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Opinión 31 de julio de 2025

Cuidar a nuestras PyMes

Por Gustavo Pulti

Hace poco vimos un caso que expone las consecuencias de la política económica que se lleva adelante desde el Gobierno Nacional. Se trata de la reducción en un 20 por ciento de la producción de Textilana, que responde a las dificultades que experimenta la empresa para darle salida a sus stocks, y significó la expulsión de 150 personas de sus puestos de trabajo.

No es un episodio aislado. Desde principios del año anterior, varias empresas se encuentran forzadas a disminuir su actividad por la falta de demanda, lo que trajo aparejado suspensiones de personal o pérdidas de empleo.

Un relevamiento de Industriales PyMEs Argentinos constató que para enero de 2025 funcionaban 11.911 empresas menos que en el mismo mes de 2024. Se presume que esta situación se fue agravando durante los últimos meses. En Mar del Plata lo palpamos en la calle con la caída del turismo y los comercios afectados por la disminución de sus ventas.

La contracción de la actividad tiene su causa en la caída del consumo por la pérdida de capacidad adquisitiva que afecta no solo a quienes viven de un salario o de una jubilación sino también a amplios sectores de la clase media, como es el caso de los profesionales. También influye la apertura de las importaciones estimuladas por la disminución de aranceles y regulaciones de control, pero fundamentalmente por el subsidio que significa el dólar barato. Esa es la causa de que el turismo se dirija masivamente al exterior, poniendo a su vez en crisis a una de las industrias emblemáticas de nuestra ciudad.

En síntesis, se trata de un círculo vicioso que pone en jaque a nuestras PyMes industriales y turísticas: caída del consumo, aumento de los costos, competencia de la importación subsidiada y, aunque parezca mentira, el estímulo a que los argentinos hagan turismo en el exterior.

En cuanto a la importación de productos subsidiados es una realidad que preocupa especialmente a los empresarios que, en muchos casos, para subsistir se transforman de productores a importadores. En un estudio reciente del Observatorio PyME, se da cuenta de la magnitud que alcanza el alza importadora. El 40 por ciento de las PyME industriales se ve amenazada por las importaciones, y el 23 por ciento manifestó haber perdido participación en el mercado interno, mayormente ante productos procedentes de China y Brasil.

En la producción textil, el porcentaje de PyME amenazadas asciende al 66,6%. De acuerdo a la fundación Protejer, entre los primeros cuatrimestres de 2024 y 2025, las toneladas importadas de productos textiles crecieron en un 97 por ciento. El sector funciona con un 40 por ciento de su capacidad instalada, cuando para 2023 operaba en torno al 50 por ciento, y la producción es 14,4 puntos más baja que en ese año. Donde hay aumentos de ventas, estás se realizan a precios de liquidación que no cubren los costos, o son de productos importados.

En consecuencia, cerraron 68 PyMEs del sector a lo largo del año, según la Asociación Obrera Textil de la República Argentina, con los despidos rozando las 4.000 personas y con 900 suspensiones.

Para Mar del Plata, al igual que sucede con otros sectores, la industria textil tiene una importancia central. Como ocurrió en las otras crisis provocadas por la adopción de políticas económicas similares, la situación nacional tiene consecuencias directas sobre la ciudad.

Es verdad que las autoridades locales poco pueden hacer para revertir los efectos de esta política económica, pero dicho esto, sí tienen la responsabilidad de alertar al gobierno nacional de las consecuencias que se están produciendo y asumir una decidida posición de defensa de nuestros empresarios y trabajadores.

Todos, más allá de las disputas electorales, deberíamos estar unidos en la preservación del tejido productivo marplatenses y, muy especialmente, en el cuidado de nuestras PyMes. El gobernador Kicillof lo viene planteando sin eufemismos: hay que defender la producción y el trabajo de los bonaerenses. Un principio rector que, más allá de las diferencias ideológicas o políticas, todos deberíamos adoptar.

En esto se juega nuestro futuro. Todos sabemos que es más fácil destruir que construir, por esa razón hay que cuidar a nuestras PyMes, preservar las fuentes de trabajo y recuperar el consumo. Porque de lo contrario tampoco es sostenible la estabilidad en una economía que deteriora su base productiva.

Para las familias marplatenses, significa la exposición a una situación de incertidumbre con respecto a sus ingresos que lleva a la postergación de sus aspiraciones. Para los empresarios, la crisis los lleva a perder su capital y la posición conquistada en el mercado, sin tener la seguridad de sobreponerse a ella.