Anunciaron el secuestro de casi 800 motos en julio: el impacto en la seguridad
Desde el municipio, volvieron a destacar el número de motos secuestradas en los distintos operativos. Son casi 3.200 en el año. ¿Qué importancia tiene esto en la prevención del delito, en la seguridad vial y en la contaminación sonora?
Por Fernando del Rio
El indiscutible incremento del delito en Mar del Plata se manifiesta, día a día, más en las redes sociales, en las charlas informales o en las sobremesas que en las estadísticas oficiales. Sabido es que se trata de un tema sensible –mucho más en año electoral– y que a la falta de voluntad de las autoridades para sincerar esas cifras, se le debe agregar los números “negros”, es decir, todo el delito que no se denuncia.
Dentro de ese panorama brumoso, sobresalen algunos datos que corroboran lo que ya no es una sensación, sino una realidad: se reportan más robos en casas de familia, más en comercios, más del universo automotor (autos completos 185 en junio de 2025 contra 158 en junio de 2024), más violencia marginal, más doméstica, más abusos, más estafas informáticas y así en casi todas las categorías.
Fallas en los sistemas de prevención (fuerzas de seguridad), laxitud en los procesos punitivos (abuso de morigeraciones, libertades anticipadas y reincidencias), precariedad en la acción penitenciaria (debilidad infraestructural, escasa calidad reformatoria) y un deterioro del entramado social se combinan para que el delito muestre una dinámica en ascenso o, en el mejor de los casos, no la muestre en descenso.
Se ha dicho en numerosas ocasiones que atribuir responsabilidades totales sobre la inseguridad o el delito a los gobiernos municipales es una mirada más cercana al error que al acierto. Su alcance sobre la toma de decisiones es acotado, porque no tienen incidencia en las fuerzas de seguridad, ni en los sistemas de justicia. Pero sí pueden aportar acciones de control del espacio público destinadas a disuadir la génesis de un potencial hecho delictivo.
En esta lógica se encuentran los operativos vehiculares orientados especialmente a las motocicletas. Como sucede a final de cada mes, la Municipalidad comunica la cantidad de secuestros, lo que en otras palabras serían las motos que salen de circulación. Por estas horas se informó que 758 motos cayeron en desgracia en julio, a razón de 25 por día, aproximadamente.
En junio habían sido 530; en mayo, 270, y en los primeros cuatro meses del año, 1.634 motos por distintas infracciones a la Ley de Tránsito, incluyendo falta de documentación, maniobras peligrosas y uso indebido de los vehículos.
Todo esto significa que 3.190 motovehículos fueron retirados de la calle por la Secretaría de Seguridad, a través de Tránsito y el Cuerpo de Patrulla Municipal (CPM), y en conjunto con la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
No se informa qué cantidad de esas motos fueron devueltas a sus usuarios por tratarse de faltas reversibles aunque el porcentaje ronda en un 25 por ciento. Una de cada cuatro motos secuestradas se retiran días después.
En un contexto en el que recientes análisis aseguran que Mar del Plata cuenta con más de 200.000 motocicletas,
¿qué impacto tiene estos secuestros en términos reales de política de seguridad? La seguridad ciudadana incluye no solo los delitos más comunes y conocidos, sino también los siniestros viales, con lo cual sacar de la calle motos que no están en condiciones de circular ya es una buena acción. La narrativa municipal de los últimos meses abordó principalmente el tema de la contaminación sonora, que también es importante. Pero siguió sin enfocarse en la bitripulación.
El delito que se vincula de manera directa con las motos es el de los “motochorros”. Esa todavía es una cuenta pendiente que, aparentemente, las autoridades municipales no saldarán mientras no existan leyes que repriman o regulen eso. “No vamos a modificar por el momento cuestiones de circulación en ese sentido”, dijo una fuente municipal semanas atrás.
Por último, no es lo mismo un motociclista infractor que va a su “laburo” que un delincuente en moto. Ni es necesario aclararlo, más allá de que algunos relatos por ahí lo intenten sostener. Por eso mismo es crucial la estrategia a la hora de diseñar los controles para que celebrar secuestros de motos a granel no sustituya la idea de fondo que es la de contribuir con la represión del delito en su estado embrionario.
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