El investigador paranormal Dan Rivera falleció mientras estaba de gira con “Annabelle“, la muñeca protagonista de múltiples películas de terror.

El hombre de 54 años era miembro de la Sociedad de Nueva Inglaterra para la Investigación Psíquica y actualmente participaba en la gira Devils on the Run, que recorre diversas localidades exhibiendo objetos y relatos emblemáticos de la historia de Ed y Lorraine Warren, el matrimonio de investigadores que inspiró la saga “El Conjuro“.

“Dan estaba haciendo lo que amaba: conectar con la gente a través de historias paranormales y mantener vivas las leyendas”, comunicó la organización.

Según informó el medio The Evening Sun, Rivera estaba en Gettysburg, Pensilvania, cuando fue hallado sin vida en su habitación de hotel. Los servicios de emergencia aplicaron maniobras de reanimación pulmonar en el lugar pero no pudieron salvarlo.

La investigación indicó que el deceso se produjo en circunstancias no relacionadas con ninguna actividad criminal. El forense confirmó que la causa de muerte no ha sido determinada y que los resultados de la autopsia estarán disponibles en un plazo estimado de 60 a 90 días.

Rivera se había convertido en una figura popular en redes sociales, donde compartía sus experiencias, hallazgos e investigaciones sobre lugares y objetos embrujados.

Entre los objetos más destacados de la colección de Devils on the Run se encuentra la muñeca Annabelle, señalada en testimonios y relatos de la organización como “demoníacamente poseída”.

Annabelle es una muñeca de trapo tipo Raggedy Ann que, según los archivos de los Warren, fue adquirida en una tienda de segunda mano por una joven enfermera en 1970. Poco después de llevarla a su departamento, empezaron a ocurrir hechos extraños: la muñeca cambiaba de posición sola, aparecían notas escritas con letra infantil y se escuchaban ruidos inexplicables.

Lorraine y Ed Warren junto a Anabelle.

La dueña y su compañera de cuarto consultaron a un médium, quien les dijo que el espíritu de una niña llamada Annabelle Higgins habitaba el muñeco y buscaba consuelo. Conmovidas, le dieron permiso para quedarse.

Sin embargo, la actividad se intensificó y se volvió más agresiva. Cuando un amigo de las chicas desafió a la muñeca, fue atacado por una fuerza invisible que lo dejó con heridas físicas. Alarmadas, las jóvenes recurrieron a los Warren, quienes concluyeron que no era el espíritu de una niña, sino una entidad demoníaca que usaba a Annabelle como medio para intentar poseer a alguien.

La muñeca fue retirada por los investigadores y trasladada a su Museo del Ocultismo en Connecticut, donde hasta ahora permanecía encerrada en una vitrina bendecida, con un cartel que advierte: “No abrir bajo ninguna circunstancia”.