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Policiales 30 de agosto de 2025

Denuncian que en una casona “embrujada” preparaban rituales de sacrificio

Un hombre denunció que vio ingresar a la Villa Titito, en 3 de Febrero y Santiago del Estero, personas en túnicas blancas con cinco corderos vivos. El lugar, que está deshabitado, y es recurrentemente utilizado por creyentes de diferentes cultos relacionados al Umbanda.

La Villa Titito es una imponente casona ubicada en el corazón del barrio La Perla, en 3 de Febrero y Santiago del Estero, que fue construida en 1888 sobre los restos del primer cementerio de Mar del Plata. Sobrevoló desde siempre el mito de “mansión embrujada”, lo que atrajo a curiosos y a practicantes de diferentes cultos que creen en la conexión del lugar con un plano espiritual.

Se disparan conjeturas inmediatas al ver restos de un ritual, como pochoclos, ofrendas o partes de un animal. O al ver personas con túnicas blancas que llevan corderos vivos. Hay ideas preestablecidas que el inconsciente colectivo suele atribuir a la magia negra, al Umbanda, al Candomblé, a la Quimbanda o a alguna otra creencia de la que poco y nada se sabe.

El viernes a la tarde todo eso llevó a que un hombre llamara al 911 para denunciar algo que no podía explicar desde su creencia o código moral.

Eran las 17 y, desde la ventana de un café, el hombre vio cómo unas camionetas ingresaban a la deshabitada Villa Titito. De los vehículos descendieron mujeres y hombres vestidos con túnicas blancas, como trajes de algún tipo de ceremonia, que imaginó ligada a cultos afrobrasileños.

Sin embargo, luego vio llegar otra camioneta, de la que unos hombres bajaron cinco corderos vivos y atados. Allí sospechó que estaba ante la preparación de un ritual de magia negra en el que sacrificarían a los animales, por lo que llamó al 911.

Hipnotizado por la escena y sin querer perder detalle hasta que llegara la policía, el hombre observó cómo las mujeres llevaban canastas con hojas de diferentes plantas y los animales eran conducidos hacia algún sector de la propiedad. Pero la policía nunca llegó. En su lugar apareció una mujer, con celular en mano, que se lo pasó a uno de los hombres. Tras intercambiar unas palabras, decidieron volver a cargar a los animales y “huir” del lugar.

No hubo ritual. No hubo sacrificio. No hubo conexión con lo espiritual o lo sagrado. Pero algo estuvo a punto de suceder, y el hombre que llamó al 911 hasta internamente se arrepintió de haber denunciado, de haber perdido la oportunidad de ser testigo de algo nuevo que escapa a su creencia, a sus convicciones morales.


La casa sobre el cementerio

VILLA TITITO FOTO ROQUE MARTINEZ

Villa Titito no es solo un chalet pintoresquista de 1888 construido por el doctor Norberto Fresco, apodado Titito, y su esposa Delia Peralta Ramos. Bajo sus cimientos, en la Loma de Santa Cecilia, descansaron alguna vez los muertos enterrados en el primer cementerio de Mar del Plata. Tal vez por eso, entre sus paredes, dicen que habitan los ecos de espíritus que no se resignan al olvido.

El mito de Villa Titito da cuenta de voces que susurran en habitaciones vacías, copas que brindan solas en Año Nuevo y crujidos de madera que suenan como pasos invisibles. La bautizaron “La Casa de los Fantasmas” porque, según la leyenda, los difuntos trasladados siguieron celebrando allí una fiesta interminable.

En los ‘90 funcionó como pub, pero los intentos duraron poco: los rumores de apariciones, luces extrañas y temperaturas que cambiaban de golpe convencieron a más de un dueño de que aquella casa prefería seguir siendo un enigma.

Hoy la fachada parecería darle sustento al mito de casa embrujada: está deshabitada, las paredes perimetrales están pintadas y el patio, que tiene un aljibe en el centro, está descuidado. Existe un proyecto para levantar torres en el terreno, pero dejar la fachada de la casa original.


Entre sacrificios y rituales

VILLA TITITO 01

Si bien la Constitución Argentina garantiza a todos sus habitantes el ejercicio libre de su culto o religión, este tiene que respetar las normas legales vigentes, que prohíben el maltrato animal y el sacrificio no está autorizado para ninguna práctica o ceremonia.

La Villa Titito cuenta con seguridad y desde hace tiempo hay denuncias de personas que intentan entrar, que buscan hacer rituales dentro de sus paredes llenas de mito. “Hemos visto que venían con gallinas, grupos que se juntan acá, no sé si son umbandas, magia negra o magia buena”, expresó un vecino que prefirió no decir su nombre.

“Para comprender la complejidad del sacrificio, en cualquiera de sus formas, debemos considerar la existencia de lo sagrado, como punto de partida”, explicó el doctor en Antropología Social César Iván Bondar; quien está especializado en Antropología de la muerte, el morir y los muertos; religión, espiritismo y demonología; al ser consultado por LA CAPITAL ante el hallazgo de una cabra decapitada el año pasado en el barrio Villa Primera.

“Claramente el sacrificio, como acto sagrado, crea una realidad, establece un orden en el universo de los creyentes, un orden trascendente. En muchos casos, sin el sacrificio, no se puede formular el pedido, solicitar el perdón o agradecer lo recibido. De esta forma el mundo, el universo de lo sagrado, no estaría completo sin el sacrificio”, remarcó el especialista y agregó: “Debemos tener en claro que el sacrificio forma parte de la historia de la fe, de los estados pasionales de fe, de las relaciones complejas con el universo de lo sagrado”.

Sobre los sacrificios de animales, Bondar había explicado que para entenderlos hay que conocer el sistema de creencias, para poder identificar los roles atribuidos a cada animal, ya que los animales se utilizan como metáforas de actitudes, de moralidades. “El sacrificio del cordero, la cabra, el cabrito puede ser visto como parte de algunos ritos iniciáticos, bautismos o cambio de estado dentro de una comunidad moral”, dijo.IMG-20250829-WA0087

En cuanto a los prejuicios de estas prácticas religiosas, Bondar consideró que se suele asociar al Umbanda con “prácticas delictivas, impuras, indeseables, malignas”. “Los prejuicios operan sobre todo lo que no es plausible de ser oficializado, sobre los márgenes, las periferias, sobre lo catalogado como superstición; corren el mismo destino el Gaucho Gil, el San La Muerte, los maestros espiritistas, las curanderas, los sanadores; todos estos mundos y sus devotos/creyentes/custodios acarrean un estigma y pareciera que deben ser evitados, homogeneizados, filtrados, blanqueados, evangelizados. Los procesos de discriminación, xenofobia, racismo, intolerancia religiosa son aprendidos, transmitidos. Debemos actuar con extrema responsabilidad, tanto los científicos, como los medios de comunicación, para no recaer en la producción y reproducción de estereotipos que puedan conducir a situaciones de violencia o segregación religiosa”, concluyó el antropólogo especializado en la muerte, el morir y los muertos; religión, espiritismo y demonología.