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La Ciudad 1 de agosto de 2025

Bonano: “La vamos a pelear hasta abajo de la cama porque nos gusta competir”

Desde un taller familiar con dos empleados hasta liderar la principal empresa del país en transporte térmico, empresario del sector metalúrgico marplatense, ante la actual coyuntura económica, no tiene dudas: "Nos gusta competir". Las decisiones, las crisis, el peso de la herencia y la pelea por seguir produciendo.

“Pastillas para la presión”, la receta de Daniel Bonano para sobrevivir como industrial en la Argentina.

“Lo resumo muy fácil: tengo que tomar pastillas para la presión”. Con esa frase directa, casi sin dramatismo, Daniel Bonano, titular de la metalúrgica Bonano, sintetiza lo que implica ser industrial en la Argentina. Carga, responsabilidad, decisiones que afectan a cientos de familias y una historia personal que arranca en la adversidad: su padre falleció en 1975, justo el día del Rodrigazo. Tenía apenas 17 años y, junto a su madre y hermanos, se hizo cargo de un pequeño taller de reparación hidráulica con dos empleados.

La ilusión de estudiar en la universidad o seguir jugando al básquet quedó rápidamente a un costado. La vida lo empujó al frente del taller. Mientras uno de sus hermanos pudo recibirse de ingeniero mecánico, él y el resto de la familia se volcaron de lleno al trabajo. La empresa, que en sus orígenes reparaba motoniveladoras y palas cargadoras, encontró su punto de inflexión a pocas cuadras del puerto marplatense: con el cambio en la logística pesquera, se dejó de transportar pescado a granel y comenzó a exigirse carrocerías térmicas. Bonano supo leer esa necesidad y se lanzó a fabricarlas.

“Ese fue el gran despegue”, reconoce en charla con “Mesa Chica”, el programa de streaming de Canal 8 y LA CAPITAL. El otro gran salto llegó una década después, con el reemplazo de la chapa por fibra de vidrio, nuevas técnicas de aislación y mejor terminación. Hoy, Bonano lidera el segmento de transporte frigorífico en el país, con una planta modelo y tecnología de punta. Pero nada ha sido fácil.

Desde los años 70 hasta hoy, la lista de cimbronazos es larga: hiperinflaciones, crisis financieras, volatilidad cambiaria, trabas a las importaciones, apertura indiscriminada. “Ser industrial en Argentina es muy difícil. Es lo único que sabemos hacer, pero dependemos totalmente de las decisiones de los gobiernos”, dice con firmeza.

En tiempos recientes, Bonano enfrentó un nuevo dilema: la apertura del mercado permitió importar insumos esenciales, pero también habilitó el ingreso de productos terminados, como los semirremolques brasileños, que compiten directamente con la producción nacional. “Nosotros también podemos traer un eje de China o una chapa de Finlandia, pero lo mismo hacen ellos. Y así llegan equipos enteros, listos para usarse. Eso, sumado a la caída del consumo, pone a toda la industria metalmecánica en una situación muy compleja”.

“Hay que estar preparados para los vaivenes”

Pese a todo, asegura que la empresa sigue siendo competitiva. “El producto importado vale el doble que el nuestro. Nosotros lo vamos a pelear hasta abajo de la cama. Nos gusta competir”. Esa actitud de pelea tiene raíces profundas: es la misma con la que enfrentaron la pérdida del padre y la transformación del taller en una pyme consolidada. Pero también tiene costos personales.

“La presión es muy grande. Hay que tomar decisiones todos los días y no te podés equivocar”, reconoce Bonano, que además dedica muchas horas a su otra pasión: el Club Quilmes de Mar del Plata. En el trato cotidiano, asegura que intenta ceder lugar a las nuevas generaciones, pero no siempre le resulta fácil. “Yo soy bravo, y cuando los chicos me contestan ya me molesta”, dice entre risas, aunque con tono serio.

A la hora de liderar, su fórmula es clara: escuchar a todos, incluso cuando la decisión final queda en manos de él y su hermano. Y cuando le preguntan qué consejo daría a alguien que quiere iniciar una pyme, no duda: “Que siga su instinto, pero con los pies sobre la tierra. Acá hoy tenés una tasa del 40 % y mañana del 80 %. Abrís el mercado y al día siguiente lo cerrás. Hay que estar preparados para los vaivenes”.

La empresa Bonano no solo logró mantenerse en pie durante medio siglo de sobresaltos. También se reinventó, creció y se consolidó en un rubro complejo. Y lo hizo con la misma receta con la que su titular enfrenta cada día de trabajo: paciencia, resiliencia, firmeza… y unas pastillas para la presión.