Vicente “Cholo” Ciano tenía 88 años y nunca perdió el barrio, la calle, la alegría. Hasta hace poco, como desde principios de la década del ’60, seguía haciendo lo que más amaba: periodismo. Lo hacía junto a su inseparable grabador de cassette en la mano, caminando por el centro, siempre dispuesto a saludar con una sonrisa, con su voz inconfundible y una humildad que desbordaba cada palabra.

La trayectoria de “Cholo” Ciano, declarado “Ciudadano Ejemplar” de General Pueyrredon en 2010, es una parte neurálgica de la historia del periodismo marplatense.

Su vida estuvo entrelazada con el crecimiento de los medios locales, y su trabajo dejó una huella imborrable principalmente en la televisión, la radio y también en la gráfica.

Vicente Luis Victorio Ciano, a quienes todos afectuosamente le llamaban “Cholo”, nació en Tandil el 28 de diciembre de 1936. Hijo de José y Josefa Conforte,era el menor de diez hermanos. A los cuatro años se radicó con su familia en Mar del Plata, donde viviría el resto de su vida.

Su infancia no fue fácil. Mientras cursaba la primaria, trabajaba como lustrabotas en la esquina de Juan B. Justo y Tucumán. También fue canillita, peón de albañil, empleado de una escribanía. Fabricaba costureros con caracoles que vendía como souvenirs. Desde joven mostró un espíritu inquieto, creativo y trabajador.

Su vocación por la comunicación surgió a temprana edad. Con un megáfono en mano animaba bailes en el club Florida, hasta que una vez terminó en la comisaría por “ruidos molestos”. Esa alegría, atada a la perseverancia y la picardía, lo acompañó toda su vida.

“La vocación no se reemplaza con nada”, aseguró años atrás, aún en actividad, en una entrevista al Diario LA CAPITAL.

En 1961, luego de cumplir el servicio militar en la VI Brigada Aérea de Tandil, comenzó su carrera periodística en Canal 8 de Mar del Plata, de la mano de Leftalá Abraham.

Primero cubría deportes, y cuando Mario Trucco se trasladó a Buenos Aires, Ciano tomó su lugar. Empezó cubriendo fútbol, pero no demoró en abarcar otras disciplinas y, con el tiempo, se convirtió en el conductor del noticiero central, “Teleocho Informa”.

Durante 37 años fue una de las caras más familiares de la televisión local. Su imagen serena y su voz afónica eran sinónimo de credibilidad y cercanía. Lo despidieron del canal en 1999, pero nunca dejó de ejercer.

Trabajó en La Capital Cable y volvió a Canal 8 en 2009 con el programa de entrevistas “Tema Central”, donde cada jueves por la noche volvía a conectar con su audiencia.

Vicente “Cholo” Ciano en “Tema Central”.

En la radio y el papel

Además de la televisión, Ciano fue una de las voces que hicieron historia en LU6 Radio Atlántica. Allí condujo programas como “Radio Deportes” y “Ovación”, junto a grandes colegas como  Juan Carlos Morales, Jorge Rocco, Blanca Navarte, Luis Carlos Secuelo, Fernando Bravo, Alfredo Marques, Walter Saavedra y Julio Macías, entre otros.

Vicente “Cholo” Ciano, Ricardo Pérez Bastida y María delia Sebastiani, juntos en LU6, en 2012.

También escribió en el diario El Atlántico, donde escribía la columna “Pulso Deportivo” y también fue parte del legendario Suplemento Rosa de ese matutino. Fue enviado especial a eventos deportivos internacionales, como mundiales de fútbol y combates de boxeo.

Con su grabador a cassette –que usó hasta los últimos años– entrevistó a figuras del deporte, la política y el espectáculo.

El “Cholo” junto a su hijo, Ariel Ciano, y el director de LA CAPITAL, Florencio Aldrey.

Más allá de la noticia

Aunque fue testigo de momentos históricos, para el “Cholo” lo más importante no era lo trascendente sino lo humano. “Me conmueve poder ayudar a la gente. Nosotros, los periodistas, con muy poco podemos hacer mucho”, decía.

Su ética, su empatía y su sentido del deber social lo diferenciaban.

Aun en tiempos de inmediatez digital, Ciano defendía la necesidad de leer, analizar y comparar. “Ahora se prioriza lo que recién llega, no se chequea, no se piensa. Así no se sabe si eso es lo más importante. Las nuevas tecnologías son herramientas, pero no son todo”, advertía hace pocos años atrás.

Valoraba además muy fuertemente la democracia y hasta en la última elección fue a emitir su voto:  “Si repasás estos 40 años de democracia, y los que pudimos ver años anteriores, te das cuenta de qué forma tenemos que valorar esta manera de vivir, porque vivir en democracia es una forma de vivir, de sentirse libre, pero no con libertinaje, sino con respeto a los demás”, sostuvo.

Vicente “Cholo” Ciano, junto a su hijo Ariel antes de votar (2023).

Reconocimientos y afecto popular

A lo largo de su carrera, Cholo recibió múltiples distinciones. El Concejo Deliberante le otorgó en 1999 la distinción al Mérito Ciudadano en reconocimiento a “su calidad humana, su hombría de bien y su destacada trayectoria en los medios de comunicación social”.

En 2010, el Concejo Deliberante lo declaró  “Ciudadano Ejemplar” por “sus valores humanos y conducta de vida que resultan inspiradoras y ejemplificadoras para nuestra comunidad”.

Además, el Senado bonaerense le entregó el premio “Expresarte” por su aporte a la libertad de expresión.

El Círculo de Periodistas Deportivos le dio el Lobo de Mar en 1993 y en 2005 recibió el premio Don Manuel Álvarez Argüelles a la trayectoria periodística del Hotel Costa Galana.

En 2019, Ciano fue premiado por la Universidad Nacional de Mar del Plata en el rubro Comunicación. En 2023, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) también lo reconoció.

En 2024, en el marco del 150° aniversario de Mar del Plata, el “Cholo” Ciano aportó su voz para la obra de teatro “Guardianes de la Bristol”, que rinde homenaje a la identidad marplatense, de la cual forma parte.

Pero más allá de los galardones, las menciones y demás premios, el reconocimiento más sincero fue el de la gente. La admiración y el respeto de los marplatenses lo acompañaron hasta sus últimos días.

Lo reconocían y saludaban por la calle, le pedían una anécdota o simplemente le decían “gracias”. Y él, con la humildad de siempre, respondía con afecto.

El “Cholo” siempre estaba, al menos cuando su salud se lo permitía. En general, adonde iba, lo homenajeaban y le transmitían cariño, admiración y respeto.

A su esposa Isabel, su hijo Ariel, sus nietos y a toda su familia, los rodea el abrazo de una ciudad entera que hoy lo despide con gratitud y dolor.

Se va el periodista. Queda el legado. Queda el ejemplo. Queda el Cholo. El amigo de todos.