundas, en el sentido de que no tenemos el conocimiento académico como para meternos a hacer un ensayo sobre la sociedad, pero sí tenemos la mirada caricaturista del humorista de barrio que es el murguista.

 


“Repensarse en el lugar dogmático o en el lugar ideológico estanco en el que uno se sitúa. Reírse un poco de eso” 

 


 

-¿En Uruguay también hay grieta?

-Sí, por supuesto. Es una cuestión mundial, por lo menos en los países donde nos ha tocado estar y sin necesidad de estar también. Personalmente no tengo redes, pero igual te llega la información. Todo está todo polarizado y como el diálogo es casi imposible, nadie quiere escuchar, todo el mundo es emisor y nadie es receptor. Hay una canción de Fito Páez que dice “en estos tiempos donde nadie escucha a nadie”. Estamos inmersos en esa lógica de emitir y no escuchar. Me parece que en el arte a veces podemos caer en eso, esas trampas del ego, de lo que sería como ese retablo donde uno se para y dice su verdad sin escuchar. Es todo como un gran “speech corner”, como en las Islas Británicas, que está ese lugar donde uno se puede parar y decir lo que uno quiere en una esquina, si se sube arriba de ese retablito puede decir cualquier cosa.

-Hablaste de la escala peatón, ¿esa escala se potencia con el humor?

-Es como andar a pie por la tierra filosófica, a pata. Si lo tomamos como medio, el humor sirve a la crítica. Pero también se puede tomar al humor como un objetivo en sí mismo. Durante mucho tiempo, el humor por el humor en sí mismo, exento de contenido o de bajada de línea dentro del mundo de las murgas estaba un poco mal visto, como si fuera evasión o distracción. Pero en realidad el efecto humorístico, cuando se da, es como una lucecita que se prende. Me imagino que si hubiera un escaneo del cerebro, ahí pasan cosas, ahí ocurren acontecimientos.

 


“Durante mucho tiempo, el humor por el humor en sí mismo, exento de contenido o de bajada de línea dentro del mundo de las murgas estaba un poco mal visto”

 


 

-¿Sinapsis?

-Ahí va, exacto, la sinapsis entre las neuronas, la conexión. Y no deja de ser algo, supongo yo, eléctrico, químico. Me imagino como un bosque oscuro que de repente empieza a ser habitado por luciernas, por ejemplo, ¿no? Se empiezan a prender. Y el humor yo creo que prende todas las lucecitas de ese arbolito de navidad. Es como un modo muy inteligente, es como un modo muy inocente de la inteligencia. Yo estoy hablando como si fuera alguien que sabe y yo no sé nada, simplemente estoy tirando frutazos.

-Después de tantos años en la murga, ¿no sabés?

-Obviamente que hace muchos años que estamos trabajando con el humor, tenemos espíritu crítico, tenemos capacidad de observación, porque aparte básicamente de eso se trata, de la observación del ojo del caricaturista. Pero no tengo las herramientas teóricas como para hacer una fundamentación al respecto. Me gusta abrir el paraguas, aclararlo, porque a veces uno hablando parece como muy seguro de lo que dice y capaz está diciendo un disparate teóricamente hablando.

-¿Por qué somos en Argentina tan fans de los espectáculos uruguayos, sobre todo de la música?

-Me siento muy orgulloso de mis colegas. Hay buena música acá en este país y hay gente que se toma muy en serio esto, como un trabajo, como una profesión, incluso muchas veces cuando no lo sea. Hay gente que está tocando de forma amateur, pero que se toma el trabajo muy en serio. Pasa con las bandas de rock, con los cantautores y las cantautoras. Yo creo que el éxito de la música uruguaya en Argentina se debe, primero, a la generosidad del pueblo argentino, que siempre nos abrió las puertas, históricamente, porque esto no es de ahora. Y segundo, la música uruguaya es lo suficientemente diferente como para que interese y lo suficientemente parecida como para que no resulte extraña. Es como un combo. Lo mismo pasa al revés. Nosotros acá nos nutrimos mucho de la música argentina.