Por Ramiro Melucci

La elección del 7 de septiembre tiene para Mar del Plata una particularidad que otras legislativas no tuvieron: no solo generarán, como todo comicio de medio término, un cambio en el Concejo Deliberante. Implicarán también una reconfiguración en el esquema de gobierno municipal.

Mientras la dirigencia política local procura darle pelea a la apatía de la calle, especula sobre cuántas bancas puede sumar cada espacio político y susurra encuestas, por lo bajo van asomando los contornos de la nueva administración comunal.

La decisión del intendente Guillermo Montenegro de no presentarse en forma testimonial como primer candidato a senador provincial por la quinta sección electoral lo ubicará fuera del municipio a partir del 10 de diciembre. En tres meses y medio habrá nacido otro experimento de gobierno local. Como reconoció el senador radical Maximiliano Abad, el modelo de los últimos seis años, un cogobierno del PRO, la UCR y otros socios menores, fenecerá ese día.

Hay razones objetivas para suponer que el proceso no estará exento de dificultades. La situación económica del país, las estrecheces de la Provincia y su repercusión en las arcas municipales podrían encender luces de alerta. No es menor el dato de que la reapertura de la paritaria con el Sindicato de Trabajadores Municipales esté prevista para el 17 de noviembre. En pleno período de transición.

Montenegro les presentó batalla a los municipales en 2024 y se garantizó un año electoral despejado de conflictos salariales. Firmó el acuerdo con anticipación: en diciembre del año pasado. Incluyó una serie de aumentos en los primeros meses, la recomposición según la inflación a partir de abril y la aplicación, desde este mes, de un 50% adicional.

La elaboración del presupuesto municipal es un elemento que ameritará la atención de las autoridades salientes y las entrantes. Y hay fechas del calendario que no pueden pasarse por alto en otros asuntos claves: la prórroga del contrato con las empresas de transporte público vence en diciembre; la del servicio de recolección de residuos, en enero.

Otro asterisco aparece en la política de seguridad y la relación que mantendrá el intendente interino, Agustín Neme, con el gobierno de Axel Kicillof.

Hay razones objetivas para suponer que el proceso no estará exento de dificultades. La situación económica del país, las estrecheces de la Provincia y su repercusión en las arcas municipales podrían encender luces de alerta.

En el equipo del hoy concejal creen que se viene un cambio generacional que buscará profundizar el proceso de “eficientización del Estado”. Esbozan un achicamiento de la estructura municipal, con fusión de áreas. Imaginan, por caso, que Salud podría convivir con Desarrollo Social y el Ente de Deportes incorporarse al de Turismo y Cultura. Como en la gestión de Montenegro, “todo lo que se pueda tercerizar se tercerizará”.

La limpieza de la ciudad, la puesta en valor de los espacios públicos y un plan de pavimentos con los fondos de la tasa vial también surgen como prioridades en el bosquejo de gestión.

Por el momento, nadie insinúa los nombres del futuro gabinete. Abad dio a entender que los radicales dejarán de estar porque habrá finalizado “el contrato” político con Montenegro, pero las definiciones centrales se tomarán con los resultados del 7 de septiembre en la mano. No da lo mismo que La Libertad Avanza y el PRO logren la mayoría propia en el Concejo a que necesiten aliados radicales para aprobar los proyectos oficiales. Al punto de que nadie descarta hoy que algún radical pueda permanecer en su sitio. O que alguno pueda incorporarse cuando los demás se hayan ido.

Una negociación que podría reabrirse en función de las necesidades de la próxima administración es la de los jueces de faltas. Hay dos juzgados vacantes desde fines de 2017 y uno por crearse. Es decir, tres cargos preciados a cubrir con nombres que sean aceptados por la mayoría del Concejo.

Será interesante ver el rol del partido del Presidente en el nuevo tablero que se abre. Antes del cierre de listas, el titular de La Libertad Avanza en la provincia, Sebastián Pareja, fue el primero en poner la mira en el futuro: “Tenemos que empezar a armar ese caminito que nos permita pensar que en Mar del Plata vamos a volver a ganar o a continuar el legado de Montenegro. Imaginamos dos años dando una mano en las necesidades que tenga General Pueyrredon”.

La traducción de ese mensaje es que “una mano” no es un cogobierno, al estilo del de Montenegro y Abad. La Libertad Avanza aspira a sumar algunos nombres al gabinete de Neme, pero no la cantidad que el radicalismo tiene en la actual gestión. Anhela, sin embargo, presidir el Concejo.

La cuenta que hace es que en ese recinto tendrá un bloque de cinco bancas: las dos que ya tiene y otras tres que sumará en las elecciones. Las suficientes para erigirse en el principal socio legislativo del PRO. Allí sí el esquema podría tener claros puntos de contacto con el que construyeron la UCR y el PRO.

Alejandro Carrancio firmó como séptimo candidato a diputado nacional de La Libertad Avanza.

La definición de la lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires ofrece otro indicio. Alejandro Carrancio, referente de LLA en Mar del Plata y la región y ladero de Pareja en el armado bonaerense, obtuvo el séptimo lugar. La posición lo ubica en el Congreso Nacional a partir de diciembre y es también una muestra de respaldo de la gran decisora libertaria, Karina Milei. Ya había habido otra muestra de confianza en el cierre de nombres para la Legislatura bonaerense: la inclusión de Cecilia Martínez, que responde a él, en el segundo lugar de la nómina de senadores por la quinta sección.

Se trazan en esas determinaciones las primeras líneas de puntos hacia 2027. Con Montenegro en otra liga (acaso en un cargo del gabinete nacional), los libertarios intentarán cumplir el sueño de pintar de violeta Mar del Plata. Por decantación, Carrancio emerge como potencial candidato a intendente. Pero la suerte que corra aquí y en otros lugares el partido de Javier Milei dependerá en gran medida del curso de su gestión. Y ya quedó claro la semana pasada, con el escándalo de los audios de Diego Spagnuolo, que todo lo que un día resplandece puede oscurecerse al siguiente. O viceversa.