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Salud 13 de septiembre de 2025

Vamping: cómo el uso nocturno de pantallas altera el sueño de adolescentes

El uso de teléfonos móviles, tablets y consolas antes de dormir reduce las horas de descanso y provoca insomnio precoz, fatiga y cambios en el estado de ánimo, alertan especialistas.

El ‘vamping‘ combina las palabras en inglés vampire (vampiro) y texting (envío de mensajes) y describe la práctica de usar dispositivos electrónicos antes de dormir. La luz de las pantallas retrasa la producción de melatonina, hormona necesaria para conciliar el sueño, y reduce las horas efectivas de descanso. Este hábito es común entre adolescentes y genera insomnio precoz.

Según la Dra. Ángela Milán, neuróloga de la Unidad del Sueño de la Clínica Universidad de Navarra (España), la luz de onda corta que emiten móviles, tablets y consolas indica al cerebro que todavía es de día. Esto inhibe la segregación de melatonina y retrasa el inicio del sueño. “Si usamos aparatos electrónicos con luz antes de dormir, dormimos menos horas y retrasamos el sueño. Es lo que llamamos insomnio tecnológico”, explica Milán, basándose en una investigación que analizó 625 estudios de sueño.

El impacto del ‘vamping’ en la salud no se limita al descanso. Entre los efectos más frecuentes se encuentran:

Alteraciones metabólicas y aumento de peso: la falta de sueño provoca cambios hormonales que elevan el apetito, especialmente por alimentos dulces o con grasas, mientras que la fatiga reduce la actividad física.

Estrés y fatiga mental: el descanso insuficiente genera sensación de cansancio y dificultad para desconectar de problemas diarios.

Cambios en el estado de ánimo: irritabilidad, ansiedad y alteraciones en la conducta son frecuentes.

Rendimiento cognitivo reducido: disminuye la concentración, se ralentizan procesos de aprendizaje y se dificultan tareas sencillas.

Fatiga visual y dolores físicos: el uso de pantallas en posturas inadecuadas provoca cansancio ocular, dolores musculares y cefaleas.

Los especialistas sugieren estrategias concretas para minimizar estos efectos y mejorar la calidad del sueño:

Mantener los dispositivos alejados de la mesa de luz.

Establecer rutinas y horarios sin tecnología, como lectura en papel, listas de tareas, juegos familiares o escucha de música relajante.

Dedicar al menos diez minutos en la cama a la relajación mental antes de dormir.

Apagar el wifi para evitar la tentación de revisar el móvil.

Implementar controles parentales para limitar el uso nocturno de dispositivos entre los menores.

Servir de ejemplo: los hábitos de los padres influyen directamente en los comportamientos de los hijos.

Más allá del bienestar diario, un sueño adecuado protege la salud física y mental, ya que previene hipertensión, accidentes cardiovasculares y alteraciones del estado de ánimo. Evitar el ‘vamping’ no solo mejora el descanso, sino que reduce riesgos a largo plazo y contribuye a un desarrollo más saludable en adolescentes.