Un matrimonio vivió un infierno en su casa de Mar de Cobo: cuatro delincuentes los sorprendieron en su dormitorio mientras dormían, los maniataron y durante más de una hora les exigieron dinero mientras los amenazaban de muerte. “Fue muy traumático. Solo nos queda agradecer que estamos vivos, que no nos pegaron“, expresaron las víctimas.

Andrea y su esposo se mudaron a Mar de Cobo en busca de la tranquilidad que puede ofrecer una casa frente al mar. “Es un lugar hermoso, pero también es vulnerable, desprotegido y olvidado. En segundos, el paraíso se convierte en pesadilla”, contó en redes sociales tras haber sido víctima de un violento robo.

El martes, cerca de las 3 de la madrugada, la luz de la habitación del matrimonio se encendió y al despertar vieron a cuatro hombres vestidos de negro, con los rostros cubiertos, que les dijeron lo que ya era obvio: “Esto es un robo”.

El esposo de Andrea, que es sordo, al ver la escena comenzó a gritar porque, al no poder leer los labios de los delincuentes, no sabía qué estaba ocurriendo.

—No le hagan nada, es sordo y no les entiende —dijo Andrea.

—Hacé que se calme o lo mato —respondió uno de los ladrones.

Andrea le puso las manos en la cara a su esposo para tranquilizarlo, un gesto instintivo entre dos personas que se conocen la piel, los olores y que son refugio en momentos difíciles. El hombre se calmó, momento que aprovecharon los delincuentes para colocarle precintos en las manos y pies. A la mujer, en cambio, “solo” le ataron las piernas, para que pudiera seguir calmando a su esposo.

—La plata o esto se va a poner feo. No vinimos a lastimar a nadie, queremos la plata que nos mandaron a buscar —dijo otro de los delincuentes.

La situación era desesperante para Andrea. Su esposo no podía entender nada de lo que decían ni percibir las amenazas. Ella debía mantener la calma para que los ladrones no reaccionaran con violencia.

Así, entre miedo y angustia, soportó 75 minutos que se hicieron eternos con cuatro delincuentes dentro de su casa. Revisaron cada cajón en busca de dinero que, según ella, no tenía. Finalmente, tomaron algunos relojes, el efectivo destinado a pagar cuentas al día siguiente, ropa y otros objetos de valor.

—No llames a la policía porque vamos a volver y los vamos a matar —dijo uno de los ladrones antes de abandonar la casa.

Pasó casi una semana, pero el miedo persiste en el cuerpo de las víctimas, que sienten que su casa fue vulnerada y que la seguridad es inexistente. Con el correr de los días, además, se enteraron de que hubo otros robos en la zona desde enero con el mismo modus operandi: una banda organizada, con inteligencia previa y experiencia.

“¿Dónde está la seguridad? ¿Dónde están las luces, las cámaras, la policía? ¿Por qué los que trabajamos, pagamos impuestos y elegimos este lugar como hogar tenemos que vivir con miedo?”, expresó Andrea. Y agregó: “No me voy a callar, porque vivir con miedo no puede ser algo que debamos aceptar”.

Andrea, como otros vecinos de Mar de Cobo, exige más seguridad y reclama una Policía “con recursos”.

“No salgan a ofrecer a Mar de Cobo como el paraíso para vacacionar. Porque no es un paraíso hoy, es un infierno”, concluyó la mujer.